Cristina Campos (Barcelona, 1975), ha desarrollado su carrera en el cine, principalmente como directora de reparto. Sin embargo le atraía tanto la escritura que se lanzó con la novela 'Pan de limón con semillas de amapola'. Tal fue el éxito que su libro fue llevado al cine. Una vez digerido todo aquello volvió a sentarse a escribir sin saber si 'Historias de mujeres casadas' vería la luz. Y vaya si lo hizo. La autora presentó la novela al Premio Planeta 2022 y logró ser una de las 9 escritoras invitadas a la cena de la 71 edición del galardón literario mejor dotado del mundo.
Luz Gabás y Cristina Campos, ganadora y finalista del Premio Planeta 2022Esa noche no ganó, la victoria fue para Luz Gabás por 'Lejos de Luisiana', pero su novela logró ser finalista y llevarse no solo los 200.100 euros que recibe el que obtiene la segunda posición desde que se aumentaron las cantidades en la 70 edición, sino que su libro sea publicado. La tímida Cristina Campos, rasgo de su personalidad del que habló en su discurso como finalista, se maneja mejor escribiendo que hablando, pero en las entrevistas, en las distancias cortas, es una mujer, que además de amable y simpática, es generosa en sus respuestas. Con ella hablamos sobre 'Historias de mujeres casadas', del Planeta, de infidelidades, del abuso de la episiotomía en los partos en España o incluso de gestación subrogada, un tema que se toca muy brevemente en el libro.
Bekia: ¿Cómo surgió 'Historias de mujeres casadas'?
Cristina Campos : Surge cuando una amiga mía me dice que no está orgullosa de ser infiel a su marido y que se está enamorando de su amante. Y a partir de ahí cogí esa y otras historias de amigas. Quise contar cuando estás casada con un tipo maravilloso, inteligente, tienes una familia, te has montado una estructura familiar muy sólida e inesperadamente se te cruza un hombre que te hace replantearte toda tu vida.
B: ¿Estas amigas de las que has tomado prestadas sus historias te han dicho algo así como 'cuidado con lo que cuentas'?
C.C. : No porque cambio todo... nombres, profesiones, situaciones, nada tiene que ver. Luz Gabás tiene que encerrarse y buscar bibliografía y yo tengo que hablar de la verdad. Para mí escribir es contar la verdad. Por supuesto que puedes leer manuales de infidelidad, pero sí quería reflejar lo que ocurre. Las que me confesaron sus infidelidades no me hablaban desde la euforia, sino al contrario, más tipo 'me estoy metiendo en un lío'. Eran muy conscientes del lío en el que se metían.
Cristina Campos en la presentación de su novela 'Historias de mujeres casadas', finalista del Premio Planeta 2022B: Dices que las mujeres hablan de sus infidelidades de una manera y los hombres de otra. ¿Por qué esa diferencia?
C.C. : Por esa incapacidad de la mujer que retrato de separar el sexo del amor. Creo que los hombres son capaces de separar el sexo del sentimiento.
B: ¿Es una cuestión de educación o cultural?
C.C. : Ojalá. Está por ver porque los hombres y las mujeres de tu generación, que sois más jóvenes, que habéis tenido otra libertad... La gente más joven habla de relaciones abiertas, del poliamor, de tener relaciones con mujeres o con hombres indistintamente, de enamorarse del ser humano y no del sexo... Todo esto para las mujeres de mi generación, para las mujeres de más de 40... Venimos de la herencia de nuestros padres, como matrimonios de conservadores, y estamos entre nuestros hijos, yo tengo una hija de 22 años, y hay ese choque, ahí estamos nosotras...
B: ¿Has compartido experiencias con tu hija y ella las ha compartido contigo?
C.C. : Claro. Y ella por ejemplo entiende lo que es una infidelidad e incluso la aceptaría. En mi generación, que un novio tuyo te fuera infiel era algo para morirse... Y cómo habla mi hija, con esa naturalidad, de enamorarse de los seres humanos y no de una mujer o de un hombre, o del poliamor... Todo esto me encanta. Está por ver si luego es tan fácil llevar una historia de poliamor, pero a mí me parece maravilloso, pero mi generación no está preparada.
Cristina Campos y Luz Gabás en la presentación de sus novelasB: Has cogido historias de amigas para tu novela, pero... ¿qué tiene de ti 'Historias de mujeres casadas'?
C.C. : Todo y nada. Mi alter ego, Gabriela, siente como yo siento. Me he podido visualizar en esa situación de enamorarme de un tío inteligente y pensar que sería desgarrador pensar en romper mi familia. Ojalá las mujeres supiéramos separar el sexo del sentimiento y poder vivir otras historias que no fueran con nuestros maridos.
B: Es una novela de amor, de infelidad, de amistad, pero también de cosas de las que no se habla tanto como la episiotomía cuando se da a luz
C.C. : No se habla ni de la episiotomía, ni de la endometriosis, ni de las correas para parir. No se habla de esa intimidad femenina. Después de parir lo pasas fatal. Los puntos, los pezones se te irritan... La maternidad es preciosa, pero dura también... las horas sin dormir. Yo quería retratar la mujer contemporánea, de las mujeres que trabajan. La novela habla también de esa baja de maternidad de 4 meses comparada con la baja de maternidad de un año que tienen en países como Finlandia o Islanda. Me parecía un tema del que se habla poco.
B: Entiendo que en la novela querías denunciar el abuso de la episiotomía
C.C. : Sí. Tenemos un porcentaje de episiotomías en España (en 2019 fue del 26 por ciento) mayor que en Alemania. ¿Por qué? Porque aquí tienen prisa... Esto no puede ser. Te están cortando la vagina.
B: En 'Historias de mujeres casadas' mencionas el tema de la gestación subrogada mediante una mujer que se ofrecería para gestar al bebé de su amiga. ¿Por qué lo introdujiste en la novela?
C.C. : Tengo dos amigos que han sido padres por gestación subrogada. Uno de ellos, que es gay, ha tenido un hijo con una mujer americana. Yo lo encuentro muy bien, no veo el problema. Habría que hablar con la mujer, eso sí. Sé que mi amigo está profundamente feliz con su hijo y que tiene una relación con la mujer que gestó a su hijo. En Estados Unidos el óvulo no es de la mujer que pare. A mí me parece un acto de generosidad hermoso. Que se paga, bueno, lo puedo entender. Yo no lo veo mal.
Cristina Campos, finalista del Premio Planeta 2022B: Tu padre, Luis Carlos Campos, fue finalista del Premio Planeta, pero de los 8 a los que no se conoce
C.C. : Fue hace 40 años. Me da mucha pena.
B: Siempre me he preguntado qué pasa con esos autores
C.C. : Y yo... Además yo soy del cine, entonces cuando nos nominan nuestras películas ya se han estrenado, tenemos un reconocimiento, es un juego que cada uno o cada otro. Además en los Goya te llevas un cabezón, aquí te llevas un premio bastante generoso económicamente. Me da pena cuando mi padre me dice: 'Yo estuve en esa cena'.
B: ¿Logró publicar esa novela?
C.C. : Sí, y terminó publicándolo con Planeta, pero nadie se acuerda de él en la editorial.
