Bea Retamal ha pasado de ser la ganado de su edición de 'Gran Hermano' a convertirse en la primera expulsada de su edición de 'Supervivientes'. La concursante ha concedido una pequeña entrevista en el hotel antes de poner rumbo a España y ha contado cosas de la supervivencia: " Creo que no he sido una buena superviviente ", ha afirmado la concursante mientras hacía el repaso de su concurso. La superviviente ha asegurado que no ha dado todo lo que podría haber dado de ella misma y eso lo justifica diciendo que su mente estaba colapsada.
Además, no se ha quedado callada a la hora de decir lo que piensa sobre sus compañeros y sobre el concurso que están haciendo: " Aquí la gente va a machete. En busca de la cámara para que se les vea", ha dicho destacando a Antonio Pavón como el que más hacía estas cosas. Eso ha hecho que la concursante "se volviese pequeña": " Me he echado a un lado y he dejado de ser yo misma en muchas ocasiones ", ha insistido. Por otro lado, a pesar de ser la primera expulsada, la concursante ha dicho estar muy orgullosa de no haber tirado la toalla y haber luchado hasta que la audiencia ha querido que se fuese.
A pesar de haber permanecido en Los Cayos solo durante dos semanas, para ella ha sido una experiencia de lo más intensa. Tanto por la supervivencia como por la convivencia que ha tenido con sus compañeros, pues en varias ocasiones ha tenido enfrentamientos con ellos y se ha sentido incomprendida a la hora de dar sus argumentos.
Bea agradece toda la comida después de salir de 'Supervivientes 2020'
Sin duda, para ella los peores momentos que ha tenido que vivir en la isla han sido las evacuaciones que sufrieron los concursantes por culpa de las tormentas, pues como venía avisando la productora, esta sería la edición más difícil e intensa de toda la historia de 'Supervivientes'. La concursante vivió ese momento con mucho miedo y encontrando el apoyo en sus compañeros mientras que no podía evitar llorar por la tensión del momento. Pero más lloró cuando tuvo que subir al Pirata Morgan y este le hizo elegir entre una recompensa individual o una recompensa para compartir entre todo el grupo. A pesar del hambre que estaba pasando y que no hubiese ganado ninguna otra recompensa, tanto ella como Elena decidieron dar esa recompensa al resto de sus compañeros sin poder contener las lágrimas de la emoción y fundiéndose en un gran abrazo.
Durante su estancia en Honduras, la superviviente llegó a perder hasta 4 kilos y se quedó muy impactada al verse por primera vez en un espejo: "Me veo las piernas muy finas. Y mi cara...¡Tengo las cejas como dos gatos tumbados!", decía. Pero todo eso cambiaba cuando la concursante pudo disfrutar de su primer desayuno en el que no faltaba de nada: "Patatas, que me recuerdan a mi suegra y a mi abuela, longaniza, tortilla, he hecho yo chocolate... Café que soy muy adicta. Zumo de naranja para irme preparando cuando llegue a España y ¡dulce, dulce y dulce!", terminaba diciendo concienciando a la gente con que no tirase nada de comida: " Sed conscientes y agradeced todo lo que tenéis en la vida ".