Un invitado de altura, así es Fernando Romay el último personaje que ha pasado por 'Mi casa es la tuya'. El jugador de baloncesto visitó el programa de Bertín para abrir las puertas de su vida profesional, destacando todos los detalles que vivió como parte del Real Madrid de baloncesto, y de su vida personal, marcada por un longevo matrimonio y por sus tres hijos. De hecho, Macarena, la última de sus vástagos, estuvo presente durante el programa para hablar del lado más humano de su padre.
Macarena no fue la única invitada a la velada, ya que también apareció Ana Obregón , amiga del coruñés y experta en yoga, disciplina que intentó enseñar tanto al anfitrión como al invitado. Además, la comida estuvo al cargo de Atom, un cocinero chino experto en tortillas voladoras. Las visitas de la actriz y del chef estuvieron complementadas con testimonios de amigos del jugador, como José Luis Llorente y Quique Villalobos, excompañeros de profesión; Tomás González y Lolo Sáinz, entrenadores de baloncesto; Cecilio Alonso, exjugador de baloncesto y Emilio Aragón , director y productor de televisión.
Fernando Romay: un grande del Real Madrid
Se podría decir que la vida de Fernando Romay ha sido a lo grande, y nunca mejor dicho, ya que ese calificativo es el que le ha acompañado durante toda su trayectoria. Comenzó en el mundo del baloncesto por todo lo alto, en el Real Madrid, equipo en el que pasaría toda su vida profesional. Recién llegado a la capital desde su tierra natal, el coruñés aterrizó con tan solo 14 años y midiendo 2 metros de altura, pero a pesar de esta gran estatura, Romay se sentía muy pequeño dentro de ese nuevo mundo. El jugador no tuvo confianza en sí mismo hasta que el técnico del equipo le dijera la frase que cambiaría su vida: " creo en ti ".
Poco a poco el madridista se fue adaptando a los quehaceres de su nueva vida, pero a lo que no conseguía adaptarse era a los zapatos: " Cuando llegó venía con unas zapatillas que llevaba medio pie pisando el suelo ", comentó Tomás González, ex entrenador de Romay, entre risas. El coruñés pensaba que estando en un gran equipo podría encontrar unas zapatillas acordes con su nuevo estatus, pero ni con esas, y estuvo tres meses jugando con unas converse recortadas por la delantera. "Cuando me llegaron mis zapatillas a medida pensé: 'por fin soy un jugador de baloncesto'", relató Romay.
De su experiencia como jugador, el coruñés se ha llevado grandes amigos, como es el caso de Juanma Iturriaga, con el que todo el mundo piensa que tiene una rivalidad. No obstante, la llamada telefónica entre ambos desmintió que existiera cualquier tipo de pique entre ambos, aunque Iturriaga dejó perlitas como: " cuando me dijeron que el futuro del baloncesto estaba en ti, pensé: 'mal vamos' ". Aún así, el jugador dio su brazo a torcer y confesó: "no tenía ninguna esperanza en ti, pero luego te admiré ".
Lo que el baloncesto se llevó
Al igual que han hecho otros deportistas profesionales en el programa de Bertín, Romay sopesó todo lo bueno que le ha traído el baloncesto con todo lo malo. Éste ha sido el sueño de su vida y le ha reportado algunas de sus mejores vivencias. Si bien también le ha impedido en algunos momentos importantes: " Mi padre quedó en coma mientras jugaba un partido. Me lo dijeron después...Hubiera querido estar ahí en ese último instante con él. Hay muchos momentos que te pierdes", desveló el madridista con la misma pena que habló del nacimiento de su hijo: " Los primeros cuatro meses de mi hijo me los perdí por culpa del baloncesto ".
Confidencias, yoga y tortillas voladoras
Cierto es que la mayoría de los comensales han demostrado que eso de cocinar no es lo suyo. Por ello, Ana Obregón y Bertín decidieron traer una sorpresa para su amigo Romay y librarle de la tortura de cocinar, un chef especializado en tortillas voladoras. Atom puso todos sus esfuerzos para lograr encentar en los bocas de los comensales, pero tan solo Bertín logró probar bocado.
Durante la comida, uno de los momentos más distendidos, los invitados comenzaron a desinhibirse y a contar confidencias, como Bertín Osborne, que confesó que su padre se había echado como novia a una profesora de francés. Ana Obregón también se lanzó con las confesiones y desveló que durante la celebración de la medalla olímpica de baloncesto en los Estados Unidos ella estuvo escondida en una habitación para que no descubrieran la relación que tenía con Fernando Martín. " Te has pasado la vida escondida hija mía, ya te escondías conmigo ", comentó pícaro el presentador, algo que a Ana le provocó risa y furia a partes iguales.
Pero la furia dejó paso a la relajación, y llegó el momento del yoga, orquestado por la actriz de 'Ana y los 7'. Relax, relax no lo lograron, pero unas risas si que se echaron, dando por terminada una visita llena de buenos momentos, emociones, confesiones y escenas más que surrealistas.