Pablo Iglesias e Irene Montero han comparecido ante la prensa tras la polémica surgida entorno a la compra de un chalé valorado en más de 600 mil euros como futura residencia familiar. Las críticas de los otros partidos y el juicio generado entre los españoles ha sido lo que empujó a la pareja a tomar la decisión de que sea los militantes de Podemos los que decidan si ambos deben o no seguir al mando del partido o, en cambio, abandonar Iglesias su cargo como Secretario General y Montero el de Diputada en el Congreso de los Diputados.
"¿Consideras que Pablo Iglesias e Irene Montero deben seguir al frente de la secretaria general y de la portavocía parlamentaria de Podemos?" será la pregunta a la que tendrán que responder con un 'sí' o un 'no' las bases del partido. Esta decisión ha sido comunicada por la pareja en una rueda de prensa realizada el pasado sábado 19 de mayo en la que manifestaron que sienten cuestionada su "credibilidad", "honestidad" y "coherencia" a raíz de la compra del mencionado chalet: "Nos incumbe a los dos porque la casa nos la hemos comprado los dos", dijo Iglesias: "Soy sincero, no pensaba que esto iba generar ningún debate ni noticia de estas dimensiones".
Irene Montero y Pablo Iglesias en el Congreso de los DiputadosSerá el Secretario de la Organización, Pablo Echenique, el encargado de detallar las condiciones de la consulta a las bases tras la reunión que todas las semanas tiene la ejecutiva del partido, en este caso el lunes 21.
Las críticas internas
Sin duda la compra de una casa de tales dimensiones y con un hipoteca de tal magnitud en cuanto a la letra mensual, caldeó mucho el ambiente. Los cimientos del partido se tambalearon cuando sus principales mandatarios pasaron de ser ciudadanos de a pie con un piso en Carabanchel a residentes de una lujosa urbanización a las afueras de la ciudad. Esto, que no va más allá de lo ideológico, no solo hizo saltar chispas en la oposición, sino también dentro del propio Podemos.
Pablo Iglesias e Irene Montero durante una sesión en el ParlamentoEl primero en manifestar su desacuerdo fue el alcalde de Cádiz, José María González 'Kichi', quien a través de un comunicado oficial trasladó su pensamiento de que la ideología de partido implica "el compromiso de vivir como la gente corriente para poder representarla en las instituciones y supone renunciar a privilegios como el exceso de sueldo". Una organización afín al partido, la coordinadora 25S, también ha expresado su malestar a través de las redes sociales: "No se trata de hacer voto de pobreza o de vivir en cuevas, pero sí de coherencia. La gente de izquierdas tenemos que mirarnos en el espejo de Marcelino y Josefina, en el de Pepe Mujica o Julio Anguita. Parece que Irene y Pablo han elegido el espejo de los Aznar-Botella".
