Pero en medio de todo esto también se puede sentir un incondicional amor y es que el perro de Andrea no quiso separarse de la tumba de su dueño ni un solo segundo, y se tumbó a su lado.
Al iniciar el funeral, los familiares acercaron al perro al ataúd para que así se pudiera despedir de su dueño y la reacción de este es de lo más emocionante, y es que moviendo la cola por volver a encontrarse con su dueño, huele la tumba, y no quiere apartarse del lugar.
Julia, otra trágica historia del terremoto de Italia
Otra historia que destaca es la de la pequeña Julia. Su ataúd estaba en el centro de la sala de deportes preparado para el funeral de la misa, el propio bombero que intentó salvarla sin éxito escribió una nota para ella: "Hola pequeña, siento que llegáramos tarde. Ya habías dejado de respirar, pero quiero que sepas allá arriba que hicimos todo lo posible para conseguir salvarte".