Felicity Huffman y Lori Loughlin se encuentran entre los 50 padres y madres acusados de comprar el acceso de sus hijos a las universidades más elitistas de los Estados Unidos como la de San Diego, California, Texas, Georgetown, Yale o Stanford. Aunque su riqueza les ha permitido tener este privilegio, ante la ley todos somos iguales, por lo que las actrices se han tenido que presentar ante el Tribunal Federal de Boston para declarar.
Según han indicado varios medios, Huffman llegó a pagar más de 13.000 dólares para que se manipulase el SAT, la prueba de acceso a la universidad, de su hija mayor. La actriz de 'Mujeres desesperadas' ha reconocido reconocido ante el juez la gravedad de los cargos y ha presentado voluntariamente su pasaporte, con lo cual no podrá salir del país mientras se investiguen los hechos.
Lori Loughlin y su marido, el diseñador Mossimo Ginanulli, pagaron medio millón de dólares para que sus dos hijas fuesen admitidas en el equipo de remo de la Universidad de California. Es conveniente recalcar que ninguna de las dos había cogido antes un remo. Sin embargo, estos dos casos no son los únicos investigados, ya que se espera que en un plazo de cuatro a seis semanas se impongan cargos a más de cinco personas.
Graves consecuencias
El FBI ha calificado esta operación como "el mayor fraude educativo en la historia de los Estados Unidos". El cerebro de los hechos, Rick Singer, se enfrenta a una pena de 65 años de prisión por manipular las pruebas de admisión y sobornar a funcionarios y entrenadores como Mark Riddell o John Vandemoer, entre otros, así como por camuflar las enorbitadas donaciones de estos ricos y ansiosos padres que hacen lo que sea por que sus hijos reciban la mejor educación.