Iñigo Aguas ha luchado por sus sueños, y está claro que ha cumplido al menos algunos de ellos. Después de publicar el poemario 'Lo prometido es duda', se lanzó con la prosa con 'Los cuerpos de la habitación roja', una novela juvenil erótica protagonizada por dos chicos, Eric y Álex. El libro se publicó en enero de 2020, y 8 meses más tarde ya había lanzado ' Los cuerpos de las últimas veces ', segunda parte de la bilogía.
Además de eso, logró no solo que 'Los cuerpos' se haya convertido en canción de la mano de Ana Linares, sino que en noviembre de 2020 se conoció que Boomerang TV convertiría la bilogía en una serie de televisión. El guionista y dramaturgo Antonio Hernández Centeno trabaja junto al equipo de Boomerang TV Ficción en el guion de la adaptación de 'Los cuerpos'. En ese sentido, Iñigo Aguas habló en esta entrevista con Bekia sobre su libro, así como de la ilusión que le haría ver la historia de Eric y Álex en la pequeña pantalla: " Me encantaría, pero lo de la serie escapa de mi control completamente. Me gustaría mucho, pero hay que tener mucha suerte". Finalmente, su sueño y su deseo se ha hecho realidad.
Bekia: Lanzaste el primer libro en enero de 2020 y 8 meses después ya tenías el segundo ¿Cómo ha sido el proceso de creación de 'Los cuerpos de las últimas veces'
Iñigo Aguas: Queríamos sacar el libro antes, pero lo que pasa es que la cuarentena, dentro de que ha sido malo para todos, en ese sentido me ha venido muy bien porque yo empecé a escribir el libro desde cero. Cuando nos confinaron me puse con el libro desde cero. Fue así porque con la primera versión cometí el error de escribirla nada más terminar el primer libro, entonces yo estaba muy saturado, empecé con la promoción de 'Los cuerpos de la habitación roja' y me puse la presión de sacar rapidísimo el segundo. Hablé con mi editora y le dije que le iba a pasar el manuscrito, pero que me faltaba el final, que estaba bloqueado y a ver qué hacíamos. Ella me dijo que me tomara mi tiempo y que empezara de cero. Como justo llegó el confinamiento, escribí 'Los cuerpos de las últimas veces' durante la cuarentena. Desconecté de todo y me centré en la historia.
B: ¿El hecho de estar en cuarentena hizo que te concentraras más o por el contrario te costaba más evadirte de lo que estaba pasando y ponerte a escribir?
I.A: A mí me vino muy bien. La cuarentena me pilló en Pamplona. Había ido a visitar a mis padres, pero como se pusieron las cosas feas decidí quedarme allí. Creo que todo pasa por algo. No sé cómo lo hubiese hecho si hubiera estado en Madrid. Soy muy familiar y en ese sentido fue muy fácil. Vas a casa de tus padres y te preparan la comida... y no tenía que fregar a mano porque hay lavaplatos. Con eso ya ahorraba un montón de tiempo. Además tenía silencio y podía trabajar a gusto. La liada fue con el tema de la universidad, terminar la carrera y todo. Me pilló todo a la vez entre terminar la carrera, el TFG, los trabajos de grupo y los exámenes online, pero por lo demás bien, estuve entretenido. Veía las noticias a la hora de comer y de cenar y había veces que me asustaba porque me pegaba como un choque de realidad al ver cómo estábamos. Estaba tan metido en mi burbuja en mi habitación que desconectaba de tal manera que a veces se me olvidaba la realidad en la que estábamos.
B: Ha sido entonces una especie de liberación y de refugio haber estado metido en la historia de Eric y Álex...
I.A: Sí, justo.
B: Precisamente de liberación va la segunda parte del libro después de tantos secretos en la primera. ¿Cómo podían vivir con tantos secretos los personajes?
I.A: No podían, por eso en el segundo se ven las consecuencias. Por cómo termina la primera parte, que es como un golpe sobre la mesa, en la segunda ves las consecuencias. Es cuando se dan cuenta de lo que es importante de verdad y las cosas que no lo son y van saliendo todas y se van cayendo como fichas de dominó. Al final el segundo es el cambio de todo lo que se planteaba en la primera parte. Es donde todo explota.
B: La primera parte termina en lo más alto y la segunda está marcada por lo que ha pasado. Teniendo en cuenta que al principio pensaste en 'Los cuerpos de la habitación roja' autoconclusivo, ya habías pensado en el final que tiene 'Los cuerpos de las últimas veces' o fuiste improvisando al reescribirlo?
I.A: Cuando escribí 'Los cuerpos de la habitación roja' iba a hacerlo solo en una parte porque no tenía ese final y los personajes secundarios no tenían un papel tan importante, eran más de relleno. Fue al escribir el final, al cambiarlo, cuando la editorial me dijo que querían una segunda parte. Yo cuando reescribí la primera parte y puse ese final sí que tenía claro cómo quería que fuese el final de la segunda parte. En ese sentido, en la segunda no ha habido un cambio como en la primera. 'Los cuerpos de la habitación roja' no tiene nada que ver con lo que iba a ser antes, pero en la segunda sí se ha mantenido.
B: ¿Tuviste que realizar mucho ejercicio de reescritura también la segunda parte?
I.A: Lo que me pasó con la segunda parte es que tenía muy claro lo que quería escribir, pero no tenía ni idea de cómo lo iba a escribir. Es como que me daba miedo no ser capaz de escribir la historia que tenía en la cabeza, no encontrar las palabras exactas para describir todo que quería. Al final es una idea arriesgada y complicada y mi objetivo era que uno cuando lo leyese le gustase lo que está leyendo y es un tema delicado. Era muy difícil en ese sentido.
B: ¿Qué mensaje quieres mostrar a través de este libro? ¿Con qué quieres que se queden los lectores?
I.A: El mensaje del libro es que el amor lo puede todo cuando es sano. Hay un mensaje muy poderoso que cuenta el libro es que una persona puede cambiar, pero tiene que querer cambiar. Eso no significa que todo el mundo lo vaya a hacer ni que se pueda perdonar todo. Con esto no quiere decir que hay que perdonar siempre porque se puede cambiar, pero sí queda claro en el libro que una persona si quiere cambiar, tiene que querer hacerlo. Ahora mismo me da miedo cómo está viendo la sociedad que parece que estamos construyendo una burbuja de fresa, el 'buenismo', que todo el mundo es bueno y cuando hace algo malo es como que se le tacha como malo y no se le vuelve a dar otra oportunidad. Tenemos que preguntarnos cuántas oportunidades nos damos a nosotros mismos a lo largo de la vida antes de tachar a alguien de mala persona. Todo el mundo puede aprender.
B: ¿Hay alguna actitud o comportamiento que te impide dar una segunda oportunidad a alguien?
I.A: Yo soy muy de dar segundas oportunidades, entonces no lo sé. A nivel personal no me he visto en la situación. Solo he tenido una relación y ha sido sana, no he tenido que dar una segunda oportunidad en ese sentido. Sí me ha pasado con amigos, que ha sido una traición que no pensaba perdonar nunca y si ves que tu amigo se arrepiente de corazón, le vuelto a dar una oportunidad. Igual me he vuelto a dar una hostia, o no. Al final es dejarte guiar por la intuición y cuando una persona te pide perdón de corazón se nota y se tiene que ver el cambio con palabras y con actos.
B: ¿Por qué Eric tarda tanto en entender la importancia que es contar lo que le pasa?
I.A: Lo que le pasa a Eric es que no es libre y cuando no te sientes libre, por ejemplo si estás en el armario como en su caso o también porque estés por ejemplo en un trabajo en el que no te sientas libre, o una relación en la que no te sientas libre... Al final es su primera relación, tiene mucho que aprender, tiene que madurar y tiene que seguir aprendiendo. Yo a día de hoy tengo mucho que aprender... Eric es humano y como todo humano comete errores. Todos tenemos algún amigo o alguna amiga al que le tenemos que decir que espabile y vea lo que le está pasando. Eric es un protagonista torpe en ese sentido, va aprendiendo y el lector también va aprendiendo conforme va leyendo. La relación entre Eric y Álex empieza siendo una relación tóxica, pero no hay que intentar echar tantas piedras. Creo que a veces nos molesta cuando vemos un comportamiento en el que nos vemos reflejados de alguna manera. Si has pasado por una relación tóxica igual crees que Eric está cometiendo los mismos errores que la otra persona cometió o que cometió un amigo. Nos salen las garras y tener ganas de poner en su sitio a Álex o decirle a Eric que espabile. El libro busca también eso, que provoque esas emociones. Tenemos que entender que si tienes la edad suficiente para leer escenas eróticas tan explícitas, también la tienes para saber lo que es una relación tóxica. A partir de ahí disfruta, porque es entretenimiento y no tiene más.
B: Llama la atención que no cuenta lo que le pasa incluso cuando ha sufrido algo muy grave. Ni siquiera habla cuando debería hablar
I.A: El problema de aquí es que aunque yo quisiese escribir más, tenía que controlar qué era lo que podía escribir y qué no. Cuando estás escribiendo un libro tienes que ser muy consciente de cómo lo estás contando, si en tercera persona o si lo estás haciendo en primera persona. En el caso de Eric, quería que se diera cuenta de sus errores a raíz de cómo termina el primer libro, que eso fuese un cambio para él, un choque. Al final Eric es como el amigo que tiene una venda en los ojos y que cuando se la quita es cuando ve todo. Pero también Álex está en esa misma situación, porque no termina de ser consciente de las cosas que están pasando. Es muy necesario el final del primer libro porque es como el punto en el que los dos personajes se dan cuenta de todo lo que está pasando a su alrededor. De repente ven como que todo cambia en un momento. Antes de eso Eric es el amigo al que le puedes decir que está ciego y que no se da cuenta de lo que está pasando, con la diferencia de que Eric no tiene ese apoyo porque está solo en ese sentido porque mantiene la relación con Álex en secreto. Porque está metido dentro del armario y Eric no quiere estar dentro del armario, pero tampoco quiere ser gay.
B: ¿Qué le dirías a una persona que no se atreve a salir del armario como le pasa a Eric para animarle a hacerlo?
I.A: Le diría que tiene que ser muy consciente de que al final nos vamos a morir. Dentro de 100 años no vamos a estar, entonces sabiendo eso tu vida es una cuenta atrás que tienes que aprovechar cada segundo. Tú decides el momento en el que empiezas a ser libre. Aunque todo pueda parecer el fin del mundo, luego no lo es. Siempre encuentras el lado bueno y lo importante es sentirse libre y ser tú mismo. Si no, estás viviendo la vida de otra persona o estás viviendo la vida como a otras personas les gustaría que vivieses. Me gustaría que llegásemos a un punto en el que no diese por hecho que todo el mundo es heterosexual y si no lo eres tienes que dar algún tipo de explicación. Eso me da mucha rabia. A día de hoy todos los días me llegan mensajes de chicos que me dicen que les ha encantado el libro, pero lo tienen escondido en su habitación porque no quiero que mis padres sepan que soy gay o bisexual... y no se atreven. O que no se lo han comprado porque sus padres lo van a ver. Me fastidia que tengamos que ser valientes para decir quién nos gusta cuando eres homosexual o bisexual cuando no tienes que ser valiente cuando eres heterosexual.
B: ¿Tiene cierto estigma la literatura protagonizada por personajes homosexuales?
I.A: Tengo muchas lectoras que son chicas heterosexuales y que me dicen que sus novios le han comprado el libro. Ninguna chica heterosexual me ha dicho que tiene miedo de que le pillen el libro, pero con los chicos sí ocurre. Sí, hay cierto estigma.
B: ¿Por qué crees que esos novios que regalan el libro a sus novias no se lo leen también?
I.A: No lo sé. Creo que por miedo al qué dirán. Es como las parejas heterosexuales en las que ellos no quieren que ellas le introduzcan un dedo por el ano porque creen que van a perder su masculinidad o yo qué sé. Al final es una pena porque se están perdiendo un montón de cosas. Creo que es porque pensamos que somos más liberales de lo que realmente somos y siempre hay esa presión. Recuerdo cuando era pequeño, que estábamos en 1ºESO y dos chicas decían que eran lesbianas, que no lo eran, pero no pasaba nada. Pero nunca he visto a dos chicos que digan en plan de broma que son gays. Mis amigos cuando lo hacían no era para burlarse de las lesbianas, era como cuando de pequeño haces una boda de mentira, la gente sabe que no te has casado de verdad. En cambio, si dos chicos hacen de broma que son gays y se besan, la gente no piensa lo mismo que cuando ven a dos chicas haciéndolo o no se les juzga de la misma forma.
B: ¿Echarás de menos a Eric y Álex?
I.A: Sí, muchísimo.
B: ¿Qué crees que tienes tú de cada uno de ellos?
I.A: Lo que creo que tengo es el miedo a salir del armario. Cuando escribes siempre dejas partes de ti, evidentemente. Cosas mías... cometer errores, pero tampoco, porque de hecho a raíz de escribir estos libros me permito cometer más errores. Yo siempre le he dado muchas vueltas a las cosas antes de hacer nada y ahora me tiro más a la piscina y si hay agua, pues hay agua, y si no, pues nada, me levanto y sigo. También es que cuando empecé a escribir esta historia me apetecía escribir sobre una relación que no se pareciese en nada a la que yo había tenido. Ya en mi libro de poesía 'Lo prometido es duda' hablé mucho sobre lo que yo había sentido y quería escribir algo con lo que no me sintiese identificado. Creo que también por eso me atreví a llevarlo al extremo que se muestra en el segundo libro. De personalidad no soy como ellos, porque no he tenido esa relación y no me he visto en esa situación. Cuando la gente empatiza con ellos no es tanto igual por el tipo de relación que tienen, sino por lo que eso refleja, como el miedo y las inseguridades que tenemos todos, el querer arriesgar, el que si se hacen las cosas bien se puede con todo, la esperanza... son sentimientos con los que la gente se siente identificada.
B: En relación a lo que pasa en 'Los cuerpos de las últimas veces', ¿crees que la sociedad culpa a la víctima en lugar de al verdugo?
I.A: Ni el bueno es tan bueno, ni el malo es tan malo. Hay que ver un poco todo con perspectiva. El problema que tenemos es que señalamos con el dedo a un único culpable y eso lo dice Eric en el libro. Sabe lo que hizo mal Álex, pero se da cuenta de que él también ha hecho mal al permitirlo. No creo que sea tanto que se culpe a la víctima como que no somos objetivos. Ya cuando vemos algo que nos molesta o vemos muy claro lo que ha hecho mal una persona, podemos pensar que uno lo ha hecho fatal mientras que la otra persona lo ha hecho todo bien y nunca es así. Es una pena porque lo único que haces así es dejar de aprender.
B: ¿Vas a seguir escribiendo?
I.A: Ahora estoy escribiendo otra novela. Después de escribir 'Los cuerpos de las últimas veces' me da un poco de respeto empezar otra historia con otros personajes, pero poco a poco.
B: ¿Se puede contar un poco sobre la temática?
I.A: No es una novela erótica, aunque sí que es verdad que todos los libros pueden tener partes de sexo. Algunos pasan de puntillas y otros son más explícitos. En mi caso lo cuento todo, me gusta ser muy explícito, así que va a tener partes de sexo que van a ser explícitas, pero no va a ser como en la bilogía 'Los cuerpos' que el sexo era casi un tercer protagonista. Lo que les une en la bilogía es que en la primera parte el sexo sirve para solucionar todo, y en la segunda la relación lo arregla y el sexo es lo que lo estropea todo por las dudas y las inseguridades, es como el cambio. Hay cambio hasta en eso. Por eso es una novela erótica, porque el sexo es muy importante, pero se le da la vuelta. Una novela necesita a la otra, por separado no funcionan. Cuando publiqué 'Los cuerpos de la habitación roja' me generaba mucho agobio el que la segunda fuese a tardar tanto, porque aunque para ti fuese muy rápido, para mí, que llevaba con la historia en la cabeza tanto tiempo, desde que reescribí 'Los cuerpos de la habitación roja' sabía qué quería contar y qué quería que pasase en la segunda parte y sabía que si la gente se quedaba solo con la primera no iba a tener la oportunidad de leer el mensaje. Ahora siento que el mensaje está completo y estoy tranquilo. Con la segunda novela estoy contando lo que quería contar de la historia de Eric y Álex.