Verónica Forqué fue una de las mejores de la primera prueba del programa y se convirtió en la capitana de uno de los equipos. Lo que nadie sospechaba era que se iba a convertir en toda una tirana mandando a su equipo pero mandándolo directamente a la prueba de eliminación por el caos y el mal hacer que tuvo. La concursante empezó diciendo que iba a haber paz y que las cosas que se hicieran con tranquilidad pero nada más lejos de la realidad.
Ya apuntó maneras en el momento en el que tuvo que elegir a quien darle el delantal negro, puesto que mientras Victoria Abril se lo puso ella misma como capitana, Verónica Forqué se lo endosó a Eduardo Navarrete para quitárselo de encima literalmente. Tras esto, una sucesión de improperios y malos modos siguió durante todo el cocinado: "Cállate. Qué poco os han mandado. Sois muy rebeldes. Te callas, se trabaja callado. A este ritmo se trabaja en las cocinas", decía a todo el que se le cruzaba en su camino.
Soy la capitana y mando yo
De nada servían los esfuerzos del compañero por tratar de frenarla: "No los aplastes, por favor. No los tires". "A mí no me des lecciones. Haces lo que yo te diga y te callas. Hago lo que me da la gana, soy la capitana", decía Verónica Forqué. Tras esto, seguía: "No me digas nada, soy la capitana. Todo es un problema, no se puede. No me vuelvas a decir cuidado. Sé lo que hago, ¿ok?". Finalmente, recibió un toque del jurado pero no tanto como se hubiera esperado.