Lorena Franco: Pues lleva dos años esperando ver la luz, así que ha sido un libro que se ha mimado mucho. Sobre todo en el perfil de los personajes, en lo que es la trama y en todo. Se empezó a escribir hace dos años y durante este último año han sido todo correcciones.
B: ¿Cómo aparece la idea de la novela?
B: El papel de Llafranc en la historia es muy relevante, ¿qué hizo que eligieras este lugar para ambientar la historia?
B: La historia está organizada en pequeñas dosis de información que van llegando a Paula y al lector al mismo tiempo, ¿dirías que Paula y el lector acaban siendo la misma persona?
L.F.: Sí, podría ser, lo que pasa que al final el lector sí que lo termina sabiendo todo, no hay secretos para el lector, pero Paula sí que se queda sin información respecto a algunas cosas que además le incumben mucho. Podría decirse que sí, pero con respecto al tiempo que Paula va recibiendo los diarios y la información del pasado. Es una novela con muchos giros, algunos previsibles, otros menos previsibles, hasta que llega al giro final que todo thriller tiene que tener. Aun así sí que creo que el lector va un pequeño paso por delante de Paula siempre. Ya que la diferencia es esa, el lector termina completando el rompecabezas y a Paula le quedan todavía muchas respuestas a preguntas que ya ni siquiera se formula, porque con respecto a algunos asuntos ha dejado de poner interés.
B: ¿Qué fue lo más complicado a la hora de escribir esta novela?
L.F.: Lo más complicado fue la voz de Blanca, que, sin estar, está muy presente a lo largo de toda la novela y escribir su diario fue complicado, por todo el peso del pasado que ella carga a sus espaldas, por toda la culpa... es una voz muy atormentada, muy delirante. Entonces, yo cada vez que tenía que escribir las partes de su diario lo pasaba muy mal, porque hay partes que, sin caer en el morbo de explicar lo que le pasó, con una simple frase la mente juega contigo y te hace imaginar cosas que no están escritas pero que puedes intuir. Y fue muy complicado, más que nada, por eso, porque era una mujer atormentadísima, ocultaba muchas cosas y escribir como si hubiera escrito ella de su puño y letra ese diario fue muy complicado.
B: ¿De dónde viene el título de la novela?
L.F.: Viene de la frase de Ribeiro que aparece al principio: 'También mueren los lugares donde fuimos felices'. Claro, 'El lugar donde fuimos felices' no es un título muy de thriller, pero yo pensaba en la frase de Sabina 'allí donde fuiste feliz nunca debes tratar de volver' y, finalmente, di con esta frase de Riveiro. Ahí fui donde dije, vale, 'El lugar donde fuimos felices', que no tiene que ser Llafranc y tampoco tiene que ser precisamente un lugar. Yo concibo los lugares o el recuerdo que tengo de esos lugares por las personas que me acompañaron, entonces va un poco en ese sentido, por las personas, por la historia de personajes y por lo que se va descubriendo sobre Blanca, sobre todo.
B: Con tu forma de escribir haces que las emociones y todo lo que viven y sienten los personajes de 'El lugar donde fuimos felices' lleguen al lector, ¿cómo consigues lograr transmitir eso?
L.F.: Pues sufriendo mucho, porque claro, cuando tú estás trabajando en un proyecto no solo trabajas en él cuando estás delante del ordenador, sino que duermes con los personajes o estás viendo la tele y no te enteras de lo que pasa porque estás dándole vueltas a la historia y la próxima escena que toca. Entonces, aunque sé lo que quiero contar y sé hacia dónde quiero ir y sé cómo va a ir toda la trama, me gusta ir conociendo a los personajes sobre la marcha y que todo fluya de una manera muy orgánica y muy natural. No me fuerzo a que, por ejemplo, el final que yo tenía pensado no me cuadre y tenga que ser ese sí o sí, sino que dejo varias vías abiertas y uno de esos finales es el que puede ser. Yo soy de las que cree que si lo que va sucediendo en la novela y el final sorprenden al escritor, al lector mucho más. Pues entonces hago eso, aunque tengo las ideas claras dejo que la trama fluya y piensas en la novela las 24 horas del día y es magia cuando al final lo consigues, porque significa que la historia funciona.