Tenía que ser Venecia
La autora manifestó que Venecia tenía que ser la elegida porque "era de todas las ciudades donde podía ambientarlo lo que me daba las galerías, me daba los escenarios, las callejuelas, las islas donde ambientar palacios que arden, era una ciudad muy generosa en escenarios". Y si bien García Sáenz de Urturi reconoce que la historia podría haber estado ambientada en el Guggenheim de Nueva York "hubiese tenido una energía diferente y la novela hubiera sido distinta".
La trama tiene que ver con la falsificación de cuadros, con la fascinación u obsesión de Salvador Dalí por el cuadro 'Ángelus' de Millet, ese lienzo que no se vendía porque nadie quería tener la representación de una pareja de campesinos que han enterrado a su bebé. Millet tuvo que pintar un cesto de frutas encima para lograr vender un cuadro que ha terminado colgado en las paredes del Museo de Orsay de París. Dalí tuvo un hermano mayor nacido y fallecido antes que él que se llamaba también Salvador, lo que le provocaba una gran turbación al visitar una lápida que llevaba su nombre. De ahí su obsesión por los mortinatos y de ahí su fascinación por un 'Ángelus' de Millet que reinterpretó en diversas ocasiones. Y esta historia dio a la autora una idea para desarrollar 'El ángel de la ciudad'.
"La vuelta de Kraken tenía que ser esta", señaló la autora en la entrevista, donde recuerda que en esta novela, como en las anteriores, "hay dos escenarios, dos puntos de vista y dos espacios temporales". Un escenario es Venecia, y el otro, Vitoria. Un punto de vista es el de Ítaca Expósito, mientras que el otro es Kraken. Una historia tiene lugar en 1992, mientras que la otra transcurre 30 años después, pero ambas están unidas y lo que ocurrió en el pasado marca un presente que no es fácil para Kraken y que tampoco lo es para quien le rodea.
Eva García Sáenz de Urturi tiene claro quién es su personaje favorito, ese Ángel de la ciudad que da nombre a la novela: "Le cogí mucho cariño por ese afán protector, que es paralelo al que tiene Kraken en Vitoria, y él lo tiene en Venecia. Desde su posición de poder, esa manera tan humilde y tan discreta y de ayudar a los venecianos. Tiene unos valores que no se ven hoy día, una persona con unos valores que es capaz de romper una pareja por ellos pese a que ama a Ítaca. Me parece tan bonito. Me salió un personaje muy seductor". Pero también está el abuelo de Kraken, un personaje muy entrañable porque está inspirado en el propio abuelo de la autora: "Es un personaje al que todo el mundo quiere y adora y siento que no tengo demasiado mérito porque es mi abuelo. Para mí es muy satisfactorio escribir de él porque lo vuelvo a traer en vida y durante el tiempo que estoy escribiendo estas novelas está vivo". Y así, consiguiendo arrancar al final unas risas a Eva García Sáenz de Urturi al tratar de que hiciera una elección entre sus novelas, terminó una entrevista y acabó un viaje, pero no la historia de Kraken, que tiene todavía mucho que contar.