Tras esto, parecía que todo iba bien pero las cosas se torcieron rápidamente: "Nos fuimos a casa juntos y de no parar de llorar llegamos y parece que se le pasó todo. Tuvimos una pelea porque le pregunté varias veces si Mª Ángeles le había hablado. Él me lo negó. Ese lunes siguiente se fue a trabajar, me dejó la nota de buenos días como todos los días, dormimos la siesta y cuando nos levantamos de la siesta me dice que tiene que hablar conmigo".
"¿Tú has visto que siempre me has dicho que en el momento que quiera estar solo te lo diga? Pues ha llegado el momento. Me quedé... Después de todo me dejas tú. No me lo esperaba porque no entiendo como por la mañana me escribe una nota y horas después me estás dejando. Nos hemos vuelto a ver, hemos tenido conversaciones, nos hemos acostado, una montaña rusa", concluía su relato.
Las mentiras de Cristian con María de los Ángeles
Cristian, lejos de negarlo, justificaba su mentira: "Ana me preguntó después del avión, que lo arreglamos en el aeropuerto". Ojiplática, Ana decía: "Entonces me vuelves a mentir porque lo hemos arreglado". Las justificaciones de Cristian continuaban: "Cómo le voy a decir ahora que lo hemos arreglado hace 10 minutos que me he liado con Mª Ángeles en el coche. Me va a mandar a la mierda". Ana, alucinando, continuaba diciendo: "Y me entero hoy. Igual que te voy a decir, dime ya, que él dice que no, que no hubieron tocamientos íntimos en el cuarto de baño", decía dirigiéndose a la tentadora.
En un gesto de mal gusto hacia Ana, Mª Ángeles y Cristian se miraron y se sonrieron, cosa que crispó los nervios de Ana: "Que me ha vuelto a mentir en mi puta cara. Me ve cara de imbécil", decía. Cristian seguía en sus trece: "Yo estando bien contigo no te puedo decir que sí ha habido tocamientos. No soy sincero porque me mandas a la mierda. Salí soltero, ¿sí o no? ¿Puedo hacer lo que me dé la gana? ¿Vengo de estar con mi tentadora con la que me he estado cohibiendo mucho? Pues entonces en el coche hago lo que me da la gana".
Al escuchar esto, Ana se levantaba como una furia y le decía: "Eres un caradura, porque tú cuando llegaste y te sentaste al lado mío te pusiste a llorar como una magdalena y me dijiste que la habías cagado. Solo sabes decir mentiras por tu boca". Una vez se marchó Mª Ángeles ambos quedaron de una mejor forma para zanjar la relación y se dieron un abrazo.