Gonzalo Montoya saltó a la fama en el año 2013, cuando participó junto a su hermano gemelo Carlos en la decimocuarta edición de ' Gran Hermano '. Sin embargo, esa no fue la primera experiencia televisiva del sevillano. Un par de años antes de entrar en la casa de Guadalix de la Sierra, Montoya participó en ' Tienes 1 minuto', el dating show de Cuatro al que acudió a buscar el amor, sin mucho éxito.
Con una estética skater, gorra y un piercing en la boca, un jovencísimo Gonzalo de 19 años se presentó sobre la cinta del amor para intentar conquistar a alguna de las cuatro participantes del programa presentado por Luján Argüelles. Y aunque en 2011 Gonzalo no encontró pareja en la tele, sí lo hizo dos años más tarde a raíz de su participación en 'GH 14', donde conoció a Susana Molina, ganadora de la edición.
Gonzalo tenía un estilo más clásico en 'GH 14'
Tras salir de la casa y hacerse con el maletín, la murciana lo dejó todo y se trasladó a Sevilla con Gonzalo, dando inicio a un largo noviazgo en el que terminaron cayendo en una monotonía que decidieron romper presentándose a ' La isla de las tentaciones ', el programa de Cuatro y Telecinco en el que, junto a otras cuatro parejas, pusieron su relación a prueba para ver si estaban o no hechos el uno para el otro.
Además del paso del tiempo - los más seis años que han pasado desde su última incursión televisiva - Montoya reapareció en el programa grabado en República Dominicana con una imagen diferente, con más tatuajes que entonces, así como con el pelo algo más largo y rizado. Y, mientras que las otras parejas entraban con problemas de confianza entre ellos, Gonzalo y Susana lo hacían con el propósito de recuperar la ilusión del principio.
Una imagen más fresca y desenfadada
Sin embargo, lejos de lograrlo, la decepción se fue apoderando de Molina a medida que iba viendo un comportamiento y unos comentarios por parte de su pareja que le hicieron sentir "asco y vergüenza ajena", así como replantearse la relación. Y es que, a diferencia de lo sucedido con varios de sus compañeros, ni la infidelidad, ni Lewis, ni Katerina - sus respectivas tentaciones - fueron lo que puso en peligro la continuidad de su historia de amor, sino la propia actitud del sevillano.