El nacimiento de Mecano
Siendo más mayor 'la fuerza del destino' le invitó a 'colarse en una fiesta' y fue allí donde conoció al mayor de los hermanos Cano, José María: "Caminando un día por Paseo de la Habana vimos una fiesta de chicos y mis amigas y yo nos colamos, fue allí donde conocimos a José, con quien formamos una pandilla".
Después de fichar por CBS Records el conocido como 'el grupo de José María' se transformó en Mecano. "El nombre se le ocurrió al presidente del sello musical, Aurelio González. A mi por aquel entonces no me pareció bien porque me sentía fuera, pero es cierto que el nombre era muy comercial, con Torroja no habría funcionado", explicó Ana.
El lado oscuro de la fama
Los ochenta fueron una época de transgresión, y esa forma de rebeldía comenzó a manifestarse en la ropa. Si bien, el cambio llegó poco a poco y en los inicios de Mecano nadie estaba preparado para el aspecto tan rupturista del grupo: "Al principio nos llamaban de todo, claro con esas pintas... Una vez llegamos y el teclado de Nacho estaba lleno de escupitajos. Nos tiraban cosas al escenario y a veces teníamos que salir corriendo... Yo siempre me preguntaba porqué", relató la cantante.
Poco a poco la ropa dejó de ser un problema y el grupo pudo empezar a disfrutar de su fama. Mecano entró en el panorama musical arrasando con todo lo que se interpusiera a su paso. Rompieron todos los récords de ventas, convirtiéndose en el grupo español que más discos ha vendido en todo el mundo. No obstante, la situación se torció poco a poco y la solista del grupo comenzó a desarrollar una fobia como reacción al pavoroso éxito: "La fama me afectó para mal, yo soy muy tímida y se formó demasiado revuelo mediático. Me convertí casi casi en una persona agorafóbica. Perdí amigos... Solo quería estar con mi familia y con la pareja que tenía en ese momento. No podía salir a la calle", comenzó a confesar Torroja, dando una visión de la fama que pocas veces sale a la luz.
El fin de Mecano
Ana necesitaba huir para solucionar sus problemas y su remedio fue pasar un año sabático en Nueva York. "Nadie me conocía, comencé a ser yo", relató la solista. Ese año sabático acabó transformándose en cinco años de paro de actividad, y a la vuelta, Mecano estaba herido de mortalidad, se acercaba su fin, un fin que anunció José María Cano el día que el grupo recibía un premio a la trayectoria musical: "Yo no sabía que iba a decir nada, ninguno lo sabíamos. Fue un momento feo, te acaban de dar un premio a la trayectoria y dices eso. Yo salí llorando, fue muy complicado", confesó la madrileña.
Ahora, después de tantos años, lo que queda de Mecano es el cariño que se profesan los integrantes del grupo: "Nos queremos mucho, somos como hermanos", confiesa Torroja. Además, sus letras siempre formarán parte de la cultura de este país, porque después de todo 'no nos cuesta tanto olvidarlos', es imposible hacerlo.