Ángel Llàcer ha vivido los meses más complicados de su vida después de que ingresara en la UCI por la infección intestinal aguda que le causó una bacteria de la que se infectó en Vietnam. En ese momento, tal y como él ha comunicado, su pronóstico era tan malo que incluso se llegó a despedir de sus familiares. El televisivo ha reaparecido en el plató de 'Y ahora Sonsoles' para hablar de ello con Sonsoles Ónega, contando cómo fue esta desagradable experiencia.
"Me voy a Vietnam de vacaciones y desoigo esas indicaciones de no beber cualquier agua o comer según dónde. Cuando paso a Tailandia, allí me pongo muy mal. Una doctora en Bangkok me pone unos antibióticos y estoy tres días en reposo y vuelvo a casa", ha empezado a contar. " El primer síntoma es dolor de barriga, diarreas muy fuertes y fiebre. Llego al hospital y me dan el alta. Al día siguiente estuve muy mal, volví y me ingresaron durante 10 días. Salí y yo pensaba que ya estaba curado y la bacteria estaba muerta", ha dicho, pero ahí no terminó todo.
Los médicos le avisaron de las altas probabilidades de que perdiera la pierna cuando todo se complicó, pero lucharon para que no fuera así. En el programa se ha mostrado emocionado, pero ha dejado claro que estaba feliz: " Son lágrimas de ilusión, porque estar aquí es que ya estoy bien. Aún cojeo, pero ya he superado la parte más dura". En todo este tiempo ha tenido que pasar cuatro veces por quirófano: "Yo quería saberlo todo y me explicaban lo que podía ocurrir. Ante las opciones tuve que decir adiós. Cuando sabes que te puede pasar algo, tienes que cerrar. Sé que lo peor para unos padres es despedir a un hijo, así que intentaba convencerles de que había vivido mucho".
Ahora ha querido ver la parte positiva de esta experiencia: "Me he dado cuenta de que la gente me quiere mucho y pensaba que no porque he trabajado mucho y no he dedicado el tiempo suficiente a mis amigos. Me he quedado impactado con el amor que he recibido. Cuando cumplí 50 años hice un grupo que se llamaba 'mimos' y luego sirvió para que la gente se comunicara y estuvieran informados".
Por otro lado, en medio de todo esto su sentido del humor ha sido muy importante: "Me trataron tan bien... Tuve una premonición de que iba a morir y de que tenía que hacer un testamento. No lo hice porque tenía trabajo, pero yo lo sentía. La muerte estaba conmigo. La muerte es como el mono de Marco, está ahí contigo", ha explicado.
Se toma la vida de otra manera
Ahora se siente mucho más recuperado, pero aún le quedan secuelas. " Es un milagro porque se puso en el gemelo y no en un órgano vital. Ahora he aprendido a caminar, porque iba corriendo por la vida. No me daba el tiempo", ha relatado, contando que siente que está viviendo una nueva etapa en su vida. "Me estoy permitiendo el lujo de vivir y ver cosas", ha añadido.