Mientras otras personas de su edad pensaban en la jubilación, él empezó a 'hacer carrera' haciendo lo que más le gustaba. Nació en Calzada de la Trinidad, un barrio histórico de Málaga, y no, no se llama Chiquito, sino que su nombre es Gregorio Esteban. Comenzó a cantar con tan solo seis años y entre su corta edad y la zona de la que procedía, recibió dicho nombre artístico. Se subía en las mesas de las ventas para cantar flamenco y conseguía ganar dinero para su familia, eso sí, poco. Trabajaba de sol a sol para malos resultados.
Un grupo llamado Capullitos Malagueños le fichó cuando tan solo tenía 8 años y empezó a actuar en sitios por el país, aunque el éxito duró poco. Siempre ha cantado flamenco, algo muy natural en él, y fue en los años 60 cuando empezó a cantar en 'El jaleo', un tablao flamenco de Madrid en el que estuvo trabajando más de 25 años.
A finales de los 70 hizo un parón y se marchó a Japón para ganar más dinero, convirtiéndose en 'Chiquito Zan' para entretener al público del país, incluso hacía de luchador. Durante los seis meses que estuvo allí trabajó con José Mercé, que solo tiene buenas palabras hacia él y el grupo Los Sevillanos.
Años de éxito
Tomás Summers, un director y productor de televisión, le descubrió y fue gracias a él por el que consiguió tantísima fama. Le catapultó a la fama el programa 'Genio y figura', un concurso de chistes que se convirtió en un bombazo y disparó las audiencias. A tal punto a llegado su trabajo que se ha dicho de él que es el Charlot y Cantinflas español.
Ha hecho películas, siempre añadiendo un toque de humor, actuaba en los escenarios con camisas floreadas y extravagantes, e incluso se peinaba entre chiste y chiste, porque tenía personalidad y estilo propio para todo.
Ahora a los 84 años vive completamente alejado del mundo en su Málaga natal, sin ser mediático como lo ha sido desde que se convirtió en un referente. Tiene un parque y una estatua con su nombre, y ahora a la vejez lo único que añora es a su mujer Pepita, con quien estuvo casado 62 años.
Sus compañeros y amigos durante los años en los que triunfo hablan de él como si fuera una persona única, ha revolucionado el espectáculo, y ha marcado a muchas personas, entre ellas Paz Padilla, de quien dice que es como una hija.
Llega a la casa de Bertín
Chiquito de la Calzada se ha desplazado desde Málaga hasta casa de Bertín Osborne, y lo ha hecho acompañado de Paz Padilla, que más que una antigua compañera de trabajo es su amiga. Conduciendo ella misma han llegado hasta la casa, donde Bertín le ha recibido con los brazos abiertos. Mientras que Paz Padilla se ha ocupado de la cocina, Gregorio, que así se llama Chiquito, y Bertín se han puesto a charlar sobre el momento en el que se conocieron, hace más de treinta años en tablao flamenco de Marbella.
Ha hablado de su infancia y ha dicho: "He pasado más hambre del mundo". Era el hermano mediano, estuvo en el colegio, pero no más de seis meses, y es que el hambre hizo que su ingenio se agudizara.
Se fue a Japón a cantarle a Mariquilla, otro artista, y dice que se comunicaba con los japoneses con gestos y con su idioma peculiar. Fue apodado de una manera peculiar y dice que no le importaba que le llamara 'Chiquito Zan'. Una de las anécdotas que ha contado es que ha convivido con ratas ni más ni menos en los tablaos en los que cantaba en el país asiático, y llegó a rogar a los dueños que las mataran, a pesar de que no se entendía con ellos.
Aprendió durante todos esos meses a decir 'buenas noches', 'buenas tardes', 'brindis' y poco más en japonés, lo justo para desenvolver. Allí comía latas y queso, porque por lo que cuenta mataban las ratas y los perros para comer y eso no le gustaba nada.
Ganaba dinero, pero no quería dejar el dinero en el banco, y más porque todos los japoneses parecen iguales. También empezó a cantar el cumpleaños feliz en japonés a sus amigos, eso sí, un japonés completamente inventado, y es que en ningún aspecto pierde su carácter humorístico.
Convivió con José Mercé, pero él viajó solo, sin compañía de su mujer, aunque según el mismo Mercé "era locura, era pasión lo que tenía por Pepita, su mujer". Todo el dinero de las dietas se lo gastaba en regalos para su mujer, y de vez en cuando la mujer de Mercé le ofrecía comida típica española que cocinaba allí, en Japón. Estando en Tokio su madre murió con 73 años. Cayó enferma y finalmente en el hospital falleció, y es que tiene una espinita porque no llegó a verle triunfar.
Al principio su estilo no era fácil de asimilar, pero hubo personas que tuvieron expectativas y confiaron en él. Tomás Summers fue la persona que le impulsó al éxito ya en la jubilación, así lo ha recordado él, y así lo ha recordado Paz Padilla, que ha hecho un receso y entre asar pimientos y descubrir cómo encender la campana, ha ido a recordar buenos momentos con ellos, con Chiquito y Bertín. Paz Padilla se asustó en un primer momento cuando le conoció, y es que su informa de interpretar los chistes era increíble. Su forma de hablar es propia, no sabe de dónde le vino ni cómo se le ocurrió, y es que ha creado un idioma propio que muchos españoles ha repetido año tras año a la hora de bromear imitando al humorista.
"¡Al ataque!", decía en muchas ocasiones, y lo sigue diciendo. Ha sido imitado por muchos cómicos, pero es algo a lo que no ha dado nunca importancia, y es que Bertín le ha dicho que, a pesar de tener muchos imitadores, ninguno ha sido tan querido con él: "En eso no he puesto atención".
"Pepi para mí lo era todo", así ha recordado a su mujer fallecida. La conoció en Córdoba mientras él actuaba, le dedicó una canción y desde entonces no se separaron. Se ha emocionado al recordarla, diciendo: "La vida...". Su día a día es tranquilo, camina bastante a pesar de tener 84 años y disfruta de los pequeños placeres como un café con churros.
La cocina no se le da nada bien, y entre pelar los pimientos y quejarse de que queman, ha hablado de decir 'Fistor vaginal' y 'Pecador', todo ocurrencias propias. Conoció al Rey Felipe y sabe que él le seguía y se reía también de sus chistes como el resto de españoles.
Padilla sobre él solo tiene buenas palabras, diciendo que es una persona excepcional: "Es generoso personal y profesionalmente". Ha dado todo en el escenario y nunca se ha sentido famoso, en ningún momento hizo ningún gesto de superioridad. Ha llegado a dar las campanadas, hacía anuncios, iba a cualquier programa de invitado, pero nunca le ha faltado la humildad de sus orígenes para enfrentarse al éxito.
Paz Padilla y él han compartido mucho, risas entre programa y programa, bromas a compañeros y juergas en el bingo. Pepita iba con él a todas partes, y la muerte le ha supuesto mucho dolor: "Me ha roto el corazón" y "Cuando la veo o hablo de ella me pongo a llorar". En su vida en general ha sido muy feliz, pero esta pérdida ha hecho que de cierto modo no levante cabeza, él estaba presente en el momento en el que a ella le dio algo al corazón, llamó rápidamente a la ambulancia, pero no había vuelta atrás.
Chiquito le ha dicho a Bertín "Yo te quiero a ti mucho" a modo de despedida, y Paz Padilla le ha dicho también a su gran amigo Chiquito que le quiere plantándole un buen beso de despedida y también de agradecimiento. Ha conjugado la pena con la risa, y no ha perdido la energía y la alegría a pesar de los pasos de los años. El público le quiere y sus compañeros más, y parece que Andalucía le debe una medalla de reconocimiento por todo lo que ha aportado al país.