Nativel Preciado: Te puedes imaginar. Durante este tiempo que ha sido tan difícil para todos, aunque para mí a lo mejor no tanto como para otros que lo han pasado peor que yo, pero yo también he sufrido las consecuencias del confinamiento y la pandemia, de la incertidumbre. Unidas a todas esas incertidumbres, yo tampoco tenía seguridad en esta novela, que es muy distinta a todas las que he escrito hasta ahora. Y bueno, siempre tienes miedo a que no te salga como quieres. Y claro, salir de todas esas incertidumbres juntas: vacunada, con el covid, con el fin de confinamiento, con la esperanza de que esto se va resolviendo y encima lo primero que me sucedió en el primer acto cultural que estuve es que me dieran un Premio Azorín, pues te puedes imaginar la alegría tan tremenda que me llevé.
B: Ya ha salido a la venta su novela. ¿Qué tal, cómo ha sido la acogida del libro...?
B: ¿Cómo surge la idea de 'El santuario de los elefantes'?
B: Has dicho que ésta es una novela completamente distinta a las que ha escrito hasta la fecha. ¿Cómo decide dar el paso y apostar por un nuevo experimento?
N. P: Esta novela es ficción pura y dura. Es un cuento, una novela de aventuras, una novela de viaje donde no hay ninguna referencia personal ni profesional. Es fruto, absolutamente, de la imaginación. En el resto de novelas siempre hay referencias donde se me puede identificar de algún modo a través de diferentes personajes, a través de situaciones, de ambientes. Y aquí yo creo que no, sinceramente, porque es pura ficción.
B: ¿Cómo fue el proceso de escritura y documentación de esta novela?
N. P: Tuve la suerte y la desgracia de estar confinada y me documenté mucho a pesar de que conozco algunos países africanos, sobre todo de África Occidental, lo suficiente para poder hablar de ellos. Dediqué todo el tiempo a la novela, porque dejé el resto de las actividades al igual que todo el mundo. Me vi montones de documentales impresionantes sobre historias de furtivos que están, lamentablemente, muy de actualidad por el desastre que ha pasado con dos compañeros nuestros, que los han asesinado por rodar un documental sobre furtivos. He aprendido muchísimo sobre muchas cosas, pero especialmente sobre África, sobre animales, sobre los elefantes, que me he leído pf.. Hay muchos libros maravillosos sobre los elefantes y ha sido muy compensador la suerte y el privilegio que supone estar confinada y tener esa posibilidad de escaparte del confinamiento y poder viajar a través de la imaginación, con muy pocos instrumentos: un ordenador, aunque a veces ni eso, un papel y un bolígrafo. Una experiencia muy compensadora y, sobre todo, la alegría de haber salido de ella tan bien parada. Cuando yo empecé, para saber cualquier cosa tenías que presenciarte en una hemeroteca. Tenías que hablar con alguien que conociera el problema y el desplazamiento era esencial. No podías quedarte en tu casa ni en la redacción. Ahora, sin embargo, pues sí lo puedes hacer.
B: ¿Cuánto ha tardado en escribirla?
N. P: Pues yo creo que un año. Entre unas cosas y otras, un año. El previo, las preparaciones, nunca se cuentan porque no sabes muy bien cuándo se empieza exactamente o cuándo le das vueltas. Yo tengo la manía de tener cuadernos pequeños donde voy escribiendo características de cada personaje: cómo es físicamente, su carácter, dónde vive, cómo son los itinerarios por los que pasa... En fin, pero eso es previo. Eso no lo cuento. Lo que es escribirla y terminarla y darle vueltas al primer borrador y todo eso, pues yo creo que un año.
B: ¿Ha estado alguna vez en Tanzania?
N.P He pisado, pero no lo conozco. Todo lo que escribo no lo conozco. He visitado más la parte de África Occidental. Y el Magreb lo conozco mejor todavía porque he estado varias veces por motivos de trabajo, pero nunca he vivido en África. He estado tanto de visita profesional como de visita de placer. La primera vez que pisé África fue como turista, a Senegal, concretamente. Luego he vuelto muchas veces por motivos profesionales, generalmente.
B: Me ha gustado mucho una reflexión que hace en el libro que dice algo así como que "el ser humano se cree la especie elegida", ¿puede hablarme un poco más de ella?
N. P: Pues sí, porque mira una de las lecturas que tuve previa y durante la escritura del libro fue Harari. Todos los libros de Harari pero, fundamentalmente, Sapiens. Y es él quien lo dice y lo documenta y lo explica. Él dice cosas mucho más duras como que el Homo Sapiens ha sido la especie más depredadora y más asesina de la creación. Y es verdad que nos hemos sentido la especie elegida en el sentido de que todo estaba a nuestra disposición, hemos creído que el resto de la naturaleza estaba para que dispusiéramos de ella como quisiéramos y hemos abusado de tal manera que está claro que nos hemos equivocado, es insostenible esta relación que tenemos con la naturaleza. Cada vez más residuos, más basura, las especies desaparecen, el clima cambia en parte por culpa de la acción humana, etcétera. En fin, está claro que esto es insostenible. Y tanto él como el resto de las autoridades en la materia, dicen que tenemos que empezar a llevarnos bien con la naturaleza, cosa que los africanos hacen, a lo mejor por necesidad o por el motivo que sea, pero sí están dentro de ese paisaje y de esa vida acorde con la naturaleza.
B: 'El santuario de los elefantes' llega en un momento de muchos cambios a causa de la pandemia. ¿Se puede sacar alguna lectura sobre ello en el libro?
N. P: Tú sabes que cuando terminamos el libro, entregamos a nuestros personajes, animales, a mis elefantes, los he puesto a disposición de los demás. Y cada uno tiene interpretaciones diferentes. Fíjate, estos días he hablado con compañeros de los medios, sobre interpretaciones que han hecho los que lo han leído. De repente sacan algo que yo no era consciente de que había escrito y lo he tenido que volver a mirar. Y he dicho: 'ah, pues tienes razón es verdad que se puede sacar esta conclusión'. O sea, que lo que tú escribes se complementa con lo que los demás piensan de lo que tú escribes y su propia experiencia como lector. 'Pues a mí me pasó algo similar y mi conclusión es diferente o es la misma'. Eso ya lo dejo. Yo escribo generalmente para aclararme yo misma el mundo, para entender las cosas y, al final de un esfuerzo, entiendes las cosas mejor. He sacado algunas conclusiones que no las pongo explícitas en el libro, porque la literatura es otra cosa. No es un tratado donde quieras convencer a nadie de nada. Yo me conformo, de verdad, con distraer y que, si alguien saca alguna idea o conclusión que le pueda servir para algo o yo le contagio mi entusiasmo por África, por los elefantes, por los animales, por el medio ambiente, por todas esas cosas latentes en el libro, me doy más que por satisfecha.
B: Las mujeres de su novela son las claras protagonistas de la ficción, ¿tuvo claro desde el principio que esto fuera así?
N. P: He escrito alguna novela con un protagonista masculino pero, realmente, al final te vuelcas más en las mujeres porque con los hombres parece que tienes que hacer un esfuerzo sobreañadido para ponerte en su lugar en diferentes situaciones y con las mujeres te cuesta muy poquito. Aunque sean muy diferentes a ti, aunque sean mujeres, algunas tan perversas como Elísabeth, a pesar de todo entiendes esas cabezas mejor que las de los hombres. Entonces, te dejas llevar y terminan siendo las protagonistas. Aquí hay varias, en otras novelas hay una clarísima sola. Pero aquí hay varias porque es una novela coral, que también me ha costado un esfuerzo poco habitual el hecho de manejar tantos personajes y diálogos. Por eso te decía que es completamente distinta a todas las que he escrito hasta ahora.
B: Con quién se quedaría, ¿Julia Soros o Adriana Claire?
N. P: A mí me gusta más Adriana por varias circunstancias, pero no me identifico del todo con ella por el pasado que ha tenido. Es un pasado en el que yo no me hubiera visto, vamos, afortunadamente no me he visto. Quizás si la mala suerte me hubiera acompañado hubiera tenido este tipo de servidumbres, relaciones y tal. Y, por otra parte, no tengo mucho que ver con el personaje. Me gusta el final, me gusta que ella comprenda las cosas que a mí me gustan. Pero no creas que yo me identifico con ninguna.
B: ¿Podría haber una segunda parte del libro?
N. P: Yo creo que no. No suelo. Una vez que los despacho y termino, que soy capaz de llegar al final, no me quedan muchas ganas de retomar la historia porque creo que soy muy sintética. Tengo esa formación periodística que otros llaman deformación, pero yo llamo formación periodística, para ser muy sintética y para podar todo lo que sobra. Y lo que sobra no quiero aprovecharlo después, porque sobra.
B: ¿Qué personaje es menos de su agrado?
N. P: Caros. Se nota que le detesto, ¿no?. He puesto a Julia de catalizador para que vaya enfrentando a cada uno. Como no pertenece a ese ambiente y está incrustada en ese grupo de una manera casi forzada, me hacía gracia que ella pusiera en situación de confrontación a unos con otros. Al propio Carlos, que se nota cómo es, sobre todo se ve en la relación que tiene con Julia. Cuando va en busca del cargamento de marfil se sabe a lo que se dedica y lo que más le interesa en el mundo, pero sí. A mí me parece que a Carlos le iba cogiendo manía progresivamente mientras iba escribiendo.
B: Adriana Claire representa con Helani e Imamu lo idílico: la posibilidad de ofrecer los medios y las herramientas para empoderar a la sociedad africana y convertirlos en autosuficientes, que sean capaces por sí mismos de explotar sus propios recursos. La idea de que solo la ayuda occidental salvará a África de la miseria se anula continuamente a lo largo de su libro. ¿Puede hablarme un poco más de ello?
N. P: Pues mira, por eso digo que es una novela muy alegórica, porque, efectivamente, hay pequeños gestos que no están muy desarrollados, son apuntes, con los que quiero dar a entender exactamente lo que tú has entendido. O sea que me encanta que me digas ese tipo de cosas porque es lo que yo pretendía trasladar. A veces dudas y piensas que quizás has sido demasiado parca en palabras o en desarrollar la idea. Pero sí, es eso que dices. Darles los instrumentos para que puedan vivir de la inmensa riqueza que tiene África, porque lo que realmente sucede es que las multinacionales y las grandes potencias la necesitan para su propio desarrollo. Entonces, si los africanos pudieran vivir de su propio medio y a los elefantes no les hicieran la vida imposible para robarles el marfil, pues la verdad que el ecosistema africano podría recuperarse y salir adelante y los países también. Porque cuando dicen que los dictadores impiden que les lleguen las ayudas, resulta que la mayoría de esos dictadores están sostenidos por potencias que tienen intereses en los países, que acaban siendo sus instrumentos de explotación. O sea que, si los dejáramos organizarse, yo estoy segura de que llegarían a recuperar la vida que se les ha robado.
B; Su novela ofrece una mirada hacia la naturaleza muy necesaria hoy en día. ¿Cree que los lectores podrían cambiar un cosa su forma de entender esto y actuar más responsabilizados?
N. P: Pues me parece demasiado. Pero quizá alguno sí reforzara una idea que ya tuviera previa. Una novela es poco para eso. Muchas novelas, muchos gestos, muchas charlas, muchas actitudes en ese sentido sí cambian mentalidades. Una sola no, pero muchas pues sí y yo hago mi parcela: trato de limpiar y adecentar lo que yo pueda hacer, es decir, mi casita, mi escritura, mi trabajo, mi gente y bueno, si todos hiciéramos eso con la misma convicción, te aseguro que esto cambiaba. Sin duda.
B: ¿Para cuándo una próxima novela?
N. P: Estoy todavía con esta criatura a la que estoy presentando a los demás. Pero siempre estoy escribiendo, siempre tengo algún proyecto anterior que desarrollar. Tengo una idea que estoy tratando de sacar adelante y a lo mejor en agosto llega el momento, ya que es un mes donde dedico un poquito de tiempo a airear, a imaginar, a pensar y a tomar apuntes. Así que a lo mejor avanzo, pero no tengo ni idea.
B: ¿Tiene ya algún boceto o idea sobre el tema central de ese próximo libro?
N. P: Ideas y proyectos sí tengo, pero no lo cuento, porque cada vez que lo he hecho al final se han frustrado y he decidido que ya voy a optar por no contar nada.