Ana Obregón se ha sentado en el plató del programa en el que colabora, 'Y ahora Sonsoles', y ha sido ahí donde ha recordado a una persona que marcó su vida para siempre. La televisiva tuvo una relación sentimental con Fernando Martín, quien se convirtió en el primer español en jugar en la NBA, de modo que allanó el camino a los Gasol, entre otros. Pero por desgracia su vida se vio truncada por una temprana muerte.
Los dos se conocieron en Los Ángeles a finales de los años 80 en casa de Julio Iglesias, cuando la actriz intentaba abrirse camino en Hollywood. Pero lo cierto es que decide aparcar este sueño profesional por amor, regresando a España con Fernando Martín. Al mismo tiempo, procuraron ser celosos de su intimidad, discretos con su relación, y así lo ha recordado ella. "Él no podía soportar que nos pillara la prensa", ha dicho la presentadora.
En 1989 un accidente de tráfico termina con la vida del deportista cuando iba de camino a un partido. Chochó con otro vehículo tras perder el control y se quedó atrapado entre los hierros, por lo que no pudo ser salvado por los servicios de emergencia. Sin duda alguna esta muerte destrozó por completo a Ana Obregón, quien se imaginaba un futuro a su lado. Lo que más le pesa a la actriz es que ese día habían discutido, pero habían quedado para reconciliarse.
Ella esta comiendo con su amigo Toncho Nava y la llamaron para darle la noticia: "Sentí que se me paraba el corazón", ha recordado en el programa 'Y ahora Sonsoles', sin parar de emocionarse y llorar por lo mal que lo pasó. "Fue un ganador, consiguió todo lo que quería en la vida, menos vivirla", ha comentado.
Volvió a encontrar el amor
Desde entonces, ha vivido momentos muy dolorosos en su vida, si bien es cierto, siempre le ha quedado la espinita, pensando en lo que podría haber sido de ellos dos si un trágico accidente no hubiese truncado de esta manera la vida del jugador de baloncesto. Al poco tiempo conoció a Alessandro Lequio, con el que formó una familia con la llegada de su hijo Aless, quien siempre ha sido la motivación de su vida, aun tras su dolorosa pérdida.