Guionista, director de cine, columnista y ahora escritor. Como buen bilbaíno nada se le resiste a Jose A. Pérez Ledo. A sus 40 años se lanza con su segunda novela, 'Un lugar al que volver' después de la gran acogida que tuvo su primera titulada 'Esto no es una historia de amor'. Se licenció en Publicidad y Relaciones Públicas en la Universidad del País Vasco, sin embargo, Pérez Ledo siempre ha preferido echar mano a su creatividad y sumergirse en distintos proyectos, cada cual más distinto al anterior.
Bekia: ¿Cómo un creador y director de programas culturales como 'Órbita Laika' y un amante de la ciencia, pasa a escribir novelas románticas como 'Esto no es una historia de amor' o 'Un lugar al que volver'?
Jose A. Pérez Ledo: Aunque no considero exactamente 'Un lugar al que volver' como una novela romántica, sí que es verdad que es una historia de relaciones, de padres e hijos. No lo veo incompatible porque por una parte me gusta la ciencia y la televisión divulgativa y al mismo tiempo, me gustan este tipo de historias y creo que la novela es el medio adecuado para contarlas. No veo ninguna interferencia entre hacer ese tipo de televisión y contar estas novelas.
B: ¿Cómo surge la idea de esta novela? ¿Te inspírate en algo o en alguien concreto?
J.P: Esto surge en Bilbao cuando estaba terminando de escribir 'Esto no es una historia de amor' y una persona que estaba en el paro me contó que por circunstancias familiares le había surgido la oportunidad de hacer de chófer y de guía de una mujer adinerada estadounidense que quería hacer una ruta por España. Este hombre no era ni chofer ni guía, pero como estaba en el paro y le había surgido eso, lo iba a aceptar. Me pareció que ese contexto podría ser una buena historia. Al mismo tiempo, yo llevaba tiempo queriendo contar una historia de relaciones de padres e hijos. No sé en qué momento se fundió ese viaje con la americana por España con la historia de padres e hijos. Así que hice esta historia, le presenté una sinopsis muy breve a Planeta y les pregunté si les gustaba esta idea y ellos me dijeron: "Empieza". Así nació la novela.
B: ¿Te identificas con algún personaje como el protagonista Tomás o Dario, ya que es escritor?
J.P: No, con Darío definitivamente no. Yo no soy ningún personaje y de mí hay cositas en todos los personajes: miedos, aspiraciones, rasgos... Uno, por ejemplo, muy evidente, que no me di cuenta al escribirlo sino una vez que había leído la novela , es que Tomás subraya en varias ocasiones que es "un amante de la rutina" y cada vez que le rompen la rutina se pone nerviosísimo y se colapsa por completo. Eso me pasa a mí. A pesar de tener muchos trabajos, y algunos de ellos muy coloridos en televisión, a mí me gusta la rutina. Yo necesito generar mis rutinas en todo para no volverme loco. Me di cuenta que había proyectado eso en Tomás. De hecho, cuando descubre que su mujer le engaña lo que más le fastidia es que le han roto la rutina. Es un gran problema quedarse sin familia, pero, sobre todo, es que el hombre dice: "¿ahora yo qué hago, qué se hace cuando pasa esto, voy a un hotel o llamo a un amigo?". Eso yo lo estaba proyectando en el personaje sin darme cuenta, pero no soy él.
B: De hecho, a Tomás se le rompe la rutina varias veces durante la novela. ¿Se podría decir que hay una evolución en la rutina de Tomás a la que en un principio está aferrado?
Sí, a lo largo de la novela se hace añicos por completo, capítulo a capítulo. Todos los personajes cambian muchísimo a lo largo de la novela. No hay ni un solo personaje que acabe igual, ni si quiera remotamente parecido. En el caso de Tomás, la novela empieza con su trabajo y matrimonio y acaba en una situación completamente distinta y para cuando llegas ahí el personaje ya ha pasado por varias situaciones diferentes.
B: Darío, la nueva pareja de la exmujer de Tomás, le alienta a 'reinventarse' una vez que se queda en paro. ¿Se podría decir que Jose A. Pérez Ledo que ha escrito chistes para humoristas, artículos para medios y que ha creado contenido para radio y TV, está continuamente reinventándose?
J.P: Probablemente sí. De hecho, los únicos proyectos que no rechazo son los que no sé hacer. Cuando alguien me propone algo que claramente no sé hacer, es lo único que claramente no rechazo. Mientras que dirigir otro programa de televisión o escribir otra novela me lo puede pensar mucho. Pero cuando es algo que no he hecho y que, por tanto, no sé hacer, no sé las dinámicas de cómo se hace, nunca lo rechazo, siempre me parece una buena idea hacerlos. Nunca lo había pensado así, pero puede ser, aunque no creo que sea tanto por la necesidad de reinventarse como por puro aburrimiento.
B: La novela se desarrolla en un viaje de unas 3 semanas aproximadamente por España, en el que el destino final es un pequeño pueblo de Castilla-La Macha, ¿por qué Cubil?
J.P: Yo no quería que ese pueblo existiese porque en la novela se van a decir cosas y es muy difícil encontrar un nombre de pueblo que suene a nombre de pueblo y que no exista en España porque hay muchísimos pueblos con nombres muy variopintos. Al final acabé con Cubil porque creo que no existe, después de probar con miles de cosas. En el comienzo de la novela, hay un momento en el que se dice que el personaje ha intentado reservar un hotel en Cubil, pero no lo ha encontrado. De hecho, se mete en Google Maps y aparecía solamente una sopa de píxeles. Con lo cual para mí era importante que si a alguien le da por buscarlo, ya que siempre hay alguien que le da por hacerlo, no aparezca Cubil o peor aún, que pertenezca a este pueblo y diga "pero bueno, ¿qué dice este señor?".
J.P: (Entre risas) No lo había pensado. Puede ser que ahí mi subconsciente haya hecho algo, pero no lo había pensado.
B: Además de entretener al lector, ¿Qué buscas transmitir con esta novela?
J.P: Sí, otra cosa es que lo consiga, pero sí. He intentado por supuesto entretener, ya que no quiero aburrir a nadie ni hacer un ensayo sobre nada, sino que lo primero es el entretenimiento y la novela está estructurada para que el lector o lectora vaya todo el rato tirando para adelante porque pasan constantemente cosas que creo inesperadas. Pero quiero más que entretener. Me gustaría, al menos, transmitir una cierta verdad mía al lector o lectora y que lo considere o que lo tenga en cuenta. Si hubiese un solo valor que destacar en la novela desde mi punto de vista sería que ya que todos los personajes están en crisis y ninguno sabe salir de ella, es que la forma de descubrir quién es uno es mirando hacia atrás, pero no hacia atrás en tu vida, sino hacia atrás en la vida de tus padres y de tu abuelos, y tan atrás como sea posible. A esa conclusión llega Tess. Últimamente se habla mucho de la memoria histórica y siempre pensamos en el país, en nuestra historia política y social, pero probablemente también todos deberíamos hacer un ejercicio de memoria histórica familiar y pensar de dónde venimos cada uno de nosotros como individuos en última instancia. Quiénes fueron nuestros padres y qué hicieron, quiénes fueron nuestros abuelos y qué consiguieron. Asumir que en el fondo somos el resultado de eso, nos pondría en contexto a todos y probablemente entenderíamos mejor si tus padres o tus abuelos pasaron hambre o si estuvieron en una chabola y lo pasaron muy mal.
Es decir, entender esa memoria histórica familiar probablemente es importante para esta época del capricho. Conocernos mejor a nosotros mismos y quitarnos esas tonterías de, por ejemplo, el autoconocimiento, de la inteligencia emocional, de la búsqueda de la felicidad...
B: Cuando la escribías, ¿pensabas en dirigirte a un público en concreto?
J.P: Creo que un adolescente ni siquiera entendería lo que está contando esta historia, pero creo que a cualquier persona que haya vivido lo suficiente personalmente puede entender de qué va la novela en última instancia. Por ejemplo, hay un personaje que es violado y no hay que quedarse simplemente en la violación en sí, sino lo que pasa, lo que genera, por qué se ha producido esa situación, por qué la víctima se culpabiliza... Hay que entender todo eso y para ello es necesario tener un mínimo de experiencia. Creo que es una novela que la pueden disfrutar exactamente igual hombres que mujeres. De hecho, el protagonismo es muy repartido entre Tomás y Tess.
B: De todo lo que has hecho a lo largo de tu trayectoria profesional, ¿qué es a lo que más te ha gustado dedicarte?
J.P: En cada momento una cosa. Ha habido momentos en lo que me ha encantado hacer televisión y era lo que más me divertía; momentos en los que lo que más me ha divertido ha sido no salir de casa y estar trabajando en pijama como por ejemplo escribiendo una novela; en otros momentos me ha encantado la radio y en otros momentos escribir columnas de opinión. En definitiva, en cada momento una cosa y cuando eso pasa se convierte en rutinario y aburrido, aunque parezca una persona muy 'guay' porque es algo que hace muy poca gente.
B: ¿Por cuánto tiempo te dedicarás a la novela? ¿Habrá una próxima?
J.P: Tengo una idea para una historia que creo que podría ser una novela. Pero ya veremos si tengo tiempo, si me apetece y si a alguna editorial, Planeta, por ejemplo, le interesa que la haga. Por ahora, es una historia suficientemente abierta que podría ser una novela u otra cosa como una película.
B: Por último, si tuvieses que volver a un lugar, ¿cuál sería?
J.P: Ahora mismo estoy muy bien donde estoy y no se me ocurriría dónde volver. A la infancia desde luego que no y a la adolescencia mucho menos, no volvería ni loco. Aunque si me forzase a volver a un punto quizás volvería a la salida de la Universidad, pero solo con la condición de que en ese momento supiese lo mismo que sé ahora.