La exgimnasta ha pasado por momentos complicados y dejar el deporte le dio la posibilidad de reinventarse.
Almudena Cid ha acudido al plató de 'El Hormigueor' para hablar de su faceta como actriz, un lado desconocido de la exgimnasta que decidió reinventarse y dar un giro a su vida. Parece que el ritmo de grabación para ella es frenético, sin embargo, poco a poco se ha ido adaptando, y ha dicho: "Me recogen a las 6.30 horas y la última secuencia de la tarde se termina como a las 19.30, y cuando llegas a casa tienes que estudiar. Cuando llega Christian nos vemos las secuencias en Atresplayer Premium. Al principio me costaba verme, porque soy muy crítica, pero Christian me da juicios más positivos". Parece que su marido es un apoyo muy importante para ella, y más después de que dejar la gimnasia no fuera fácil.
Pero llegar a la actuación no ha sido fácil para ella: "He tenido de todo. Contaré una anécdota. Entré en el Centro de Arte Dramático Nacional, leí un tuit en el que me criticaban mucho, di un me gusta para que el autor viera que lo había leído, me escribió a mi web para pedirme disculpas porque era fruto de su frustración como autor. Le invité a ver mi obra y le encantó". Lo cierto es que el tiempo ha servido para hacerse a la idea de sus nuevas circunstancias, aunque formar parte del mundo de la actuación no fue tarea fácil para ella: "He aprendido mucho en estos últimos años, a valorarme a mí misma. Cuando dejé la gimnasia me di cuenta de que en la élite había reprimido las emociones y que con la interpretación podría transitar por ellas. Al final haces un parapeto para que no te afecte todo esto".
En cuanto a cómo fue dejar el deporte que tantas alegrías le ha dado en su vida, ha contado lo siguiente: "Vivimos una jubilación anticipada, sientes que ya no eres competente en nada. La gente te ve por quién fuiste y tú no, entras en un conflicto. La gente tiende a juzgarte y nos cuesta mucho reciclarnos y reinsertarnos. Una iniciativa bonita es juntarnos exdeportistas que tenemos ese sentimiento en común, ayudaba a normalizar esa transición. Hemos creado una asociación que se llama 'El último vestuario'". Secuelas de por vida
Y sin duda alguna la gimnasia ha dejado muchas secuelas en su cuerpo como ha contado: "Cuando me levanto y apoyo los pies sigo pensando que me van a doler, cuando cambia el tiempo aún lo siento, y no puedo correr, el podólogo me dijo que si no me mirara a la cara que, solo con las pruebas de los pies, diría que tengo 60 años". Para concluir, ha añadido: "Lo que me ayudó cuando era gimnasta era saber que la creatividad me hacía diferente. Y eso me ha servido en esta nueva etapa. Creo que lo cogí de mi abuelo, que cogía cosas y creaba otras. Una vez hizo un ave fénix y dijo que era yo, que siempre resurgía".