Los primeros años: Los hermanos Dassler codo con codo
Durante unos años, la situación de Alemania les fue propicia, pero con el estallido de la II Guerra Mundial todo cambió. Ambos comulgaban con el adoctrinamiento del partido Nazi, pero solo uno de los hermanos estuvo dispuesto a luchar por su país, Rudolf, que se alistó como voluntario en la Wehrmacht. Mientras, Adi se quedó en la fábrica cuidando de las instalaciones, que fueron cedidas al Reich para la fabricación de armas y tanques.
Rudolf nunca llegó a comprender como su hermano no fue capaz de implicarse activamente en el conflicto, pero eso no fue lo que prendió la llama entre los dos hermanos. El momento del fin llegó con la celebración de un juicio por parte de los Aliados para determinar el nivel de compromiso de los hermanos con el nazismo, y mientras que Adi salió libre, Rudolf fue condenado a un año de prisión. Este último siempre culpó a su hermano y a la mujer de éste, Kathe, de haberle delatado, y a su salida de prisión cesó todo tipo de relación con su hermano, dando inicio a un conflicto que nunca terminó.
Rudolf Dassler y el nacimiento de Puma
Rudolf salió de su encarcelamiento en 1948. Nada más salir cogió lo necesario del taller que antaño fue suyo y se trasladó con un puñado de empleados fieles al otro lado del río que dividía el pueblo, el Aurach. Fue ese lado de Herzogenaurach el que vislumbró el nacimiento de Puma.
Con el traslado de Rudolf el odio quedaba más que claro, y este odio no solo afectó a familiares y amigos, sino que se trasladó al pueblo entero, que tomó el río Aurach como frontera natural. De hecho, la región comenzó a denominarse jocosamente "la ciudad de los cuellos doblados", porque era usual que la gente doblara el cuello al pasar para ver que zapatillas llevaba cada uno.
En 1974 Rudolf falleció de un cáncer, habiendo cruzado al otro lado con una gran carga, partir sin hablarse con su hermano. Su hijo, Armin Dassler, no hizo mucho por solucionar esta situación y retomó las hostilidades que existían entre ambas familias.
Armin se encargó de que el odio siguiera latente, pero también fue el artífice del despegue de la firma. Su estrategia hoy en día puede parecer algo normal, pero por aquel entonces fue digna de todo un jaque mate. En el campeonato del mundo de fútbol de 1970, el dueño de Puma se puso en contacto con Pelé, el jugador el momento, y le ofreció una gran suma de dinero para que llevase una zapatillas Puma. Aquello fue todo un fulgor para la marca, y abrió también la veda a la compra de personalidades famosas para patrocinar los productos.
Los años 90 fueron unos años duros para ambas marcas y Puma fue directamente a la quiebra. Sin embargo, pudo superar el bache gracias a que fue comprada por la firma de la multinacional francesa PPR, figurando a día de hoy como una de las firmas deportivas más importantes del mundo.
Adolf Dassler y el nacimiento de Adidas
Cuando Rudolf decidió abandonar el taller Adolf tomó el control total. Lo primero que hizo fue cambiar el nombre de la empresa, utilizando para ello la unión de su diminutivo, Adi, con el inicio de su apellido, Das, conformando el nombre de Adidas.
Cuatro años después de la muerte de su hermano, en 1978, Adolf Dassler fallecía, dejando su empresa, al igual que Rudolf, a su hijo, Horst Dassler. Éste tenía buen ojo para el mundo de la publicidad y la promoción, llevando a la marca a ocupar un lugar de prestigio en el panorama internacional. Lo primero que hizo fue lograr que la selección alemana de fútbol usara zapatillas Adidas en el Mundial de 1954, y más tarde continuó con esta estrategia regalando unas zapatillas a los miembros del equipo alemán de atletismo en los Juegos de Melbourne. Estas tácticas no se habían empleado hasta la fecha, e hicieron de Adidas todo un referente en cuanto a marketing deportivo se refiere.
No obstante, al igual que ocurrió con Puma, en la década de los 90 ambas marcas perdieron su popularidad en detrimento del surgimiento de los grandes americanos, Nike y Reebok. Si bien, aunque siempre han llevado caminos separados, el destino les ha llevado por los mismos derroteros, y al igual que su marca enemiga, Adidas resurgió tras su compra por una empresa alemana, llegando a nuestros días como una de las marcas deportivas más importantes del mundo.