Durante su paso por 'Supervivientes 2020' Ana María Aldón comentó en alguna que otra ocasión lo mal que lo ha pasado en ciertos momentos con la prensa y lo que implicaba haberse convertido en la pareja de José Ortega Cano. Un cambio radical de vida que le llevó incluso a tener que buscar ayuda y tomar medicación.
Así se lo ha contado a Jorge Javier Vázquez en su primera entrevista en televisión. Una visita a 'Sábado Deluxe' que ha comenzado fuera de plató, donde han tenido una pequeña charla 'en la intimidad' en la que se lo ha confesado la aventurera. "No podía moverme por un terreno que no conocía. Tenía pánico. Se decían alguna verdad y muchas mentiras ", ha asegurado diciendo con mucha firmeza que nunca tuvo la tentación de descolgar el teléfono para responder y desmentir lo que se decía.
Pero sí le provocó una depresión por la que tuvo que pedir ayuda profesional: " Te callas, te callas, te callas, y cada vez más pánico hasta que con alguna de algún químico vas dejando miedos atrás. Yo he tomado medicación desde el año 2014 por depresión, no había quien os aguantara. Era por lo que se decía en la prensa y por algunas cosas más, un compendio de cosas que me hacían mucho daño. Todo -haciendo también referencia al paso de Ortega Cano por prisión- causaba un bajón en esos momentos".
Ana María: "Te callas, te callas, y cada vez más pánico"
Y ha sido precisamente su paso por televisión lo que le ha dado el empujón definitivo para superar todo ello: " Ese asunto se quedó en Cayo Paloma, ahí se quedó. No tomo nada desde que vine de allí, estoy fenomenal y con eso me quedo. Se quedó todo el miedo y todo allí", decía con una gran sonrisa, muy feliz por haberlo superado.
Una de las cosas que se dijeron sobre ella y que más le dañó fue el cuestionar la paternidad de su hijo José María, algo que también comentó en Honduras: "Si alguien me lo dice en la familia me sienta mal, pero que lo digáis públicamente hace mucho daño. Ese tema hace mucho daño, hizo mucho daño en su día y me hundió. Es como su padre, pero a mí no me hacía falta que el niño naciera ni creciera porque, si el niño se parece a mí, ¿qué hago?". Ese tema le puso al límite hasta el punto de pensar en hacer alguna tontería: " No es que me quisiera tirar por ningún sitio pero de esto que coges el coche y entras en otra dimensión porque no tienes el control ".