"Estaba en el colegio y ahí era todo prácticamente horrible. He estado un montón de años en los que, hasta que cambié al instituto, me pegaban a diario. Sobre todo eran insultos desde bicho raro, a nenaza, maricón, todo. Ha sido de toda la santa vida. Me han llegado a coger del pelo y cortarme del pelo delante de todo el mundo para hacerme sentir en ridículo. Para contárselo a mis padres cogí la maquinilla del pelo, me rapé. Yo era un pringado", contaba sobre el bullying recibido en el colegio.
Ruvens ha continuado relatando los episodios: "Por sentir la aceptación del grupo yo también soltar un insulto. Le pido perdón a alguien si alguna vez he obrado mal. En el instituto aprendo a decir no, cojo el toro por los cuernos y el día en que solté todo y me vacié me di cuenta qué era la cosa que más me gustaba del mundo. La sinceridad se convertía en sincericidio y lo he ido puliendo".
Subidas y bajadas
Por último, ha hecho alusión a su orientación sexual: "Decido estudiar cine y estando lejos empiezo a trazar una nueva vida viviendo más en libertad. Estando en una ciudad abierta de mente, a lo mejor a lo que antes podía tener preferencias de X, ahora puedo tener preferencias de X y de Y y me da igual. Pienso que en la vida lo único que me ha jodido es cuando me han querido encasillar. Me ha pasado en temas de amigos y en temas sentimentales. Me da igual estar soltero, casado, teniendo sexo, no, con Pepa, con Pepe porque yo toda la vida he sido muy cambiante y yo no sé qué será de mí el día de mañana. Yo estoy muy bien a día de hoy, seguramente esté en el mejor momento de mi vida", concluía.