Bekia: Recientemente publicó 'Los pecados de Marisa Salas', ¿cómo describiría la novela?
A mí me ha atraído mucho escribir sobre esto porque a lo largo de mi vida de escritora me he dado cuenta de que no hay un mundo donde se concentre todo lo que pasa en otros mundos. Todas las ansias de éxito, el fracaso, las envidias, los celos, el odio, la competencia que llega a ser feroz o la necesidad de visibilidad de los escritores para poder vender sus novela.
Es un mundo con una gran dosis de intriga. Por eso, esta novela sin ser una novela policiaca, en el fondo es una novela que está dominada por la intriga, por la necesidad de ciertos personajes de descubrir algo. También es una novela de catarsis porque hay un momento en el que la protagonista, Marisa Salas, se encuentra en una situación crítica de su vida que le va a revolucionar todo su mundo. Por eso, yo diría que sin ser un thriller es un thriller.
B.:Marisa Salas siempre quiso dedicarse a la escritura. En su caso, ¿tenía claro que quería dedicarse al mundo literario?
B.: Hay una escena al principio en la que el librero hace una comparativa de una novela nueva de Carolina Cox con una antigua, ¿los escritores están constantemente sujetos a que se comente qué novela es mejor que otra?
C.S.: Los escritores estamos sujetos a todo tipo de críticas, a veces sin una piedad. Estamos sujetos a todo y lo más increíble es que parece que no nos afecta. La gente no lo hace para herir, simplemente da la impresión de que no nos afecta, de que estamos por encima de eso, que vivimos en otra realidad paralela y estamos confundidos, nos afecta todo muchísimo.
B.: Por mucho que lo intente, es inevitable que no le afecte, ¿no?
C.S.: Es inevitable. A la mayoría de los escritores que yo conozco y con los que me he desarrollado, nos afecta porque nuestro material de trabajo son los sentimientos y las emociones. Contemos lo que contemos es para contar un sentimiento. Se puede contar toda una historia de no sé cuantísimas páginas para hablar de la soledad o de la tristeza. Es nuestro material de trabajo.
Hay otra gente que no le da por escribir, quizás porque no tienen tanta emoción dentro que les reconcoma. Entonces, somos unas criaturas que somos casi las más susceptibles de que algo nos hiera, lo que pasa que adelante, pero estamos a manos de todo el mundo. Los escritores dependemos de muchísima gente. Si quieres que algo se lea dependes de todos el mundo, entonces no estamos por encima de nada, todo nos duele mucho. Hombre hay gente más dura, pero es algo inevitable.
B.: "La literatura necesita sangre fresca", ¿qué opina de esta frase que aparece en la novela?
C.S.: Ahí se ve un cambio. Lo que me hace gracia, lo paradójico de lo que ocurre en esa librería es que el librero le está diciendo que ya decae el éxito de Carolina Cox porque necesita sangre fresca y precisamente la sangre fresca la representa una novela que se escribió 30 años antes. Por eso, nunca se sabe que es lo que está pasando y lo mágico y lo bonito del mundo literario es que por ejemplo un libro que está escrito es un libro que puede volver a renacer en cualquier momento. Suceden verdaderos milagros.
A mí misma me ha pasado con algún libro que no tuvo un recorrido muy bueno cuando salió y en otro momento convertirse en un bombazo en otro país, a lo mejor 10 años después. Dices 'que rabia haber sufrido tanto por esto, si llego a saber lo que iba a pasar no me habría angustiado'. Pero sí que te angustia porque hay mucha gente involucrada. En la publicación de un libro hay mucha gente que trabaja en ello. El editor, el corrector, la impresión, distribuidores, hay muy¡cha gente trabajando para ello y lo que se quiere es que salga bien. Entonces, cuando no sale bien sufres indudablemente.
B.: Mencionaba al equipo de un escritor y, en concreto, le quería preguntar por Teresa, la asistente editorial de Luis. ¿Por qué es tan importante contar con un asistente editorial? ¿Qué papel desempeña en la vida de un escritor?
C.S.: A mí es una figura que me encanta porque siempre vamos acompañados por ellas. Se involucran tanto, sufren tanto para las entrevistas, para que salga bien, me parecen personas muy muy muy valiosas. Este personaje salió espontáneamente a la novela. De repente, yo vi a Luis y vi a esta chica que iba con él, que lo empuja, que le quita de en medio los obstáculos, en fin, todo lo que hace por ti un editor. Luego es la persona más visible, pero es la persona de comunicación la que va sufriendo segundo a segundo de lo que te está pasando. Si sales mal de una entrevista ella es la que está ahí.
B.: Efectivamente, ese sufrimiento también lo vive su entorno. ¿Cómo afecta un fracaso literario a familiares y amigos?
C.S.: Sobre todo la familia, acaban de nosotros hasta las narices porque un escritor es muy pesado. Por lo menos los escritores como yo, no pudo hablar en nombre de todos. Somos gente que estamos escribiendo, que nos entran inseguridades. Ese es el proceso, luego cuando les das algo para leer y les estás mirando la cara fijamente, a ver qué cara ponen, te dicen: 'Bueno, vete un ratito, que no puedo ni leer'.
Nos movemos en el terreno de la incertidumbre total. Entonces, eso hay escritores que lo expresan más, como yo que soy una pesada, o escritores que lo expresan menos, que la familia les debe de aplaudir en ese caso. Depende de cómo lo expresemos, pero es la incertidumbre total. Incluso en el caso de los superventas, que parece que ya está todo hecho, todo el mundo siente esto cuando publica algo.
B.: Continuando por eso que acaba de decir. Muchas veces nos centramos en el fracaso, pero ¿cómo se vive a nivel psicológico lograr el éxito con una novela?
C.S.: Yo he estado en los dos puntos. En sentir que una novela tendría que haber ido mejor y en la otra esfera, de que una novela ha tenido muchísimo éxito, sobre todo fuera de España. Tuve una novela que fue abrumadora y luego ha seguido. Si no te pasa en tu primera novela y no estás acostumbrado a esto, cuando llega ese éxito es como si fuera otra persona a la que le está pasando. Ese éxito es muy peligroso, porque si te llega muy pronto, te acostumbras a él y demás, es como un veneno. Ya te dedicas a mantenerlo y eso va en detrimento de la literatura.
Es como estos cantantes que tienen mucho éxito con una canción y luego le piden que todas las canciones sean parecidas. Es pedirle peras al olmo. Es igual y puedes esclavizarte. Darte mucho miedo de que si haces otra cosa, ya no vayas a tener ese éxito tan tremendo. Creo que en literatura el éxito excesivo, si eres realmente un escritor que tiene cosas que decir, es muy peligroso porque te coarta para seguir dando. Yo pienso que hay que tener un éxito relativo, con algunas obras más, con otras menos, pero no tener que estar manteniendo ese éxito porque entonces no te dedicas a escribir, te dedicas a mantenerlo.
B.: Cambiando un poco de tema. En el libro, la madre de Luis se queda dormida leyendo una novela. ¿Le ha pasado alguna vez? ¿Recuerda con qué libro?
C.S.: Mucho, incluso con algún libro que me guste, depende del momento en el que me pille. La madre de Luis se queda dormida porque le aburre mucho, porque no encuentra nada. Es un personaje que a mí me gusta mucho porque realmente tiene criterio literario y admira mucho la literatura de Marisa. Yo hay novelas que no he pasado de la segunda página porque para mí es muy importante la voz del escritor, cómo está dicho. Me importa muchísimo más que si tiene una historia. Por eso, a veces hay novelas de género muy buenas, pero las hay que se dedican a mantener el género y no hay una voz, una personalidad. Me gustan las novelas en que lo que ese escritor dice lo que ningún escritor puede decir de la misma manera, que sean muy singulares.
Sin embargo, hay novelas que son intercambiables por otras. Te las puedes leer, pero luego no dices: 'he accedido a un alma'. Estás leyendo eso como podrías leerte un catálogo del Carrefour. Pero hay novelas maravillosas dentro de la literatura, que accedes a otro pensamiento, a otra conciencia. Con esas no me duermo, pero no hay que desechar nada, yo leo de todo. Yo soy lectora de novela policiaca, pero no de cualquiera y a veces lo que pasa es que ves que en esas páginas no hay nada de nada. De todas formas, yo siempre concedo una oportunidad porque quizá, más adelante hay algo más pero bueno, al principio ya notas por dónde van las cosas.
B.: Recientemente ha pasado a ocupar la silla X de la Real Academia Española. ¿Cómo se siente?
C.S.: Me siento muy bien. Son de estas cosas de la vida que te ocurren, que son fantásticas. Como escritora me parece un privilegio y una oportunidad entrar en la Academia y ver por dentro todo ese engranaje de palabras, esa máquina de las palabras. También como filóloga porque yo estudiaba académicos que ahora están ahí, que son mis compañeros. Me parece una suerte, algo increíble y nunca me lo había imaginado. Ha sido una sorpresa larga porque no entras de la noche a la mañana en la Academia. Lleva un tiempo, pero sí que ha sido una sorpresa muy gratificante. Además, fui propuesta por tres mujeres, que me habría dado igual ser propuesta por tres hombres, pero bueno, fueron tres académicas. Me parece fantástico esa oportunidad de tener un sitio donde una vez a la semana vamos a poder hablar de cosas importantes.
B.: Para acabar la entrevista, en el discurso dice que la literatura sirve para mitigar el paso del tiempo. ¿Qué relación tienen el tiempo y la literatura?
C.S.: Muchísima, en todos los aspectos. Aquí yo recogía uno de los aspectos que es más que nada poner ciencia en la literatura. En el sentido de que la literatura es una máquina del tiempo porque nos permite algo que no nos permite nada más y es ir hacia atrás, hacia adelante y hacia dentro de nuestra conciencia. No tenemos otra máquina, más que la literatura o la ficción en general, pero esto ha sido una preocupación desde los principios de la humanidad. El tiempo como el motor que nos impulsa solamente hacia delante y nosotros inventamos la literatura, para poder ir atrás. La literatura ha intuido muchísimos avances científicos que se han dado después o ha estado siempre muy relacionada con la ciencia. Lo que yo venía a decir es que no son dos cosas separadas, sino que están muy unidas. Bien porque la literatura intuyera avances científicos que han ocurrido después, o bien, porque la ciencia estuviera presente dentro de la literatura.