Calaveritas, pan de muerto, adornos multicolores, disfraces y sobre todo, mucha diversión, hacen que Halloween sea una de las fiestas más terroríficas del año. Tanto pequeños como mayores se lo pasan en grande. Es la excusa perfecta para que toda la familia al completo salga a celebrar la fiesta más divertida del año.
No obstante, Halloween no sólo es gastronomía, color y disfraces, sino que también es relato y tradición, y por ello, en función del sitio en el que tenga lugar la celebración, los disfraces y la forma de celebrarlo es distinta. Más llamativos o más tradicionales, el país entero se vuelca para celebrar esta gran fiesta que ya se ha convertido en un espectáculo para toda la familia.
En México el día de los Muertos se celebra el 2 de noviembre
El Día de los Muertos en México se celebra el 2 de noviembre y según la creencia popular en este día, los ya fallecidos regresan a sus hogares en la tierra. En el país azteca, debido a su cercanía con Estados Unidos la fiesta de Halloween se ha hecho muy popular y se ha convertido en toda una fiesta.
Los orígenes de la celebración del Día de Muertos se encuentran en los antiguas culturas indígenas de los Aztecas, Mayas, Purepechas, Nahuas y Totonacas que durante tres mil años hicieron rituales dedicados a sus ancestros coincidiendo con estas fechas.
La fiesta comienza la tarde del 31 de octubre con los preparativos del Día de los Angelitos (también conocido como Día de Santos Inocentes, o Todos los Santos) que se celebra el primero de noviembre. Esta celebración por partida doble tiene su explicación. El 1 es el día en que regresan las almas de los niños y el 2 las almas de los adultos.
Antes de cenar los niños mexicanos salen a pedir la 'calaverita'
La tradición azteca rememora a los niños muertos que alcanzaron a ser bautizados antes de morir. Todos los habitantes se dirigen a camposanto al anochecer para adornar las tumbas, principalmente usando una flor naranja llamada xempazuchitl. En las casas se hace un altar en honor a los parientes difuntos, en los que se colocan fotos de ellos, alimentos y bebidas para que el difunto recuerde sus gustos cuando lo visite de noche.
A los niños les encanta disfrazarse y convertirse, al menos, por un día, en su personaje favorito o el más terrorífico. Este día se celebra con una reunión en casa. Antes de la cena, los niños salen a la calle para pedir su 'calaverita' es decir, un regalo, dinero o una calavera de chocolate o azúcar. Después de la cena, toda la familia degusta el tradicional plato local 'pan de muerto', a base de levadura.