Al escuchar a José Ortega Cano decir que apenas sabía nada de la dura infancia de Ana María Aldón con su padre maltratador, Chelo García Cortés se ha mostrado comprensiva: "Hay cosas que me han hecho tanto daño que ni a Marta se las he podido contar". Además, también comprende a la perfección a Elena y su dura infancia: "Si a mí me hubiesen hecho ese puente de las emociones yo me hubiera vaciado por completo. Entiendo muy bien a Elena cuando dice que quiere que salga la niña. Yo tampoco he podido ser niña y todo eso que yo he pasado está dentro de mí".
Tras esta primera confesión, Carlota Corredera incidía y Chelo García Cortés decidía abrirse y contar los aspectos más duros de su infancia: "Mi madre muere cuando yo tengo 11 años y las imágenes que yo tengo son de 5 años a 11 visitando a mi madre en la López Ibor. Ahora la sensibilidad la tengo más a flor de piel y he visionado cosas en la isla. Yo nunca he querido dejar de vivir a pesar de todo pero en la isla he podido entender por qué ella decidió irse y hasta ahora no lo había podido entender y no la había perdonado. La perdoné. Se quiso ir porque tenía miedo a hacer daño", revelaba emocionada.
Una enfermedad sin diagnóstico
"Tenía cinco años cuando mi madre comenzó con el recorrido por las clínicas. Cuando nace mi hermano, ella recae. Cuando venía a casa en vacaciones siempre venía con un traje negro y mi padre le ponía los vestidos de más color. Mi obsesión era que no quería verla como la veía en la clínica", contaba Chelo. Además, ha contado el momento en el que se enteró del fallecimiento de su madre, algo que no olvida, puesto que una monja de su internado le dijo: "Tu madre ha cometido un pecado" y le añadió que había fallecido. Sin duda, una situación tremendamente dolorosa para una niña de solo 11 años.