Pablo Motos aceptó la invitación. "Tú me conoces y sabes que en la vida me he comido un pimiento, pero por ti lo haré", agregó el presentador. Aunque un poco indeciso, finalmente hincó el diente en el pimiento andaluz. Sus palabras decían unas cosa y su cara otra. El valenciano insistió en que estaban buenos, pero su cara reflejaba todo lo contrario. ¿Cómo iba a negarse a probar un producto traído por el mismísimo David Bisbal?
El juego de los chupitos
Este no es el único mal trago que pasó el presentador durante la visita del artista. El valenciano animó a su invitado a divertirse con un juego que consistía en tirar dos dados y sumar el valor de ambos. La dificultad radicaba en que podían decir la verdad o mentir, y el 'castigo' era beber unos chupitos de zumo de limón y sal. Por ejemplo, si Bisbal decía la verdad y Motos creía que mentía, éste tenía que beber un chupito. Y viceversa. El pobre Pablo Motos falló dos veces, mientras que el almeriense se libró de la fatídica bebida. No obstante, se solidarizó con su contrincante y terminó por beberse uno de los chupitos.