Era otro de sus compañeros, Saúl Ortiz, el que salía en defensa de Ángel Cristo hijo y su derecho a hablar de su vida en televisión como siempre había hecho su madre e incluso su hermana Sofía Cristo y cuestionado que Bárbara Rey estuviese utilizando su salud mental para dar pena ante esta situación en la que su hijo la pintaba como la mala de la película y una figura materna incluso peor que su propio padre Ángel Cristo. Ante esto, era la propia vedette la que entraba en directo en el programa muy enfadada.
"A tu compañero le quiero decir que, con respecto a mí, jamás se atreva a decir que yo juego con la enfermedad de nadie", comenzaba diciendo muy contundente: "Esto te lo digo porque ya te he escuchado en varias ocasiones dar tu opinión, pero ninguno de los que estáis ahí sabéis la verdad. Tú no eres quién para decir si yo estoy enferma o tengo depresión y mucho menos decir que yo puedo jugar con ello. Creo que te queda claro lo que estoy diciendo, ¿no?".
La también colaboradora de televisión aseguró que lleva toda su vida poniendo demandas contra todo lo que se dice de ella en televisión, especialmente en su papel como 'amante del Rey Juan Carlos', y pocas veces sale favorable para ella a pesar del esfuerzo y dinero invertido: "He demandado 40.000 veces y al final solo ha habido una sentencia después de seis o siete años y de gastarme un dineral para que luego fuera positiva a mi favor y no se dijera públicamente", reconociendo posteriormente que esa demanda había sido contra la ya extinta productora La Fábrica de la Tele que trabajó con Telecinco hasta su cierre.
"Sí, estoy a tratamiento y no quiero hablar más de este tema"
Ahora, con el tema de su hijo todavía en los platós de televisión, Bárbara Rey está de nuevo trabajando con sus abogados, pero las cosas no son tan rápidas como le gustaría a la televisión: "Preparar una demanda en la que hubo tanto injuria y calumnia, por mucho que vosotros penséis y estéis seguros de que tenéis la verdad, cuesta mucho dinero y mucho tiempo. Hay que transcribir completamente todo y parece mentira que con la cultura que me imagino que tenéis por la profesión que tenéis, no sepáis que transcribir los cientos de programas en los que muchos de ustedes habéis dicho barbaridades".
Tras esto, la vedette se despedía sin dejar tiempo a réplica ni por parte de Saúl Ortiz ni de Aurelio Manzano, a quien había llamado ella misma por teléfono. Simplemente mandaba un beso a la presentadora, Emma García, y terminaba diciendo: "Buenas tardes, muchas gracias y sí, estoy a tratamiento y no quiero hablar más de este tema".