ENTREVISTA

Sandra Aza: "Todavía existen países donde las mujeres viven detrás de la celosía como lo hacían en el siglo XVII"

Sandra Aza presenta su segunda novela 'Estirpe de sangre', que da cierra a su bilogía histórica. Una obra llena de secretos e intriga que cautivará a un buen amante de la literatura de época.

Paula Lima 02 Noviembre 2024 en Bekia

Tras su exitosa primera novela 'Libelo de sangre' que la llevó a ganar un premio Odilo a la mejor autora, Sandra Aza vuelve a adentrarse en el mundo literario del Madrid del siglo XVII con 'Estirpe de sangre'. Un libro que se presenta como la conclusión de su biología histórica. La obra sigue la pista de Alonso, un joven que pretende "hacer justicia desde la justicia" tras haber sufrido la injusta pérdida de sus padres. Una historia donde los bajos fondos y la aristocracia de la época se entremezclan en una trama repleta de secretos, en la que la sangre y las duras reglas de la sociedad marcan el destino de los personajes.

Bekia: Esta novela es la secuela de 'Libelo de sangre', un thriller histórico que sumerge al lector en el Madrid del siglo XVII. ¿Qué es lo que se va a encontrar el lector entre las hojas de esta segunda parte?

Sandra Aza: Se va a encontrar con Alonso y sus amigos, Juan de la Calle y Antonio, y van a seguir las vivencias y aventuras en las que van a ir apareciendo otros personajes nuevos. Espero que los lectores disfruten y les parezca interesantes estas aventuras que dan un recorrido diferente a 'Libelo'.

B: ¿Antes de terminar 'Libelo de sangre' ya sabías que ibas a hacer una segunda parte?

S.A.: Sí, pero no fue mi intención. Con 'Libelo de sangre' yo pretendía que la novela terminase. De hecho concluye, pero se hace susceptible a una segunda parte. Fue como a mitad de la historia cuando me di cuenta que la trama iba cobrando vida e iba guiándome a mí. Empecé llevando el timón y acabó llevándome ella a mi. Entonces, me di cuenta que esto no podía terminar porque yo veía que iba a salir un libro de 2000 páginas y eso no es posible. A pesar de todo lo que conlleva porque al hacer una segunda parte tienes que refrescar la memoria del lector y hacer alusiones al libro anterior.

B: Siendo abogada decidiste probar suerte como escritora, pero la abogacía no la has dejado de lado, pues el libro está lleno de justicia y leyes de la época. Se podría decir que has unido tus dos mundos.

S.A.: Sí, he combinado los dos mundos porque desde el primer momento todo gira en torno a la justicia. Por un lado, está el Tribunal de la Inquisición que debes saber cómo se lleva a cabo un procedimiento con una pena de muerte. Esto como abogada procesalista me llamaba mucho la atención. Luego, como abogada que encontró su profesión en lo poco que me desagradan las injusticias lo he querido centrar en el canto a la justicia y la verdad. Eso es muy importante para mí y es lo que he querido plasmar en la trama. Esa búsqueda de la justicia que no sabemos si la encontrá o no, pero por lo menos el protagonista la busca.

B: La evolución de Alonso es muy destacada en este segundo libro porque quiere hacer justicia estudiando leyes. En ese aspecto, ¿has volcado algo de ti en el personaje?

S.A.: Sí, porque prefería que hiciera justicia desde la justicia, que es lo que le dice Sebastián. Para ello, quiere estudiar leyes, convertirse en abogado y empezar a enmendar la injusticia que ha vivido. No es tanto una venganza como justicia. Alonso no se sirve de ningún medio que no sea legal en lo referente a su misión de vida.

B: Para plasmar la realidad tal y como era en el Madrid del siglo XVII has tenido que hacer una gran investigación, ¿cuánto tiempo has estado documentándote para esta continuación?

S.A.: Ya tenía mucho trabajo hecho con 'Libelo de sangre', toda la ambientación, la vestimenta, los lugares... Aunque sí he tenido que documentarme sobre la parte de la aristocracia porque en 'Libelo' no sale mucho. Aquí sí se combinan los bajos fondos con la aristocracia. En ese sentido, sí me tuve que documentar a fondo, pero no tanto como con Libelo que estuve 3 años antes de empezar a escribir. Con 'Estirpe de sangre' más que un viaje en el tiempo, ha sido un regreso.

B: ¿Hay alguna historia o dato curioso que te haya marcado de la investigación?

S.A.: Lo que más me llamó la atención ha sido la figura de la remiendavirgos. En el libro se ve mucho la opresión a la mujer, la manera de vivir que tenían y a todo lo que estaban sometidas: Vivir tras la celosía, vivir escondidas, sometidas a un matrimonio impuesto o a un padre. Era una vida muy dura tanto para las mujeres pobres como para las ricas. La mujer no existía realmente y solo servía para alumbrar niños. Esta figura de la remiendavirgos eran mujeres que se dedicaban a eso, remendar la virginidad, lo más importante en una mujer de la época. Una mujer que no llegase virgen al matrimonio era repudiada, nadie se quería casar con ella. Claro, pero la pasión hace estragos y, a veces, la virginidad se quedaba en el camino.

Entonces, ahí estaban las remiendavirgos, que había muchas. En la trastienda de algún lugar se dedicaban a remendar la virginidad de las mujeres y eran operaciones peligrosas con muy pocas medidas de higiene, pero se sometían a ellas porque les había permitido conocer el amor, no ser solamente una muñeca de feria o una moneda de cambio a quien comprar y después cubrir.

B: En el siglo XVII no existía el feminismo como tal, pero en esta novela cobra mucha importancia el papel de la mujer, ¿cómo combatían las mujeres de la época con las injusticias que se les imponía?

S.A.: No podían hacer mucho porque prácticamente estaban presas. Casi eran más libres las pobres. Aunque vivían una mala vida, no se les dejaba mendigar. Si un hombre pedía limosna no pasaba nada, si lo hacía una mujer la metían en la casa galera, que era la cárcel femenina, porque consideraban que llevaba una vida descarrilada. Una mujer pobre solo podía ser doncella, monja o esposa, no había más.

Luego, hubo mujeres que sí que se salieron del molde como las empresarias o las grandes escritoras del 'Siglo de Oro', que son muy poco conocidas, como María de Zayas o Juana Inés de la Cruz. Todo el mundo conoce a Lopéz de Vega o Luis de Góngora, pero a ellas las conocen unos pocos. Igual que Sofonisba, la pintora de Felipe II. Todas sufrieron el machismo de la época y las arremetidas de no poder destacar demasiado, pero ellas pudieron hacerlo.

Las mujeres ricas de la aristocracia tenían muy pocas vías de escape. Si ves la vida de muchas reinas de España de la época todas fueron mujeres muy desgraciadas que se pasaron la vida embarazadas y muchas murieron de algún parto. Esa era su única misión. Eso sí, eran muy inteligentes y sagaces. Se buscaban esas vías de escape y algunas consiguieron salir de la jaula, pero había consecuencias graves. Aunque era tal el ansia, que cometían verdaderas locuras y son muy susceptibles de novelar.

B: Un ejemplo de esa rebeldía de la aristocracia son Isabel y Mencía.

S.A.: Sí, estos personajes son muy potentes porque muestran, por un lado, la opresión en la que vivían y, por otro lado, el sentimiento de rebeldía que muchas tuvieron, lleno de reivindicación y de no resignarse a un destino impuesto. Aunque la mayoría de las veces no consiguieran su objetivo, al menos lo intentaban. Eso les da mucha fuerza como personajes y símbolos de las mujeres de la época.

B: ¿Cuál era el destino de las niñas que nacían en la pobreza?

S.A.: Su destino era casarse, meterse a monja o servir en alguna casa, sobre todo esta tercera opción porque no era tan fácil ser monja. Las monjas eran las que más acceso tenían a la cultura porque todos los conventos tenían bibliotecas. Muchas sabían leer y escribir, eso no solía ocurrir fuera de los muros de un convento. Para casarse con un hombre o con Dios había que pagar una dote, una mujer pobre no tenía para darlo. Lo que podía hacer era casarse o ejercer la prostitución, que también estaba muy regulado. No podían ni mendigar porque cuando las pillaban las encerraban en las galeras, el equivalente de las cárceles para mujeres.

Había muchas mujeres pobres que sus maridos tenían negocios. Ellos sí podían tener una vida empresarial. Entonces, sus mujeres trabajaban para ellos, pero a escondidas. Las esposas y las hijas estaban en los talleres escondidas trabajando. Muchos de los trabajos estaban hechos por mujeres, pero llevaban el sello del hombre. Eso pasó con las escritoras y pintoras de la época también.

B: En el libro hay muchos personajes y cada uno pertenece a una escala social distinta. ¿Cuáles son las claves que debes seguir para crear un personaje de las características que requiere la novela?

S.A.: Lo fundamental es documentarse sobre la sociedad estamental de la época y cuáles eran sus valores teniendo en cuenta la capacidad recursiva de cada uno según sus necesidades. La capacidad recursiva de un pícaro indigente que vive en la calles es altísima porque ellos tienen que comer y el instinto de supervivencia entra en juego. La imaginación se multiplica por tres para poder sobrevivir en una sociedad que te quiere matar.

La aristocracia tiene valores de casta, linaje, honor y apariencia. El apellido va por delante de cualquier otra cosa. No pasan hambre y no necesitan exprimir su imaginación. En el caso de una mujer aristócrata, tenía la capacidad de buscar recursos para escapar de esa cárcel y tener citas clandestinas o vivir aventuras que de otra manera no podrían vivir. Eso es impresionante y sumamente novelesco.

B: Para la bilogía, utilizas el lenguaje característico de la época ¿En qué te has inspirado para ello?

S.A.: Con 'Libelo de sangre' aprendí este idioma, porque es un idioma. Tuve que aprender a hablar de otra manera. Volver a él me ha resultado fácil porque solo he tenido que hacer un repaso. Me sumergí mucho en la literatura del 'Siglo de Oro' porque no hay nadie mejor que los que vivieron en esa época para decirme cómo se hablaba y cómo se vivía en general.

B: ¿Alguna vez te ha perjudicado este cambio en tu vida diaria?

S.A.: Sí, ahora digo muchas palabras que no utilizaba antes, pero no me ha dado tan fuerte como cuando escribí 'Libelo'. En ese momento hablaba muy raro porque estaba tan metida que decía cosas raras. Ahora me he curado y soy capaz de distinguir el momento en el que vivo.

B: Ahora que puedes considerarte toda una experta en el Siglo de Oro Español, ¿Cuáles son las similitudes que ves entre la sociedad actual y la del siglo XVII?

S.A.: Desgraciadamente veo mucha desigualdad social, igual que en el siglo XVII. Además, aunque creo que hemos avanzado mucho en el tema de la mujer, nos queda mucho camino por recorrer. Es una pena porque son muchos siglos los que han pasado desde entonces. Teníamos que estar un poco más evolucionados.

En España al menos estamos mejor, pero todavía hay mucha violencia de género. Además, hay otros países en los que las mujeres viven detrás de la celosía como lo hacían en el siglo XVII y siguen llevando un manto que le tapa la cara. Es decir, tenemos muchas similitudes en este aspecto. En lo que hemos evolucionado es en el hecho de que exista una clase media. Antes solo había pobres o ricos. Esa clase acomodada era muy pequeña. Ahora tenemos un puente entre la riqueza y la pobreza que cada vez es más sólido.

B: En cuanto a la justicia, ¿Cómo crees que ha cambiado?

S.A.: No tenemos pena de muerte, eso ya es batante destacado, aunque en muchos sitios sí que exista todavía. Además, ya no se muere la gente por no creer en Dios ni se va a la cárcel por ello. Esa libertad parece una nimiedad, pero en aquella época era así. En este caso, no estoy hablando de España, esto entramos ya en toda Europa. En otros países había penas de muerte mucho más duras que en España por ser ateo. La pena de muerte estaba tan normalizada que apenas se lo planteaban. Entonces, que hayamos conseguido superar eso a mí me parece que hemos conseguido un gran avance para la justicia.

B: Te estrenaste como escritora con 'Libelo de sangre' y ahora continúas con 'Estirpe de sangre', ¿Tienes pensado seguir escribiendo libros? ¿Seguirías la misma línea?

S.A.: Si tengo ocasión, por supuesto. Esto es como una droga, una vez que la pruebas te atrapa. Mira que es un oficio solitario, muy sacrificado, con muchas horas... pero una vez que te metes no te suelta. A mí siempre me ha gustado leer novelas históricas y siempre soñé con escribir una. Ahora, lo he conseguido. Me gusta viajar en el tiempo al pasado porque para el presente ya lo tengo y el futuro ni me lo planteo, prefiero mirar atrás a la hora de escribir.

B: ¿Qué diferencia crees que tiene la bilogía con respecto a otras novelas del género?

S.A.: No sé si hay diferencia, solo puedo decir que en esta bilogía he puesto mi vida y mi corazón. Han salido de dentro de mí y han salido con trocitos de corazón incluidos. Eso es lo que tiene, mucho de mí. Por eso, espero que les guste a los lectores.

B: ¿Qué es lo que te has llevado contigo de la novela?

S.A.: Un sueño cumplido. Algo que para mí parecía inalcanzable, me arriesgué y me lancé al vacío donde encontré hierba en el fondo. Esta experiencia de tener mi nombre al lado del sello de la editorial Planeta la podré contar cuando sea mayor y me siento muy privilegiada por ello. Es un regalo.

B: ¿Crees que pueda existir la posibilidad de que una productora decida hacer una serie o película con la bilogía?

S.A.: Me encantaría, eso sería otro sueño cumplido. Ver a mi criatura en la pantalla sería increíble. Pero bueno, a ver qué pasa.