Soñando desde Moaña
Desde entonces nunca ha fallado a La Roja. No tiene todos los minutos que le gustaría, no tiene el cargo de titular, pero cada vez que pisa el césped -el 24 de marzo lo hizo por primera vez en partido oficial en un encuentro para clasificarse para el Mundial de Rusia 2018- con la camiseta oficial con el dorsal 17 a la espalda, da razones al seleccionador para que empieza a pensar en él como en uno de los imprescindibles. Y ahora se ha convertido en poco menos que el héroe nacional de la fase de grupos con ese tanto de tacón que confirmó el VAR tras haber pitado el árbitro fuera de juego y que se convirtió en el 2-2 definitivo frente a Marruecos que le dio el paso a España como primera de grupo -gracias también al penalti que simultáneamente pitaron a Irán y que supuso el 1-1 de su partido frente a Portugal-.
Para los que no conocen a Iago Aspas, el futbolista es un hombre campechano, un gallego de a pie, que sigue viviendo en su pueblo natal, Moaña, a 15 kilómetros de Vigo. Le encanta pasar las horas con sus amigos de toda la vida y con su familia. Una familia que le ha apoyado desde que cogió su primer balón de fútbol. Aquel día ya empezó a soñar con llegar a jugar en las filas del Celta de Vigo, el equipo de su corazón, el equipo por el que se deja la vida en cada partido, como ahora lo hace con La Roja. Esa vena que sacó para decirle al árbitro que fuera a ver las imágenes del VAR porque él no estaba en fuera de juego. Esa vena con la que corrió a celebrar el gol cuando se confirmó que estaba en posición reglamentaria.
Aspas, nadie sin su familia
Pero no, el pequeñajo ha salido del Celta de la cabeza a los pies. Desde que nació es socio del equipo y su madre Jennifer Rueda muestra a través de las redes sociales divertidos vídeos y fotografías en las que en numerosas ocasiones aparece con la equipación celeste. Una equipación que seguramente ya está pensando en ponerle al bebé que está en camino y que será una niña cuyo nombre la pareja aún no ha desvelado.
Una ampliación familiar que no se sabe si llegará antes o después de que Iago Aspas y Jennifer Rueda se conviertan en marido y mujer tras anunciar su compromiso de boda el pasado otoño. Lo que está claro es que él está viviendo el momento más dulce de su vida, y que su familia haya podido ver desde las gradas cómo marcaba un gol en un Mundial, y encima un gol decisivo, para él lo es todo: "Siento mucha alegría. Hoy ha venido mi familia a verme por primera vez en un Mundial y ese gol es muy importante para mí", comentó a pie de campo tras el pitido final.