ENTREVISTA

David Jiménez: "La Justicia no es igual para todos. Tener poder, dinero y contactos hace más impunes a unos"

El periodista publica 'Días salvajes', una novela trepidante que habla de poder, venganza, justicia o falta de ella, y de aquellos años de crisis de la que la sociedad española salió más desigual.

Guillermo Álvarez Corrales 29 Junio 2024 en Bekia

David Jiménez (Barcelona, 1971), ha vivido con intensidad el periodismo. Fue corresponsal de guerra en países como Afganistán o Birmania. Ha entrevistado a todo tipo de personas, desde genocidas de Borneo hasta el Dalai Lama, y ha sido testigo de lo mejor y de lo peor del mundo. Además, ha publicado libros como el polémico 'El Director', 'El lugar más feliz del mundo', o 'El Corresponsal'. Por esta novela concedió en su momento una entrevista a Bekia que puedes recordar en este vídeo

'El Corresponsal' habla de eso, de un corresponsal, un periodista que hacía lo posible para viajar a Birmania y contar lo que estaba allí ocurriendo. Es un campo que él conoce muy bien, y tras tanto periodismo y tantas novelas con periodistas como protagonistas quiso cambiar de tercio y apostar por una historia que nada tiene que ver. Se trata de 'Días Salvajes', novela publicada por Planeta que el autor presentó en 'Ha venido a hablar de su libro', el programa de entrevistas literarias de Bekia.

David Jiménez concedió una entrevista que puedes ver en este vídeo en la que dejó claro que tras tantos años "escribiendo libros de reporterismo, de repente decidí escribir un libro en el que no hubiera ningún periodista, porque me tienen harto, y que tampoco estuviera relacionado con mi pasado como corresponsal. Y esta es una novela que no se parece a nada a lo que haya hecho antes. Es un poco salvaje, como dice el título, tiene mucho de esa España del boom y de la euforia que se vivió en los años 2000 antes de que la crisis acabara con la fiesta", señaló el autor.

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"He metido un thriller en el que el hijo de una familia rica, en una noche de borrachera y drogas, coge el coche, se mete en dirección prohibida yendo a una discoteca y tiene un accidente kamikaze donde mata a una cajera de supermercado que ha madrugado para ir a trabajar. Entonces, dos mundos muy diferentes colisionan, dos familias que vienen de situaciones completamente opuestas, van a ver sus destinos entrelazados", añadió sobre una novela que en palabras del periodista en la que los personajes "tienen mucho de duelo, de amistad, de impunidad y de un deseo muy humano, que es el de la venganza. Cuando nos quitan lo que más queremos, y la justicia no consigue reparar esa pérdida, ¿qué estaríamos dispuestos a hacer por encontrar justicia? Y de eso también va 'Días salvajes'".

La tiranía de la desigualdad

"Por una parte está esa familia poderosa que viene de la banca, que se tiene que plantear, después del error fatal que ha cometido nuestro hijo, qué estamos dispuestos a hacer por salvarle de las consecuencias, que evidentemente deberían ser la cárcel. Ahí es donde entra un juego de poder, de intentar que su hijo, el hijo de la élite, no pague las consecuencias de lo que ha hecho. Pero por otra parte, tienes a una familia que está justo en el lado contrario, que ha perdido a su hija, que no tiene ninguna influencia ni poder, que lo único de lo que confía es en la justicia, y que cuando la justicia les falla, pues también qué estamos dispuestos a hacer por restituir esta injusticia y por honrar a nuestra hija. Las dos familias son llevadas al extremo de la condición humana", explica también David Jiménez.

La novela se sitúa en 2007, justo antes de la gran crisis que afectó a España muy duramente: "Quizá los más jóvenes no recuerdan la locura que fueron aquellos años en los que España iba bien. Los políticos decían que estábamos en la Champions League del mundo mundial. Todo el mundo se compraba casas, se iba de vacaciones, coches, gente que ganaba sueldos modestos conducía BMWs. Y decían, pero ¿cómo te has comprado un BMW? Bueno, pues porque entraban en un banco y les daban créditos para todo. En aquella época tú no tenías que justificar prácticamente nada para que te dieran un crédito en el banco. Y creo que vivimos unos años de euforia desbocada, muy locos, que tuvieron mucha consecuencia. Era el boom absoluto que acabó en el crash más desastroso. Porque eso, cae Lehman Brothers, hay una crisis financiera y todo ese sueño de la España, de la Champions League se viene abajo. Y en ese ambiente situado todo este mundo y estas familias tan diferentes.".

Todo se vino a abajo, pero no afectó a todos por igual: "Los que ya tenían mucho salieron reforzados de aquella crisis. Los bancos que fueron rescatados, la gente de familia con influencia supieron mover las fichas para que no se vieran afectados. Mientras que mucha gente sufrió mucho. Y mucha gente que tenía aspiraciones de salir de la precariedad pues se quedó estancada durante años. Uno de los sectores que más pagó los excesos de mi generación fue la generación joven. Y todavía hoy lo están pagando. Mucho de la precariedad que estamos viviendo hoy en la gente joven, de los problemas de vivienda que estamos viviendo, todas estas cosas vienen y son cicatrices que vienen de aquel boom excesivo y del crash que vino después y de las medidas que se tomaron y de las que no se tomaron para solucionar todos esos excesos. Porque evidentemente creo que la memoria es muy selectiva y muy corta. Y lo que hicimos fue volver a lo de siempre. A la construcción, a que los bancos hicieran lo que quisieran. Todo eso volvió en cuanto se superó la crisis. No aprendimos las lecciones", apunta el autor.

¿Es la Justicia igual para todos? David Jiménez tiene claro que no: "La realidad es que tener poder, tener dinero, tener contactos, hace mucho más impune a unos que a otros. Y en el caso de las familias, por ejemplo, la familia Zavala, que se representa aquí en el libro, tiene un alcance muy grande en el mundo del poder político. Y cuando ellos ven que su hijo está en esas dificultades, y ha provocado dos muertes, y ha dado positivo en alcohol y en drogas hay esa tentación de, bueno, a lo mejor es una lección que debe recibir, y debe pagar esto con la cárcel o con lo que sea, pero ahí entra el instinto de los lazos familiares, de defensa del clan, de defensa del apellido, y se empieza a movilizar en algo que también está en cierto modo inspirado en casos reales, como desde dentro del poder económico y político se empiezan a mover hilos y relaciones que consiguen que alguien que ha hecho algo terrible pueda salir indemne, simplemente porque tiene esos contactos, mientras que si hubiera sido una persona sin ningún contacto, pues las consecuencias habrían sido mucho mayores".

Porque como bien recuerda el autor, "al final nuestro destino es una cuestión de fortuna. El nacer en una familia de privilegio te va a dar una serie de ventajas increíble. Los hijos de familias adineradas encuentran enseguida trabajo en el despacho del amigo del padre, o te relacionas con un entorno elitista donde no existe el paro, y donde te mandan a hacer los másteres más valorados, y donde tienes todas las posibilidades de prosperar". Romper con eso es para Jiménez "una sociedad justa, una sociedad en la que sí, hay gente que tiene más y menos, pero en la carrera de cada uno vamos a partir desde la misma línea, y a ver quién tiene más méritos para llegar al final y prosperar. Creo que la educación y la sanidad y otra serie de cosas nos igualan en esa carrera hacia adelante, pero hay gente que parte con ventaja y gente que parte con desventaja. A mí me gustaría que el punto de salida o digamos que las reglas de juego fueran más justas y más igualitarias. Creo que eso nos haría una sociedad mejor", añadió David Jiménez.

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