Se partió el cuello mientras hacía snowboarding en Bulgaria, quedando paralizado de cabeza para abajo.
La vida puede volverse muy dura en algunos momentos, pero si se pelea por lo que uno quiere, finalmente se verá recompensado. Algo así es lo que le ha pasado a Tom Nabarro, un deportista e ingeniero informático que quedó paralizado de cuello para abajo desde que en 2007 sufrió un grave accidente practicando snowboard, una de sus actividades favoritas. Ocurrió en Bulgaria, y desde entonces, la vida del atleta nunca volvió a ser la misma. Nabarro sufrió tres paros cardíacos y estuvo inconsciente durante más de tres semanas, pero, por fortuna, junto a él estaba su novia Ellen, que lo acompañó durante más de un año de estancia en el hospital. Ella nunca se fue de su lado y lo apoyó en todo momento, demostrando que el amor verdadero es más fuerte que cualquier infortunio con el que la vida te pueda sorprender. Cuando Nabarro por fin recibió el alta, él y su novia se mudaron juntos a una casa adaptada a sus necesidades, y después de dos años de convivencia, el joven se armó de valor y le pidió matrimonio. Naturalmente, de la boca de Ellen salió un apasionado sí que devolvió la alegría a la vida de Nabarro.
A pesar de no poder andar de por vida, una de las cosas que más preocupaba a Nabarro era la posibilidad de no poder tener hijos. Desde siempre, él y su mujer habían soñado con crear una familia numerosa, pero su accidente truncó sus deseos de convertirse en padre, o eso creía él. "Ellen y yo habíamos hablado sobre tener hijos. Era algo que siempre habíamos soñado. Pasamos unos años concentrándonos en nuestras carreras y disfrutando de nuestra vida social antes de comenzar a tratar de tener un bebé, pero la vida nunca ha sido simple", se lamentaba el deportista para Daily Mail.
La vida se abrió paso
Aunque los médicos tenían esperanzas en que el milagro dela vida pudiera abrirse paso, Nabarro no confiaba en que pudiera tener descendencia, hasta que vio a amigos en una situación similar a la suya disfrutando de sus retoños. "La mayoría de los médicos fueron bastante positivos, pero no necesariamente crees que pueda suceder. Por supuesto, tienes esperanzas, pero no es hasta que hablas con personas que han pasado por una posición similar cuando empiezas a pensar que es posible", confesaba el ingeniero.Pero al final pasó, y su novia se quedó en cinta. "Cuando descubrimos que Ellen estaba embarazada, estábamos muy felices y sentimos una gran sensación de alivio. Fue difícil ver a amigos y familiares quedar embarazados. Cuando concebimos, la realidad no volvió a golpearnos durante un tiempo", declaró Nabarro. Finalmente, después de un embarazo completamente normal, el pequeño nació el 14 de marzo de 2018 en Oxford. El nombre elegido por los padres fue Ori, que significa 'mi luz' en hebreo. Sin embargo, la suerte les fue de nuevo arrebatada, y el recién nacido enfermó de meningitis.
Después de una época dura, Ori logró recuperarse y hoy es un bebé de casi dos meses completamente sano. A pesar de no poder cogerlo en brazos, Nabarro prefiere pensar en todo lo que sí puede hacer con su hijo que en lo que no, disfrutando de cada instante a su lado. "Tener un bebé propio es absolutamente increíble. Hemos estado disfrutando de cada momento con nuestro hijo: cada chillido, gorgoteo o ruido parecido al de los lechones. Me encantaría sostener y abrazar a Ori de una manera práctica, pero en su lugar nos estamos enfocando en las cosas que puedo hacer, como leerle historias, tenerlo acostado sobre mi barriga y escuchar mi voz", afirmaba el informático. Ahora, Nabarro y Ellen son felices de nuevo junto a su retoño, y no descartan tener más hijos en un futuro.