María Dueñas lanzaba novela cada tres años. Así lo hizo desde que se convirtió en una revolución literaria con 'El tiempo entre costuras' (2009). Después llegaron 'Misión olvido' (2012), 'La templanza' (2015), 'Las hijas del capitán' (2018) y 'Sira' (2021), la esperadísima segunda parte de 'El tiempo entre costuras'. Los años fueron pasando y al llegar 2024 se daba por hecho que llegaría la sexta novela de la escritora, pero no. Esta vez hubo que aguardar a finales de marzo de 2025, a un mes del cuarto aniversario de 'Sira', para tener entre las manos lo nuevo de María Dueñas. Eso sí, la espera mereció la pena. " Me encuentro seis novelas más vieja y soy 16 años más sabia ", comenta la escritora con humor.
La autora, nacida en 1964 en Puertollano, publicó con Planeta 'Por si un día volvemos', novela protagonizada por Cecilia Belmonte, una mujer que en realidad no se llama así y de la que nunca sabremos su nombre real. Esta joven sufre una violación en su pueblo de Murcia, El Puntarrón, a manos de un desalmado que estaba en casa de sus padres y al que ella mata tras la violación. Después de tomar conciencia de lo que ha hecho, coge las pertenencias del hombre, entre ellas un pasaje para Orán, y se marcha rumbo al mar, a Cartagena, para empezar una nueva vida en la Argelia Francesa de 1927, donde se queda durante 35 años y donde le aguardaron aventuras y desventuras, con predominio de estas últimas.
Para presentar la novela, María Dueñas viajó con un grupo de periodistas, entre ellos quien esto escribe, a Alicante. El motivo de la elección de esta ciudad fue que la novela termina aquí y que muchos españoles salieron de este puerto o regresaron a él con destino o procedentes de Orán, de la entonces Argelia francesa. De ello nos habló la autora, que estaba radiante en la presentación de su novela.

"Durante los años de la Argelia francesa, a partir de 1830 y hasta su independencia en 1962, fue el destino de muchísimos españoles que salieron de una España, complicada, empobrecida, que les brindaba pocas oportunidades de futuro para ellos y sus familias e iban a mejores venturas al otro lado del mar. La travesía es cortísima, en unas horas, en una noche. Cuando no había AVE, ni autovías, se tardaba casi menos en ir a Orán que en ir a Madrid desde Alicante. Era un trasiego constante, había barcos de correo, de pasajeros, de mercancías, desde Alicante, sigue habiendo algún ferry. Y yo lo que he querido es reconstruir todo ese universo de la mano de Cecilia".
Cecilia Belmonte, nombre que la protagonista toma del hombre que la viola, y con el se queda salvo los cambios de apellido por sus dos matrimonios, tiene algo de Sira Quiroga, y así se le hizo saber a la escritora, que señaló que " tampoco se parecen tanto, pero se llevarían bien o se habrían entendido porque son las dos mujeres empáticas, pero verdaderamente sus mundos tienen muy poco que ver. No había hecho la reflexión de cuánto se parecía Cecilia a sus anteriores protagonistas. Tiene mucho y poco que ver a la vez", apunta Dueñas.
"Coincide con 'Las hijas del capitán' cuando están hablando de la inmigración a Nueva York. Algo puede coincidir con Sira en el hecho de que son mujeres jóvenes a las que las adversidades de la vida, vengan de un lado o de otro, las pone en movimiento. Tienen que abandonar el sitio en el que la vida les ha puesto y reemprender una vida nueva con la que ellas no sospechaban en absoluto y en la que se van a ver enfrentadas a un futuro incierto que van a tener que ir trabajando poco a poco gracias a su esfuerzo, a su audacia, a sus buenos y malos ratos, a su trabajo y a su compromiso", apunta María Dueñas bajo el sol de Alicante, que deja bien claro que el sufrimiento de Cecilia es mayor que el de la protagonista de 'El tiempo entre costuras' y que Cecilia tiene más garra que Sira.
Un coloquio con pied-noirs
Cecilia Belmonte fue una pied-noir, que era como se llamaba a los franceses o de origen francés, aunque también de otros países europeos como España, que nacieron o vivieron en Argelia durante el período colonial francés, entre 1830 y 1962. A Argelia llegó huyendo de la miseria de la España de los años 20 del siglo XX, y allí vive, malvive, sobrevive y finalmente prospera a base de mucho esfuerzo. El sosiego nunca termina de alcanzar a la Cecilia ya madura, que como tantos otros, tras la guerra de la independencia de Argelia debe abandonar el norte de África, dejar su vida y regresar a una España desconocida para ella.
Esa historia, la de la emigración española a la Argelia colonial francesa no es tan conocida en España, y ahí vio María Dueñas un filón para una novela. En su caso, como residente en Cartagena, sí estaba familiarizada con los pied-noirs porque tanto en la Región de Murcia como en Alicante se les conoce y se ha profundizado en ellos. De hecho, casualidades de la vida, al almuerzo de prensa con la escritora acudió María Gilabert, coordinadora y redactora de la Revista Casa Mediterráneo, que contó a algunos de los presentes que su abuela vivió en Orán: " En aquellos años Orán era más moderna que Francia. Se hablaba español, francés y árabe ", expresó, añadiendo que su familia salió huyendo por la guerra de independencia, pero que su bisabuelo se quedó y está enterrado en Argelia.
¿Qué queda del Orán de aquellos años, repleto de franceses y también de muchos españoles de origen? La verdad es que no mucho, reconoce la autora. "Orán ahora está completamente distinto al de la novela en todos los sentidos. Era una ciudad muy francesa que está sobre un antiguo enclave musulmán de la época y con algo de población musulmana y algo, muy poquito de arquitectura y de urbanismo árabe. Fue parte de la corona española durante más de 200 años en dos periodos sucesivos. Queda todavía en construcciones de ingeniería militar enormes de murallas, de castillos, de fortificaciones, de baluartes, todo eso queda del resto español".

"Después se van los españoles, los otomanos van pasando en distintas épocas de poder y llegan los franceses en 1830 y ahí es cuando hacen de Orán, de Argel, de toda la Argelia francesa, más que una colonia, porque no era un protectorado como pasaba con España en Marruecos o con la propia Francia en Casablanca en Rabat y con España en Tetuán. Eran provincias francesas y se consideraba que su población era francesa, su sistema, su aparato social y cultural, económico, jurídico, administrativo, todo era francés. La bandera que ondeaba en todas partes era la tricolor francesa, la lengua de todos los organismos era la francesa y levantan una ciudad al modo francés con unos edificios preciosos. Sus calles, sus establecimientos", añade la autora.
"Luego están los barrios que algunos son más de población árabe, otros son más de población española trabajadora, a los que la arquitectura sofisticada les da exactamente igual, lo que quieren es un techo para vivir con facilidad. Había antiguos barrios españoles, la Escalera, la Marina, que han ido desapareciendo y ahora son barrios ya muy árabes. La arquitectura francesa permanece, pero está muy en decadencia", prosiguió.

"Por ejemplo lo que era el Gran Liceo Francés donde estudiaban todos o la mayoría de los jóvenes, que era gigantesco, pues ahora es el Consulado de Francia. Ya no hay centro educativo, hay una sede del Instituto Francés, pero por lo demás ya no hay nada de esa sociedad multicultural, multilingüe porque allí se oía francés, árabe, español, italiano incluso y ahora es una sociedad musulmana, árabe, complicada porque Argelia no se ha abierto al turismo a diferencia de Marruecos a un lado y Túnez al otro. La economía de Argelia se ha abastecido de otros asuntos y entonces está menos abierta al mundo y choca un poco cuando vas allí. Fui hace un año y yo iba con un Orán en la cabeza buscando esos sitios de la Argelia francesa y encontré muy poco. Pero resulta evocador, muy interesante ir, hay muchos recuerdos", manifestó María Dueñas.
Para reconstruir esos recuerdos habló con tres pied-noirs, a los que ella llama sus confidentes, su memoria viva, y con los que participó en un coloquio celebrado en la Casa Mediterráneo de Alicante, que albergó también una experiencia inmersiva de 'Por si un día volvemos'. Carlos Galiana, Eliane Ortega y Joseph Torroja "vivieron allí su juventud y hablaban medio francés, medio español y en oranico, que era el español pasado por un poco de francés, mucho de valenciano, un poco de andaluz, una mezcla. Estaban hablando y recuperaban sitios que de pronto a mí me sonaban un poco de aquel mundo de antes".

En ese coloquio estuvo también Juan Ramón Roca investigador y divulgador, autor de "Los españoles en la Argelia Francesa, emigración y exilio", que señaló que en la Argelia bajo la dominación francesa "hubo muchos Cecilios y Cecilias", y que muchos españoles fueron a trabajar allí en la agricultura, en los servicios, manufacturas, comercio o construcción, pero que hubo muchos también que ascendieron más, como ocurrió por ejemplo con la familia de Carlos Galiana, que prosperó con el anís. Por su parte, Eliane Ortega agradeció a María Dueñas que gracias a su novela ha podido volver a sentir los perfumes, los ruidos y el viento de pino de la que siempre considerará su ciudad, de Orán.