'Yerbabuena', la finca que compartían Rocío Jurado y Ortega Cano, da nombre al episodio 12 de 'En el nombre de Rocío'. En él, entre otras cosas, Rocío Carrasco habla sobre uno de los últimos negocios de su madre en vida ya que este terreno acogía diferentes eventos aprovechando el gran interés de la gente de poder colarse en una de las casa de la artista. Tras su muerte, este negocio siguió funcionando, aunque esta vez en manos tanto de Ortega Cano como de Gloria Mohedano y José Antonio.
"El negocio de las bodas empieza antes de que mi madre enferme (...) Una vez que mi madre muere, con el pretexto de cuidar a los niños, ellos acuden a José, pero porque José tenía ese negocio en marcha", recuerda la hija de Rocío Jurado. Un negocio que seguía funcionando y facturando dinero gracias a su imagen: " Un negocio que se montaba en torno a la imagen de Rocío Jurado (...) las imágenes, los trajes, los objetos ".
"Un negocio que se montaba en torno a la imagen de Rocío Jurado"
Por ello, la familia mediática de Rocío Carrasco, tras la muerte de Rocío Jurado, cambia de parecer sobre Ortega Cano y la relación se estrecha, para poder seguir aprovechándose de este negocio: " Durante el matrimonio con mi madre, ellos están en contra de Ortega por muchas cosas, no piensan que fuera lo que su hermana o su cuñada se merecía", pero el dinero pareció haberlo cambiado todo: " A ella, personalmente a Gloria, no le convenía por motivos económicos. Si ese negocio no hubiese estado en marcha y ella no hubiese tenido un rendimiento económico, el deseo su hermana [cuidar de sus hijos] se lo hubiese saltadlo a la torera. Porque el deseo de su hermana siempre ha sido que nadie me atacara y mucho menos ellos, y no han dejado de hacer otra cosa".
Tras la muerte de Rocío Jurado, Yerbabuena ya no solo era un espacio para eventos, sino que pasó a ser un reclamo turístico al uso al que llevaban decenas de visitantes para pasear por el interior plagado de objetos personales y fotografías: "El reclamo era ella. Todo eso fue idea de Gloria (...) Yo me quedé en el negocio de las bodas. Luego desencadena en ruta turística ". Una imagen tan explotada que, tal y como recuerda una de las guías turísticas de la finca, hasta sacarse una foto con Gloria Mohedano costaba dinero: " Te podías sacar fotos con Gloria y han tenido que pagar 5 euros ".
Un negocio sustentando sobre la imagen de Rocío Jurado y, por lo tanto, algo que solo le correspondía a su heredera universal, Rocío Carrasco. En cambio, nadie de su familia nunca se puso en contacto con ella por este tema al igual que siguieron haciendo uso de una construcción que también le pertenecía a la hija mayor: "Yo una vez fallecida ella, yo nunca me he mentido en nada de eso (...) Menos el suelo de la Yerbabuena que la había comprado José, me tenían que haber mandado absolutamente todo. Pero nadie se pone en contacto conmigo".