Pese a los problemas de salud que arrastraba, la empresaria no dejó de organizar bodas hasta el último momento, lo que le hacía inmensamente feliz. También era muy activa en las redes sociales, donde colgó una fotografía en el hospital con sus tres hijos, a los que ella llamaba "pitiños", en la que, sentada en una silla de ruedas, los cuatro miraban hacia un gran ventanal con hermosas vistas.
Debido a su actividad y fuerza, su muerte prematura, a los 34 años, ha sorprendido a todos. Arrastraba problemas de salud pero nadie llegó a pensar que este podría ser el final de la gallega. Según afirman sus compañeras en un emotivo mensaje en Instagram, "Indara vivió rápido treinta y cuatro años muy intensos, inspiradores, incansables".
Una gran luchadora
Desde su empresa han querido rendirle homenaje a través de las redes insistiendo en la fortaleza y lucha de la gallega, que se desvivía por su familia y su trabajo. En ese emotivo mensaje le dedican palabras como estas: "Indara se nos ha ido. Siempre nos arrastraba a todos con ella, pero esta vez, la única, se ha ido sola de viaje, pero no del todo.... Aquí nos queda el mundo que ella creó, todo aquello que inventó de manera incontrolable. Inventó momentos, inventó todo aquello de lo que sentía necesidad de rodearse: viajes, descubrimientos imposibles, personas, cosas (siempre bonitas) y sueños que conformaron su mundo sin miedo. Su mundo libre. El más libre que jamás ha existido".