Lo cierto es que al cocinero le había costado un poco tomar la decisión de ir a programa según ha contado en el plató: "Es que yo no soy mucho de televisión y todo esto me pone un poco nervioso. Pero venir con ella es diferente". Por otro lado, el matrimonio ha hablado del inicio de su relación, contando cómo fue para él: "Al principio lo pasé un poco mal". Cuando comenzaron a salir empezaron a ser perseguidos por los paparazzi, algo que él no llevaba nada bien. La televisiva contó cómo le dijo que debía tomárselo: "Yo le dije que esto era así y que debía pasar de todo".
Parece que la pareja está tan enamorada como el primer día, porque el chef se ha deshecho en halagos hacia su mujer: "Ella es menos cascarrabias que yo, es más simpática que yo... Yo no le encuentro nada que me gustaría que cambiase".
Aunque todo de ella le tiene hipnotizado, parece que hay algo que no le gusta de ella, o al menos lo ha sacado a relucir: "Es muy perfeccionista. Demasiado. Yo me pasó los martes intentando inventar nuevos platos. Creo que están bien, que he innovado y llega Cristina y dice que "si pero no". Siempre pone pegas y defectos. Es muy critica con mi cocina".
El vestido de la polémica
Uno de los temas recurrentes en las conversaciones con Cristina Pedroche son las Campanadas, a lo que ha dicho: "Soy una mujer libre que decide lo que ponerse cada día. Yo me considero sexy. Ser sexy no es cuestión de una transparencia ni de un escote ni de un nada. Yo puedo ir sexy con unos vaqueros. Es una cuestión de actitud. Odio que me digan qué hacer o qué no hacer, pero encima, cuando es algo de ropa es como que por qué a mí se me dice y a otra gente. ¿Por qué no existe esta polémica o esta discusión sobre lo que lleva Alberto Chicote?Alberto se pone lo que le da la gana igual que yo".