El escritor madrileño Manuel Ríos San Martín ha publicado su tercera novela, titulada 'Donde haya tinieblas'. Se trata de un thriller con ciertos elementos extraordinarios que tienen su origen en el Antiguo Testamento. A lo largo de dicha novela el autor lleva a cabo una reflexión desde una perspectiva religiosa sobre el mal, el perdón y el castigo en el panorama actual de las redes sociales. Todo empieza con la desaparición de una famosa modelo rusa de 17 años. Es el comienzo de esta novela escrita durante el confinamiento.
Bekia: ¿Cómo surge la idea de 'Donde haya tinieblas'?
Manuel Ríos San Martín : La idea de 'Donde haya tinieblas' surge en una visita a Ávila. Me habían invitado a dar una conferencia y me pase después por la catedral. En el claustro, había una exposición que hablaba de la historia del ser humano desde la prehistoria hasta la actualidad entremezclada con la historia de la religión. Y en un momento determinado se incluía el concepto de pecado como el origen del mal. Como mi anterior novela, 'La huella del mal', hablaba de la violencia primitiva en la prehistoria, me pareció que esta nueva perspectiva podía ser interesante para tratar el tema de la violencia desde un punto de vista completamente diferente. Con un trasfondo religioso.
B: ¿Cómo fue el proceso de escritura y documentación de esta novela?
M. R. S. M. : Estuve documentando y estructurando la novela los meses previos a ponerme a escribirla. Hablé con mucha gente, forenses, policías, juezas, expertos en el Antiguo Testamento... y también busqué muchos datos por Internet. Necesitaba encontrar representaciones artísticas religiosas que me sirvieran para la simbología de la trama. España es un país muy rico en iglesias, ermitas o santuarios, pero descubrir los que mejor funcionaban para la historia no fue sencillo. Una vez tuve la documentación y la estructura de los capítulos me puse a escribirla. No hasta ese momento.
B: ¿Has visitado los lugares de significación religiosa que describes en tu novela?
M. R. S. M. : El Santuario de Aránzazu lo había visitado hacía unos años y me había quedado impactado. Cuando vi que podía incluirlo en la trama no tuve duda. Es un lugar impresionante, de una fuerza enorme, agreste. Virgen del Ara y San Juan de la Peña los encontré por Internet y contacté con gente de la zona para hacerles algunas preguntas ya que estábamos confinados en ese momento. En cuanto nos dejaron viajar me marché a Extremadura a ver la ermita de Virgen del Ara, que es quizá el enclave fundamental en la novela. Un sitio maravilloso, con unas pinturas al fresco que cubren toda la cúpula y que hacen que parezca una pequeña Capilla Sixtina en mitad del campo. Muy recomendable ir a visitarla.
B: ¿Cuánto has tardado en escribirla?
M. R. S. M. : La novela se me ocurrió en octubre del 2019 y empecé a estructurarla a tiempo parcial durante varios meses. Cuando nos confinaron la tenía lista y había llegado a un acuerdo con Planeta. La primera versión la entregué a la editorial en septiembre del 20. Fueron meses de dedicación completa, sin distracciones, ya que varios proyectos de televisión en los que estaba trabajando se pararon por el confinamiento. A partir de septiembre hice algunos ajustes en la trama, corrección de estilo, etcétera. La versión definitiva estuvo lista a finales de enero.
B: ¿Crees en Dios?
M. R. S. M. : He sido creyente, ahora tengo más dudas.
B: El primer ejemplar de esta novela se lo regalaste a la enfermera que te vacunó contra el Covid-19, ¿por qué?
M. R. S. M. : La novela está dedicada a todos los profesionales que durante el confinamiento siguieron trabajando y consiguieron que la sociedad no se desmoronase del todo: personal sanitario, transportistas, cajeras, etc. Cuando fui a la imprenta y me dieron el primer ejemplar decidí que sería para la enfermera que me vacunara, cosa que pasaba dos días después. Y así lo hice. Después, ella lo compartió en redes con sentido del humor, decía que era la única que tenía la novela en ese momento. Y era verdad. Me hizo mucha ilusión, fue emocionante. En esos meses en lo que se había estado investigando yo había escrito la novela y era como cerrar un círculo. Cuando me vacuné por segunda vez volví a coincidir con ella y se lo estaba leyendo.
B: "Solo quien asume la culpa merece el perdón". La frase de la portada de tu libro es especialmente llamativa. ¿Va dirigida a algún personaje en concreto o actúa como una especie de mensaje a la sociedad actual?
M. R. S. M. : La frase la eligió marketing y es estupenda. Llama mucho la atención y a la vez explica la novela, que habla de la culpa, pero también del perdón, de la venganza, de la misericordia. Creo que como sociedad y como individuos no estaría mal que hiciésemos esa reflexión: ¿Preferimos el castigo o el perdón? (Espero que prefiramos el perdón).
B: Los inspectores que investigan el caso son completamente diferentes. Con quién te quedarías, ¿Juan Martínez o Nuria Pieldelobo?
M. R. S. M. : Esto es como ¿a quién quieres más, a papá o a mamá?, no se puede elegir. De todas maneras, la novela está narrada desde el punto de vista de Martínez. Eso hace que me identifique un poco más con él, pero creo que el contrapeso de ambos personajes es lo que hace que la novela sea interesante; si quitásemos a uno de ellos faltaría un punto de vista esencial y la novela quedaría coja. Ambos son imprescindibles.
B: ¿Tuviste claro desde el principio que ellos iban a ser la pareja de inspectores de tu historia?
M. R. S. M. : No, al principio estructuré la trama sin saber quiénes iban a ser los protagonistas. De hecho, cuando yo tuve toda la novela pensada, escribí las 30 primeras páginas del tirón, un poco a ver qué me salía. Es algo que hago habitualmente para coger el tono. Y ahí apareció Martínez, distinto a como me lo había imaginado. Después fue creciendo también Pieldelobo y ambos se enriquecieron y se llenaron de matices. He intentado trabajar mucho los personajes, creo que resultan muy humanos y que el lector se identificará con ellos, se pondrá en sus zapatos. Cuando decides los personajes la trama también cambia en función de ellos, eso es indudable.
B: ¿Se te puede identificar en alguna parte del libro, en un personaje o en un discurso concreto?
M. R. S. M. : Como autor estoy en todas las frases del libro, en las que están a favor del perdón y en las que están en contra. El "mensaje" es todo el libro en sí, no una frase concreta. Pero debo reconocer que tengo gemelos.
B: En un momento del libro Martínez habla de que la "máscara de zafio" le sirvió como protección frente al mundo femenino, ¿puedes profundizar un poco más sobre esta idea?
M. R. S. M. : Yo creo que hay hombres de la generación de Martínez a los que las mujeres jóvenes los descolocan; su empuje, su juventud, su inteligencia o su belleza. Comprenden que el mundo ha cambiado, que su educación, en parte, está desfasada; pueden ser caballerosos en exceso, algo paternalistas. El ser un poco zafio y que todo el mundo lo asuma hace que no tengas que dar más explicaciones: "ya sabemos cómo es Martínez". No aguantaría generar desilusión, pero si está encasillado ya no se espera demasiado de él. Pieldelobo irá descubriendo que detrás de esa máscara hay un tipo tierno e inteligente.
B: Cerca del final de la novela, Martinez hace una reflexión en contra de la intolerancia que me gustó mucho. Decía algo así como que, en la actualidad, no admitimos el debate y que, si nos sentimos ofendidos, querremos eliminar el motivo de esa ofensa en lugar de aceptar los diferentes puntos de vista. ¿Puedes hablarme un poco más de ella?
M. R. S. M. : El otro día tuve ese debate con mi familia. No existe el derecho a que no te ofendan. Simplemente no existe. Otra cosa es el delito de odio o injurias. Eso sí, pero ofenderse es algo subjetivo. Lo que a uno le hace gracia a otro le molesta. El debate es esencial. Creo que hay que estar dispuesto a debatir hasta con el demonio. A mí me ha pasado en Twitter, en muchas ocasiones, que alguien me ataca ante una opinión que no comparte, pero si le contestas con educación y argumentos, en la mayoría de las veces, tras dos tuits, acabas intercambiando opiniones con esa persona de manera amable y constructiva. Merece la pena hacer el experimento.
B: ¿Habrá una segunda parte del libro, por ejemplo, centrada en la finca Las Adelfas?
M. R. S. M. : Creo que no. Ya he contado suficiente.
B: ¿Tienes en mente llevar esta novela a la gran pantalla?
M. R. S. M. : Cuando me planteo un proyecto pienso en qué medio se podría contar mejor, y hay historias que las desarrollo como serie de televisión y otras como novela. Cuando me planteé escribir 'Donde haya tinieblas' me pareció que encajaba mejor como novela por el diálogo interior del personaje y por las reflexiones de fondo que tiene. Y creo que he acertado.
B: ¿Qué ha aportado tu trabajo en productoras de televisión como productor ejecutivo, director o guionista de series de éxito, en la creación de esta nueva novela?
M. R. S. M. : Mi trabajo en televisión me aporta claramente una cosa: no puedes aburrir ni al espectador ni al lector, eso está claro. A partir de ahí, haz lo que quieras. Si luego puedes añadirle algo más, como una reflexión sobre la religión o sobre la intolerancia o sobre la violencia primitiva, pues mejor. También me aporta cierta facilidad para escribir los diálogos o para estructurar las historias de tal manera que avancen continuamente y no pierdan ritmo en ningún momento.
B: ¿Para cuándo una próxima novela?
M. R. S. M. : Viendo la evolución que llevo hasta ahora tendría que decir que para dentro de dos años.
B: ¿Tienes ya algún boceto o idea sobre el tema central de ese próximo libro?
M. R. S. M. : Aún es muy pronto, a la vuelta del verano espero empezar a trabajar en ella.