Hace más de un año que Chiqui decidía poner fin a su matrimonio con Borja, el padre de sus hijas. Desde entonces no mantiene ningún tipo de relación con él, pero a cambio ahora tiene que tener contacto con los que fueron sus suegros. Ya en 2014 la que fue concursante de 'Gran Hermano 10' reconoció que no tenia ningún tipo de relación con los padres de su por aquel entonces marido: "Ellos hacen su vida y nosotros la nuestra". Ya después de su divorcio, llegó a reconocer que apenas había estado en su casa tres veces en todos estos años. "Se enteraron de mi segundo embarazo por la televisión", confesó.
Las cosas no han dejado de ir a peor entre ellos y parece que sus desencuentros han llegado a límites insospechados. Tal y como la propia Chiqui denunciaba en su cuenta de Instagram, " lo que han pasado hoy mis hijas no lo van a pasar más ", se podía leer: " Siempre insultando y amenazando ". La televisiva también quería dejar claro que, pese a todo, "no voy a quitar ninguna demanda".
Aunque la ex Gran Hermana no especificaba qué era lo que había ocurrido concretamente, esta aseguraba tener pruebas suficientes para demostrar que su suegra había roto la puerta de su casa y que por tanto tendría que hacerse cargo de los gastos. " ¿Has roto la puerta? Pues a pagarla ", escribía de nuevo en otros stories. "Por mis hijas como si tengo que prostituirme para pagar abogados. Me da igual porque ellas doy la vida", aseguraba.
Ya en el plató de 'Sálvame', Chiqui relató cómo era el infierno que estaba viviendo pro culpa de los padres de Borja. "Yo no tengo contacto con Borja ni quiero. Ahora el contacto que tengo es con ellos", quienes son los encargados de recoger a sus hijas para llevarlas junto a su padre. Fue durante uno de esos encuentro cuando s u suegra "se creyó "Kun Fu Panda y rompió una puerta", le confesaba a Jorge Javier Vázquez. Si esto parecía ya grave, lo que a ella menos le gusta es que todo esto lo hacían delante de sus hijas.
"Está todo denunciado"
A este tipo de actitudes también se le sumarían algunos insultos que tampoco deberían de escuchar unas niñas tan pequeñas: " No me dicen guapa, ni buenos días. Hija de p***, p***, cabro**... ". Chiqui confiesa no tener miedo ya que "no me van a hacer nada", pero la actitud que tienen con ella es totalmente fuera de lugar. "Me han llegado a pedir documentos no sé para qué". La televisiva asegura que sus suegros se deben de creer que se va a dar a la fuga tras entregar a las niñas: " Yo no soy una delincuente ", reconoce.
"Yo esto se lo cuento a mis abogados y alucinan", confiesa. Pero Chiqui está muy tranquila porque ha interpuesto ya varias demandas por todo lo que está ocurriendo y tiene muy claro que no va quitarlas. " Está todo denunciado, está en manos de abogados... Nunca me han querido. No les caería bien nunca". De su exmarido todavía no quiere hablar, básicamente porque no puede: "Cuando pueda, hablaré".