Susana Fortes: Mucha emoción, pues cuando el libro ya está en las librerías es la hora de la verdad. Estamos con la promoción y los primeros lectores estáis siendo vosotros, y la respuesta está siendo muy buena y yo estoy encantada.
B.: ¿Qué cree que se van a encontrar los lectores en las páginas de 'Nada que perder'?
B.: Como bien dice, en el libro hay mucha Galicia. ¿Por qué ese escenario?
B.: Es un libro basado mucho en la psicología, además, habla mucho del paisaje, pero también mucho del paisaje interior de la protagonista.
S. F.: Una novela de este tipo no es solo la intriga. Cuando construyes el personaje, tienes que construir el alma del personaje, y además con pinceladas. No puedes presentar al personaje de una vez, tienes que ir dando pistas y pautas sobre lo que ha pasado, sobre lo que ha vivido, sobre cómo es su personalidad, sobre sus miedos y sus angustias, sobre sus pérdidas. Hay un momento en las novelas en el que el personaje coge aire y respira, eso es fundamental para que llegue al lector y para que sienta la presencia cercana de los personajes. Para que cuando se esté sentado en el sofá leyendo, se vea al personaje, se vea a Blanca, se vea a Lois Lobo. Que se los imagine y los haga carne, de alguna manera.
B.: ¿Qué tan complicado es escribir sobre unos personajes tan complejos?
S. F.: Me interesan los personajes tan complicados. Los personajes simples o previsibles, que ya sabes cómo van a actuar, a mí, como lectora, no me dicen nada. Si ya veo lo que va a pasar, sé lo que van a decir, sé cómo van a actuar, si son tan previsibles, pues no me seducen, no me producen fascinación. Nos interesa lo complicado, lo complejo. Es difícil de perfilar, y es difícil de trazar, pero vale la pena porque el resultado es un personaje vivo.
B.: Habla desde la perspectiva del lector, a la hora de escribir la novela, ¿diría que lo ha hecho como escritora o como lectora?
S. F.: Yo nunca dejo de ser lectora, ni siquiera cuando escribo. Yo soy, antes que ninguna otra cosa, lectora. Al escribir, escribo sin perder de vista que soy lectora y cómo me gusta a mí leer. Eso es muy importante, para mí es fundamental. Me gusta que el lector se implique, que vaya atando cabos por su cuenta, que vaya estableciendo sospechas, que vaya sorprendiéndose o teniendo sus bazas. Que vaya tomando parte. Que entre en el juego y forme parte de la novela, que se la haga suya. Eso es lo que a mí me gusta conseguir. Cuando yo estoy leyendo una novela, tirada en el sofá, y estás tan embebida en la historia que hasta te molesta que lleguen y llamen al timbre con un paquete porque te sacan del universo. Cuando lees apasionadamente estás metido en un universo en un mundo. Quieres estar allí, no en ningún otro sitio. Eso es lo que a mí me gustaría conseguir.
B.: Desde la perspectiva del lector, es un libro muy personal. ¿Hasta qué punto se ha plasmado a sí misma en él?
S. F.: Esto me lo han dicho en las entrevistas. Por una parte, hay una conexión con los thrillers y las sagas de misterio nórdicas e irlandesas, pero me dicen que tenía un punto más cálido, más intimista. Y es verdad. Yo creo que, al estar contada en primera persona, y al ser no solo la investigación, sino también la memoria de la protagonista la que se va desvelando como en capas, hace que sea un ingrediente fundamental en el proceso del suspense.
En todas las novelas, en absolutamente todas, aunque hables de un personaje del siglo XVIII, mi experiencia es que el autor se transparenta de alguna manera, esto no quiere decir que sea autobiográfico, ni mucho menos. Pero utilizas elementos que has oído, o que te han contado, o que has vivido de cerca. Es decir, utilizas mucho background de tu mochila personal, también están tus lecturas, tu música, tu cine..., pero un autor siempre se transparenta en lo que escribe. Yo creo que, aunque he escrito novelas de temáticas totalmente diferentes, pero, aunque sean temas completamente distintos, el lector siempre me ha dicho que la voz narrativa es reconocible, el estilo. De alguna forma, saben que es una novela mía, aunque el tema sea completamente diferente a otras novelas anteriores.
B.: ¿No le da vértigo lo mucho que se puede transparentar, como ha dicho, a la hora de escribir? Al permitir a todos los lectores leer un poquito de usted.
S. F.: Eso me pasaba mucho al principio, en mis primeras novelas, sobre todo. Pero eso lo vas perdiendo, vas perdiendo la vergüenza en ese sentido, el pudor. La ficción es una barrera de protección muy alta. Tú estás escribiendo ficción, ¿no?, así que puedes utilizar material inflamable, material autobiográfico o no, pero tú estás escribiendo ficción y eso te defiende y protege.
B.: Ha dicho que utiliza mucho material autobiográfico y entiendo que también se basa en la realidad para escribir. En el libro muestra una sociedad gallega muy cerrada en sí, ¿hasta qué punto ha retratado a la Galicia real en su novela?
S. F.: Galicia funciona como una isla, porque ha estado mucho tiempo aislada y está rodeada de mar, algo que ha hecho que la psicología gallega sea muy peculiar, muy particular. Yo estoy convencida de que en los universos pequeños es donde pasa todo: en las familias, en los pueblos pequeños, en las casas a puerta cerrada... Es ahí donde puede pasar cualquier cosa. Galicia es un poco así, se conoce todo el mundo, hay una especie de ley del silencio que esconde las cosas. Hay niebla, Galicia es como el país de la niebla. Esto, desde el punto de vista narrativo, es una ventaja, porque hace que las cosas no sean evidentes. No hay nada que mate más a una novela que el exceso de explicación, que la obviedad, que lo excesivamente explícito. Y, precisamente, tanto la psicología, como el paisaje, como la niebla, como el océano, como todo lo que rodea a Galicia, eliminan ese peligro de obviedad: no hay nada explícito.
B.: ¿Considera que la Galicia que muestra en el libro sigue siendo la misma hoy en día?
S. F.: No, han cambiado muchas cosas. Hay muchas Galicias. La novela tiene dos ejes temporales: por una parte, están los años 80 y, por otra parte, está el año 2004, donde se lleva a cabo la investigación periodística. Entonces son Galicias diferentes, pero tienen algo en común: la naturaleza y entidad tan poderosa, diferente y auténtica, que eso siempre está ahí, aunque es verdad que muchas cosas han cambiado.
B.: En cuanto a lo que ha mencionado de no dar un exceso de explicaciones, el libro, sin querer desvelar mucho, el final se queda muy abierto. ¿Eso da lugar a que vengan otros libros detrás?
S. F.: No, no. La novela empieza con una investigación periodística y acaba con el reportaje periodístico. Yo no concibo una segunda parte. La narración está cerrada. Se diferencia de los thrillers policiacos tradicionales en eso.
B.: A lo largo del relato se hacen varias referencias a la Odisea, de Homero.
S. F.: Sí, es un libro que para mí fue importante. Es uno de los primeros libros de mi biblioteca. Yo leía de todo, pero me regaló mi padre este libro, con siete años, en una edición infantil e ilustrada. Es una referencia para mí importante.