2018 ha sido un año horrible para el matrimonio compuesto por el expresidente de la Generalitat Valencia Eduardo Zaplana y su mujer, Rosa Barceló. En marzo falleció el suegro del expolítico, Miguel Barceló, tras una operación de cadera, y como señala El Mundo, en abril le diagnosticaron leucemia a Rosa Barceló, en mayo ingresaba Zaplana en prisión preventiva por la operación Erial y en los últimos meses su cáncer ha ido empeorando por momentos, obligando al expresidente a estar ingresado en la planta de hematología del La Fe, hospital de Valencia.
Un mes se ha cumplido desde el último ingreso hospitalario de Zaplana, derivado por las complicaciones de la leucemia que padece, tras un rechazo al transplante de médula al que fue sometido en 2015. El expolítico permanece en la planta de hematología, donde no puede recibir visitas, al contrario de lo que los médicos le recomendaron a la jueza, y un par de guardias vigilan constantemente su puerta. Ni siquiera su mujer puede visitarle más de cuarenta y cinco minutos semanales.
" ¿Alguien puede plantearse que en mis condiciones vaya a fugarme de mi país? ", son las palabras que una fuente asegura al citado medio que dijo el propio Zaplana. Con el ánimo por los suelos, aunque un poco recuperado de la fuerte recaída durante la Navidad, Zaplana permanece luchando solo contra el cáncer, día tras día, a la espera de que el caos se resuelva en los Tribunales. Algo que no parece que vaya a suceder pronto, ya que la jueza ha prorrogado un mes más el secreto de sumario del caso.
Rosa Barceló tiene su propia lucha
Desde que en abril de 2018 le fue diagnosticada leucemia a Rosa Barceló su salud ha ido empeorando considerablemente: " Todo esto le está afectando mucho, porque ella también está enferma ", dice la fuente. La mujer de Zaplana apenas sale de casa y tan solo se relaciona con amigos íntimos y familiares, que la visitan con regularidad. " Con lo que tiene encima está esquelética y muy envejecida, aunque saca fuerzas apoyándose en su fe religiosa, como siempre que le ha golpeado la vida", finaliza la fuente. El matrimonio recibe tratamiento en la misma planta del hospital de La Fe, pero una puerta y una barrera de policías nacionales separan a la pareja de poder pelear juntos contra la enfermedad que les está consumiendo.