Ser actor implica que tendrán que hacerse muchas cosas que no sean agradables para los intérpretes. Algo así le pasó a Evangeline Lilly, que dio vida a Kate Austen de 2004 a 2010 en 'Perdidos', la exitosa serie de la ABC. De este modo, la artista canadiense ha recordado durante una entrevista para el podcast Lost Boys uno de los momentos más amargos que experimentó durante el rodaje del show que la catapultó a la fama.
"En la temporada 3, tuve una mala experiencia en el set y fue acorralada para hacer una escena parcialmente desnuda, y sentí que no tenía otra opción en el asunto", confesó Lilly durante su intervención. Además, la actriz tuvo que anteponer la profesionalidad a sus sentimientos y continúo con la escena a pesar de no encontrarse cómoda: " Me sentía humillada y estaba temblando cuando terminé. Estaba llorando a lágrima viva y tuve que seguir haciendo una escena muy formidable, muy fuerte a partir de ese momento".
Pero su pesadilla no terminó con esa temporada, sino que tuvo que pasar por una experiencia similar durante la grabación de la siguiente tanda de episodios. Sin embargo, en aquella ocasión decidió no ceder y peleó con los guionistas para no quitarse ni una prenda de ropa: "En la temporada 4, surgió otra escena en la que Kate se estaba desvistiendo y luché muy duro para tener esa escena bajo mi control. Una vez más, no pude hacerlo, así que dije: 'eso es todo, nada más. Podéis escribir lo que queráis, no lo haré. Nunca me quitaré la ropa en esta serie', y no lo hice".
Molesta con su personaje
Por si todo lo anterior fuera poco, Lilly tampoco se mordió la lengua a la hora de revelar lo poco que le gustaba cómo había evolucionado su personaje a lo largo de la trama, reconociendo que Kate se volvió "predecible e insoportable. Pasó de tener su propia historia y su propio viaje y sus propios planes, a perseguir a los hombres por toda la isla. Y eso me irritó". Así, la actriz llegó a "tirar los guiones por toda la habitación" porque se sentía muy frustrada al ver cómo la historia de su personaje cada vez tenía menos importancia porque se centraba en exceso en las relaciones sentimentales con otros hombres.