Los vecinos de Galapagar consideran que la pareja de políticos destacan en el municipio por su seriedad, poca simpatía y exigencias.
Pablo Iglesias e Irene Montero viven en Galapagar, municipio que está a 40 kilómetros de Madrid, desde mayo de 2018. Desde entonces han tenido que adaptarse a nuevos cambios, como la zona residencial en la que se encuentra su chalé y el nacimiento de sus mellizos. La revista Jaleos ha querido ir más allá y saber la opinión que tienen los vecinos del municipio sobre la pareja, que la verdad no han sido muy gratas:"No se caracterizan por ser personas excesivamente cercanas. Son bastante serios".
Uno de los pocos establecimientos que los políticos han visitado ha sido la freiduría andaluza 'El Tablao'. Según este medio, la experiencia para los empleados no fue precisamente agradable, ya que no les gustaron para nada las exigencias con las que la pareja intentaba condicionarlos: "Justo el día que firmaron la hipoteca vinieron los dos. Llamaron y manifestaron sus intenciones de comer aquí, pero en una zona tranquila, donde no hubiese gente para que así no les molestasen y que, de no ser así, se marcharían a otro lado". La pareja es conocida como los fantasmas de Galapagar, ya que no hacen vida en el pueblo, salvo en la zona de compra de necesidades básicas, pues los residentes del pueblo han asegurado que hacen la compra semanalmente en el Supercor: "Compra muchas cervezas, pero cervezas pijas, de las de cuatro euros", decían sobre el secretario general de Podemos.
La gran dedicación de Irene Montero y Pablo Iglesias
Y es que la pareja no visita ni la pizzería, ni los bares clásicos de pueblo. Lo que sí visitan, y cada semana, es la farmacia, pues sus mellizos prematuros necesitan muchos cuidados. "Su madre está totalmente volcada con sus hijos. A la farmacia vienen los dos y lo hacen con mucha frecuencia por temas exclusivamente relacionados con sus dos niños y el tratamiento de estos", han asegurado al medio.
Los hijos de Pablo Iglesias e Irene Montero estuvieron más de tres meses ingresados en el hospital rodeados de tubos, electrodos, de monitores cardíacos y de respiración, según explicaron sus padres en una carta abierta debido a su nacimiento prematuro. Afortunadamente, cada día están mejor.