El lunes 6 de enero de 2020 era la fecha marcada en el calendario para dar comienzo al juicio contra Harvey Weinstein. El productor cinematográfico cayó en desgracia hacía ese mismo día 2 años, 3 meses y 1 día, momento en el que veía la luz en The New York Times un artículo que hacía públicas varias acusaciones de acoso, abuso sexual e incluso violación por parte de este sobre diferentes actrices aprovechándose de su poder en la industria. Desde entonces más y más mujeres se han ido sumando a una lista que llegó a pasar el centenar y en la que se encontraban nombres como Angelina Jolie, Salma Hayek o Léa Seydoux; y este escándalo promovió el movimiento mundial del #MeToo.
Pero a pesar de todo esto, Weinstein llegaba a la Corte de Nueva York para enfrentarse solamente a la acusación de dos mujeres. Todas la demás habían desistido a denunciar para que sus casos no se hiciesen públicos y otras muchas llegaron a un acuerdo tentativo valorado en más de 25 millones de dólares. Estos dos casos hacían referencia a un abuso sexual llevado a cabo en 2006 a la ayudante de producción Mimi Haleyi; y a una violación en 2013 a otra mujer cuyo nombre no se ha dado a conocer.
Una posible condena a cadena perpetua
Pero al mismo tiempo que Harvey Weinstein llegaba a Manhattan -empujando su ya característico andador que ahora necesita para poder caminar tras ser operado de la espalda a finales de 2019 tras un accidente de tráfico-, la Fiscalía de Los Ángeles presentó cuatro nuevos cargos contra él por dos agresiones sexuales llevadas a cabo -presuntamente- en 2013. Los hechos denunciados hacen referencia a dos encuentros con dos mujeres distintas en 18 y 19 de febrero en una habitación de un hotel de Los Ángeles. Estos casos habían sido presentados ya tras destaparse el escándalo en septiembre de 2017.
Estos cuatro cargos serían: violación, sexo oral forzado, penetración forzada y retención forzada; unos delitos que sumarían hasta 28 años de prisión. Esta condena se sumaría también a la que podría enfrentarse una vez termine el juicio que ya dio comienzo en Nueva York y que se estima que dure unos dos meses. Allí se le ha acusado también de " conducta depredadora ", un agravante que intenta demostrar una forma de actuar deliberada y continuada en el tiempo a través de las acusaciones que se han hecho públicas hasta ahora y que fechaban desde mediados de 90 y se repetían en su procedimiento como un abuso de poder sobre actrices jóvenes. " Utilizó su poder para acercarse a estas mujeres y luego cometió delitos violentos sobre ellas ", dijo anteriormente Jackey Lacey, fiscal del distrito de Nueva York. De finalmente ser condenado por ello, podría enfrentarse a la cadena perpetua.
Juicio en la sala, protestas en la calle
Y mientras dentro de la Corte de la Gran Manzana daba comienzo el juicio -una primera jornada de apenas hora y media que se reduce a simples trámites procedimentales-, a las puestas de esta se agolpaban y protestaban diferentes mujeres que habían denunciado públicamente haber sido víctimas del productor de cine venido a menos. Entre ellas, dos des las grandes voces del movimiento generado en contra de Weinstein: Rosanna Arquette y Rose McGowan. "Se acabó el tiempo del acoso sexual en el trabajo", gritaba la primera. "Se acabó el culpar a las supervivientes. Se acabó la generalizada cultura del silencio que ha permitido abusadores como Weinstein", decía la segunda. Todas ellas levantaban pancartas en las que se podía leer ' Justice For Survivors ' (Justicia para las supervivientes).