Todos los concursantes de esta última edición de 'Gran Hermano' entraron en el programa escondiendo un secreto más o menos fuerte. Después de que se descubrieran los primeros secretos, como el que revelaba que Maite no era la verdadera madre de Suso sino de Sofía o como el de Han, el primer concursante chino del programa que engañó a todos haciéndolos pensar que no hablaba español. Después de que esta última edición se convirtiera en la edición de los secretos por excelencia, han sido muchas las bromas e incluso polémicas que han surgido dentro y fuera de la casa.
Su historia ficticia se acabó cuando el resto de sus compañeros descubrió su secreto y es que, primero de todo, no estaba soltera sino que llevaba ya cuatro años con un joven llamado Luis Daniel y segundo, su hijo no era real, sino que era un muñeco reborn.
Un hijo de 900 euros
La joven dejaba con la boca abierta a los concursantes del programa cuando pudieron ver la realidad de su 'maternidad' y es que su hijo era una obra perfecta hecha de verdaderas piezas de artesanía. Ante la estupefacción de sus compañeros, Marina aseguró no estar loca y que su pequeño era tan bien tratado como un bebé real. Además explicó lo que la audiencia sabía ya desde el principio: que el tener un bebé reborn era una aficción de la joven y que cuando pudiera reunir más dinero, compraría más.