Desde que se anunció que Chiqui y Borja Navarro se iban a separar, la excorcusante de 'Gran Hermano' se ha sincerado y relatado lo mal que lo ha pasado en su matrimonio. Acudió a 'Sálvame' para hacer su curva de la vida y describir con detalles cómo fueron sus últimos años de relación con el padre de sus hijas.
Chiqui y Borja Navarro estuvieron juntos diez años. Mucho tiempo en el que han vivido momentos de todo tipo. Ella sitúa el inicio de la relación después de su salida de 'Gran Hermano' aunque se conocieron antes de que entrara en el concurso, cuando ella era cajera de un supermercado y él fue a comprar bebida. Un momento clave en la vida de Chiqui es su participación en 'Supervivientes' y provocó muchas consecuencias en su relación: "'Supervivientes' marca mi vida, es cuando él empieza sus deslealtades con mujeres". Chiqui admite que ahí es cuando empieza a conocer las infidelidades de su marido y que si hubo otras mujeres antes de ese momento ella no lo sabe. También fue ahí cuando se decidieron a ser padres: "Cuando llego de 'Supervivientes' él me pide que quiere ser padre. Yo en ese momento no estaba preparada pero tuve dos abortos. Es de esto que no te entra el instinto maternal". Finalmente a Chiqui le aparece el instinto maternal y nació su hija Alma en 2016.
A pesar del nacimiento de su primera hija, Chiqui llega a plantearse la ruptura en su vuelta de Honduras: "Lo que llego a pensar aquí cuando vuelvo de 'Supervivientes' es divorcio. No lo hice porque te van camelando la oreja, te van engatusando...". La concursante admite que esta situación se provocó por errores de ambos: "Yo no digo que toda la parte de culpa la tenga él. Hemos sido dos yo también he consentido muchas cosas y he tolerado muchas cosas que no se deben tolerar".
Borja no trabajaba ni apoyaba a Chiqui
Chiqui ha revelado que todo el dinero que entraba en casa lo traía ella y que Borja Navarro se pasaba 16 horas en una habitación jugando al ordenador. La concursante admitió no acordarse de la última vez que su exmarido trajo un sueldo a casa: "Tú le decías ponte a estudiar, ponte a trabajar, ponte... No, no no. Como si fuera algo malo. Yo llevo trabajando desde los 17 años y no se me han caído los anillos".
La relación de Chiqui con sus suegros tampoco ha sido fácil: "Yo me he sentado en casa de mis suegros tres veces contadas. Con eso te lo digo todo". Incluso los padres de Borja Navarro no supieron del segundo embarazo de Chiqui hasta que se enteraron por la televisión: "Ellos se enteraron de mi segundo embarazo por la tele. Que estaba ya del quinto mes". El segundo embarazo de Chiqui es también el momento en el que el estado de la relación se vuelve irreversible : "Soy madre de mi segunda hija y ya empieza cada vez más la crisis de matrimonio. Una vez que yo tengo a mi hija le digo que durmamos en camas separadas. Él dormía en una habitación y yo en otra".
Como consecuencia de sus embarazos, Chiqui vivía un momento de autoestima muy baja. Ella admite que Borja Navarro no le ayudaba a sentirse querida: "No era una persona positiva, al revés, negativa. Yo estaba en tratamiento psicológico y él me decía cosas muy fuertes que no voy a relatar aquí. Muy fuertes, en vez de apoyar a una persona que realmente te quiere". La concursante ha admitido que su expareja le llegó a llamar "gorda" y otras palabras despectivas con su cuerpo.