La supuestas inyecciones se realizaron hasta en seis ocasiones entre los días 13 y 17 de noviembre. Según la propia Tiffany Alberts, lo que pretendía era que su hijo fuera trasladado de la Unidad de Cuidados Intensivos a otra unidad del Hospital de Riley, donde ella creía que "el tratamiento era mejor". Sin embargo, esta acción puso en grave peligro la vida del menor, según las informaciones a las que ha tenido acceso la CNN.
Debido a esta incertidumbre se decidió monitorizar la habitación del pequeño con cámaras de seguridad y fueron estas la que revelaron que su madre le estaba inyectando ciertas sustancias a espaldas de los facultativos. Alberts fue llevada a la Oficina de Abuso de Menores para someterla a un interrogatorio. En un primer momento, la mujer aseguró que tan solo le inyectaba agua a su hijo para "limpiar la medicina que le daban, porque lo quemaba". Sin embargo, tras horas de interrogatorio confesó que lo que realmente introducía en la vía de su hijo eran sus propias heces, las cuales escondía en una bolsa de regalos situada en el lavabo de la habitación.
Acusada de agresión y negligencia
Tiffany Alberts ha sido detenida y acusada de seis cargos de agresión y uno de negligencia sobre una persona dependiente. La doctora Veda Ackerman, profesora de pediatría asociada a la Facultad de Medicina de la Universidad de Indiana, aseguró que el joven "pudo haber muerto por cualquiera de los episodios de shock sépticos que tuvo". Además, la necesidad de combatir dichas infecciones ha retrasado el tratamiento que necesita para lucha contra la leucemia.