Galería: La vida de Máximo Huerta en imágenes
El Gobierno de Pedro Sánchez ha hecho historia nada más empezar. Lo primero, la forma en la que el socialista llegó al poder. Por primera vez en Democracia, una moción de censura prosperó y logró derribar al Ejecutivo. El pasado viernes 1 de junio, Mariano Rajoy decía adiós a su cargo como presidente del Gobierno tras 6 años y medio en La Moncloa. Pedro Sánchez se convertía así en Jefe del Ejecutivo con el triunfo de la moción de censura por 180 votos a favor, 169 en contra y una abstención.
Al día siguiente, Pedro Sánchez se desplazó a La Zarzuela para tomar posesión de su cargo ante Felipe VI, el Jefe del Estado. Nuevos gestos: por primera vez, en la mesa sobre la que se asentaba un ejemplar de la Constitución no había ni Biblia, ni crucifico. El motivo es que desde la subida al Trono de Felipe VI, y teniendo en cuenta que España es un país aconfesional, los símbolos religiosos solo se colocan si lo desea quien va a tomar posesión. Sánchez solo quiso la Carta Magna ante la que prometió su cargo.
Las mujeres son mayoría
5 días más tarde prometieron su cargo sus 17 ministras y ministros. Por primera vez ha habido más mujeres que hombres, superando al Gobierno paritario de Zapatero que en 2004 supuso una revolución. Ha tenido que volver el PSOE para que las féminas vuelvan a tener su sitio, pero con el añadido de que en esta ocasión hay 11 mujeres y 7 hombres, todo un hito.
Las mujer más poderosa es Carmen Calvo, Vicepresidenta, Ministra de Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad. Compartiendo Ejecutivo se encuentran Dolores Delgado, Ministra de Justicia, Nadia Calviño, Ministra de Economía y Empresa, Meritxell Batet, Ministra de Política Territorial y Función Pública, María Jesús Montero, Ministra de Hacienda, Margarita Robles, Ministra de Defensa, Magdalena Valerio, Ministra de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, Isabel Celaá, Ministra portavoz de Educación y de Formación Profesional, Reyes Maroto, Ministra de Industria, Comercio y Turismo, Teresa Ribera, Ministra para la Transición Ecológica, y Carmen Montón, Ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social.
El hecho de que haya 11 mujeres y que además algunas de ellas posean ministerios fuertes como Justicia, Economía, Hacienda o Defensa, es una declaración de intenciones de Pedro Sánchez. El feminismo no es un movimiento alejado de la política, el feminismo está en el Gobierno. Hombres y mujeres son iguales y tienen los mismos derechos y obligaciones, y el poder también debe ser ejercido por ellas, y no siempre por ellos. Podría decirse que es un pequeño paso, pero no, lo cierto es que es un gran paso. No es extraño que al prometer su cargo se hayan referido al consejo de Ministras y de Ministros, una fórmula que algunas y algunos han invertido de orden, mientras que hay quien no lo ha recitado porque no ha sido un gesto planificado, sino que ha salido de Carmen Calvo, y a partir de entonces, la mayoría de sus compañeras y compañeros le han seguido.
Por otro lado, es todavía más importante el guiño que ha realizado a un colectivo tradicionalmente discriminado: el LGTBIQ+. Si las mujeres han estado relegadas, los gais, lesbianas, bisexuales y transexuales mucho más. Nunca ha habido un ministro o ministra abiertamente homosexual en España, y ahora, en 2018, y de la mano del PSOE, dos hombres gais están dentro del Ejecutivo.
El primero de ellos ostenta una cartera tan importante como la del Interior, que es vital para el Estado. Se trata del juez Fernando Grande-Marlaska, un hombre fuerte de la judicatura e ideológicamente más cerca de la derecha, que fue valiente al salir del armario públicamente en un país en el que la homofobia sigue existiendo por mucho que se haya avanzado, y más en determinadas profesiones.
Más llamativo ha sido ver a Màxim Huerta prometiendo su cargo como Ministro de Cultura y Deporte. Su designación ha sido criticada por dos motivos. El primero por su procedencia, al ser periodista que ha tocado varios palos, entre ellos el corazón, y ya se sabe la afición que tienen algunos periodistas de los denominados serios a criticar el periodismo rosa y a los periodistas que se dedican a este campo. También es escritor, y con éxito, por lo que de cultura sabe un rato largo. Por otro lado, se le ha criticado por su poca pasión por el deporte y haber confesado en el pasado que no lo practica. Estas últimas críticas son ridículas, porque ha habido antecesoras y antecesores en el cargo que tampoco eran especialmente apasionados del deporte, o no solían practicarlo mucho. Críticas aparte, su entrada en el Gobierno también es importante.
El heteropatriarcado camina hacia su final
Ser hombre heterosexual en España es fácil, ser hombre homosexual o bisexual, ya no lo es tanto, y que un varón abiertamente gay llegue al Gobierno, o en este caso dos, también es un gran paso. La orientación sexual no debería limitar a nadie ni personal, ni profesionalmente, pero desgraciadamente lo hace, y muchos hombres y mujeres deben llevarlo en secreto para no resultar perjudicados. ¿Debería ocurrir? No. ¿Ocurre? Lamentablemente sí. ¿Servirá que dos hombres gais sean ministros para que la homofobia sea cosa del pasado? Quizás no de forma inmediata, pero igual que cada vez más mujeres pueden acceder a puestos de responsabilidad por su valía y sin ser discriminadas, cada vez más gais, lesbianas, bisexuales y transexuales podrán hacer lo mismo. Llegar a lo más alto en todos los campos, gracias a su valía, y no quedarse por el camino por ser simplemente distintos cada vez es más fácil, pero en algunos casos es más complicado que para los heterosexuales. El Gobierno de Pedro Sánchez, dure lo que dure, es todo un avance. Si no ha muerto, al menos se puede decir que el heteropatriarcado está cada vez más cerca de su final.