Bekia:¿Cómo surgió la idea de basar la historia principal de la novela en una secta?
B: ¿Alguna vez has tenido algún tipo de relación de forma directa o indirecta con algún tipo de secta?
CS: Una familia cercana a mí tiene un hijo que ha sido víctima de una secta, y he asistido a todo el sufrimiento de esta familia por querer sacarle de ahí. Es increíble, porque es muy difícil, ya que el lavado de cerebro es muy fuerte, pero lo que a mí me llamaba la atención es que ese chico en realidad no quería salir de ahí. Y en el fondo no quería dejar la secta por miedo a la libertad, por miedo a tener que decidir o ser rechazado en otros sitios, porque al final te acabas acomodando y te acostumbras a que te digan lo que tienes que hacer. Es por esto que a mí me interesaba más la psicología de la víctima que la del líder.
B: ¿Por qué crees que hay gente que se deja seducir por las sectas?
B: ¿Por qué escogiste Kenia como la localización de la novela?
CS: Kenia es un lugar muy propicio para que todos nos sintamos salvadores. A este lugar todos los occidentales van en forma de salvadores a través de ONGs de la caridad... se ha instalado la figura del 'White Savior', del salvador blanco que va a ayudar a los demás. Además yo conocía personalmente Kenia de antemano y me pareció inmediatamente el lugar perfecto, se configuró como el espacio de la novela, porque no era raro que alguien como Isabel fuera a salvar a Ezequiel, Maína ha sido el salvador de Ezequiel...Todos quieren salvar a todos, pero en el fondo nadie salva a nadie. Es por esto que en la introducción de la novela comienza con la citación de Cesare Pavese "Quien no se salva solo, nadie puede salvarlo".
B: ¿Nunca te has planteado en tu trayectoria profesional hacer otro tipo de literatura que no sea la novela?
CS: A veces lo he pensado, quizás lo haga algún día, lo que pasa es que luego me pongo a escribir y siempre me sale una novela, porque yo soy muy narrativa, muy de contra las cosas. En mi casa me preguntan "¿Qué te ha pasado?" y no sé por qué siempre me sale una historieta. Veo la vida así y me lo paso mejor así.
B: Cuando revisas la novela una vez la has finalizado, ¿sueles cambiar muchas cosas?
CS: Lo que suelo cambiar es el principio. Cuando llegas al final y ya llevas 300 páginas escritas has ido desarrollando una melodía, una música que al principio era más torpe, más tosca, entonces hay que cambiar o pulir un poco el principio para que se adapte al resto de la música. Y es que es la propia novela la que según vas escribiendo te va inspirando lo siguiente, van apareciendo personajes nuevos y van adquiriendo importancia personajes que antes no la tenían, e incluso son los mismos personajes los que van evolucionando. Tú puedes tener una idea inicial, pero según escribes todo se va transformando y va cogiendo forma. El final en cambio no lo suelo cambiar, cuando llego al final es el final. La historia no termina pero la novela sí y siempre me gusta que quede ese regusto de "mmm...¿qué pasará luego?".
B: Si tuvieras que escoger un único personaje de toda la novela, para pasar un rato y poder charlar con él para conocerlo mejor, ¿Cual sería?
CS: Pues hay un personaje al que yo le tengo un cariño especial dentro de la novela, que es Madame Selina. Yo la elegiría a ella porque es una mujer adusta, una mujer complicada para meterme en su mente y escudriñarla un poco más. Por eso yo la elegiría a ella.
B: ¿Hay algún personaje con el que te sientas especialmente identificada?
CS: Me siento más identificada con Isabel. Bueno, mitad Isabel, mitad Ezequiel. Porque me he dado cuenta de que he pasado muchos momentos en mi vida en los que me he sentido muy frágil e igual si hubiera venido un Maína a darme cobijo pues quién sabe lo que habría podido pasar. Pero quizás me identifico más con Isabel. No ahora en este momento de mi vida que soy madura, pero sí cuando era más joven, cuando era más ingenua, más inexperta y con ganas de salvar al mundo. Yo con mi familia no he vivido un caso como el de Ezequiel, pero sí que he intentado sacar a alguien de una obsesión por ejemplo, y me he sentido como una salvadora, aunque luego me haya dado cuenta de que no valía para nada, entonces ese rasgo mío, lo identifico más con Isabel.
B: Después de haber ganado tantos premios literarios y tener tanta popularidad en otros países como Italia, ¿Has sentido algún tipo de presión a la hora de publicar otras novelas?
CS: No sé si es presión o mucho sentido de la responsabilidad. Es algo abismal porque de pronto te expones públicamente enseñando tu trabajo. Es una sensación un poco rara, pero yo soy muy exigente conmigo misma y cuando escribo es como si fuera la primera novela que estoy escribiendo. Una novela es como si te despertaras y sintieras como si te estuviera esperando un amante en tu ordenador, y entonces te enfrascas en tu nuevo mundo y le das vueltas, hasta que un día se termina, se encuaderna y se publica, y entonces el mundo está frente a ti. No sé...es una sensación rara a la que uno nunca se acostumbra.
B: ¿Hay alguna novela que, aunque ya se haya publicado, luego hayas echado de menos seguir escribiendo?
CS: Todas. Todas podrían tener una continuación y de hecho cuando he leído novelas anteriores mías que se han publicado después en otros países y les he echado un vistazo, siempre me he sentido tentada de quitar o añadir algo, pero claro es mejor no hacerlo, porque cada cosa pertenece a un momento. Además me he dado cuenta de una cosa y es que lo puedes estropear, porque ya no sería la escritora como creadora sino que sería la lectora que hay en mí la que estaría cambiando las cosas. Cada novela la he escrito en un momento de mi vida específico bajo unas condiciones psicológicas y emotivas que no se pueden repetir.
B: ¿Hay alguna novela que hayas escrito pero que nunca se haya llegado a publicar?
CS: Todas las he publicado. Pero para escribir una novela hay que escribir antes otras tres o cuatro hasta que coges el tono final de la novela, y sirven para calentar motores, pero a veces llegan a ser 60 o 70 páginas que acabo desechando. Pero no lo considero como novelas fallidas, sino como un entrenamiento.
B: Para finalizar ¿Qué aconsejarías o cómo animarías a las personas que están comenzando a escribir?
CS: Yo les diría que fueran fieles a sí mismos, que no tengan miedo a su imaginación y que no se pongan trabas. No deben pensar en el qué dirán porque eso acaba bloqueando mucho y la literatura es el terreno de la libertad. Lo que tienen que hacer es encontrar su propio tono para poder contar cosas que solo ellos pueden contar.