A partir de ese momento comenzó una pesadilla que se alargó más de lo que él esperaba. Según cuenta en el vídeo, Seitz tardó más de dos horas en llegar al hospital más cercano, ya que su traslado se produjo en tuktuk, un vehículo sin mucha potencia que no es capaz de superar los 70 kilómetros por hora. El miedo se apoderó del modelo, que estuvo "horas sin saber si iba a sobrevivir".
El extronista de verano tuvo que someterse a una operación de urgencia e inmediatamente después fue trasladado a España, para continuar con los cuidados que necesitaba. Sin embargo, fue a partir de ese momento cuando comenzó su auténtico calvario: la herida no se terminaba de cerrar, los puntos se le saltaban constantemente y Seitz sufría dolores muy fuertes. Al cabo de un mes, su lesión seguía sin curarse y los médicos comenzaron a preocuparse.
Final feliz
La mordedura se había infectado y después de seis semanas, el modelo seguía teniendo dentro el veneno, igual de potente que el de una cobra. Inexplicablemente, se le empezó a formar un especie de agujero y los doctores que lo trataban no daban crédito a la situación. "Los médicos flipaban", apunta el alemán afincado en Barcelona, explicando que e sometió a numerosas pruebas y que estuvo a punto de perder su pie: "Si la infección llegaba al hueso, me iba a amputar". Por fortuna, finalmente la abertura empezó a cerrarse y el modelo por fin se encuentra recuperado. "Hace cuatro meses estuve a punto de morir, durante un mes había riesgo de amputación de un pie, ¿y ahora? Si lo tocas parece piel de bebé", terminaba Seitz de narrar uno de los peores momentos de su vida.