No, Carmen Mola no era quienes todos pensábamos. Detrás de este pseudónimo se encontraban los guionistas Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero, que dieron la cara cuando se anunció la obtención del Premio Planeta 2021 para Carmen Mola por 'La Bestia'.
Quien esto escribe fue testigo de lo que ocurrió en aquella gala en Barcelona, y casi dos años después se reunió con los autores muy lejos de las fronteras españolas. Fue en otra ciudad, en otro país y en otro continente, en el mejor lugar posible teniendo en cuenta el escenario en el que se ambienta su novela 'El Infierno', publicada el 4 de octubre de 2023 por Editorial Planeta.
Se trata de La Habana, capital de esa Cuba decadente que sigue conservando parte de aquel esplendor colonial del siglo XIX, pero que para bien en unos casos, y para mal en otros, poco tiene ya que ver con esos años de lujo y esplendor para unos pocos, pero de muerte, miseria y esclavitud para la mayoría de los habitantes de un territorio llamado en su momento La Perla del Caribe.
Paseando por La Habana Vieja te encuentras edificios llenos de encanto. Algunos están en muy mal estado y otros no, pero todos reflejan que hubo mucha riqueza entre aquellas calles. Eso hace plantearse que probablemente esos ricos palacios de la sacarocracia, la aristocracia que se enriqueció con el azúcar, fueron financiados, al menos en algunos casos, gracias a la esclavitud, esa lacra que casi llegó al siglo XX en Cuba.
En la capital cubana se sitúa buena parte de 'El Infierno', novela que Carmen Mola arranca en Madrid en un revolucionario 1866. La Sublevación del cuartel de San Gil, conocida como la Sargentada, pilló desprevenida a Leonor, una corista que soñaba con triunfar en el mundo del espectáculo y que no tenía en mente participar en revolución alguna.
Esa noche conoce a Mauro, un joven médico, o medio médico, como diría Leonor, un revolucionario que luchaba para hacer caer a Isabel II. Su vida cambia para siempre al verse envueltos en un asesinato. Para escapar de un destino atroz, ambos recalan en Cuba en condiciones y situaciones muy diferentes. Mientras ella conoce el lujo habanero, él acaba esclavizado en un ingenio cubano, una plantación propiedad de uno de esos peces gordos con los que se relacionaba Leonor en La Habana. Los dos conocen el infierno de la esclavitud desde prismas distintos en esa Cuba todavía bajo dominación española. Al tiempo se desata otra pesadilla con la aparición de un sanguinario asesino al que deberán detener... si es que pueden.
Para saberlo todo sobre esta novela, recorrimos los escenarios de 'El Infierno' en La Habana junto a Carmen Mola, incluyendo una visita a la Finca Vistahermosa para descubrir una plantación azucarera que afortunadamente ya en nada se parece al cruel lugar en el que acabó Mauro. Además, los autores concedieron una entrevista que puedes ver en este vídeo y que tuvo lugar en los jardines del Hotel Nacional de Cuba. Con vistas al mar, pavos reales y otras aves deambulando por la zona y con la amenaza de una tormenta tropical que afortunadamente descargó cuando la entrevista había terminado, tuvo lugar este 'Ha venido a hablar de su libro' especial desde Cuba.
Los Mola tienen muy estudiado cómo comportarse en las entrevistas, así que se van turnando para contestar. Agustín Martínez, que fue el primero, recordó que "La Habana de finales del siglo XIX era una ciudad esplendorosa y mucho más rica que Madrid, pero debajo de esa pátina de lujo que había en La Habana esconde el infierno de la esclavitud al que nuestros personajes se van a acercar y donde además se están produciendo unos crímenes terroríficos en la ciudad y que ellos van a intentar resolver para salir con vida de la isla".
Antonio Mercero tomó el testigo para expresar que querían "seguir con el formato de 'La Bestia', que es un thriller histórico que transcurría en el siglo XIX, en 1834. Nos apetecía seguir explorando este siglo XIX tan convulso, tan lleno de historias en España ". Y por supuesto tan sangriento, cosecha de la casa y que se vuelve a mostrar en 'El Infierno' con unos asesinatos atroces.
No hay palabra mejor que atroz para describir los crímenes novelescos cometidos por ese inquietante personaje, ese demonio que flota en todo el libro, pero más inhumana fue todavía la esclavitud, de la que 'El Infierno' da buena cuenta: "Teníamos La Habana, la esclavitud, que es otro tema del que no se ha hablado en nuestro país lo suficiente y queríamos ponerlo sobre la mesa. España fue el último país de Europa en abolir la esclavitud", recuerda Mercero. Porque la esclavitud había pasado a la historia en la España peninsular, pero no en las colonias. En concreto, en Cuba se mantuvo hasta 1886.
Los colonos asalariados que terminaron esclavizados
La mayor parte de los esclavos llegaron desde África, pero luego estuvieron los llamados colonos asalariados. "Fueron sobre todo chinos que llevaron cuando empezó a construirse el ferrocarril o el canal de Panamá. Llegaban y una vez allí decían, debéis el viaje y la estancia. Recibían un sueldo, pero ese sueldo les impedía obtener la libertad y vivían atados a ese contrato durante mucho tiempo. Esto pasó también con gente de España, de Galicia y Asturias, y enseguida hubo un gran escándalo y se les puso en libertad. Muchos se quedaron en Cuba y otros no triunfarían", manifestó Jorge Díaz sobre este episodio real y no tan conocido.
Al pensar en españoles, sobre todo gallegos y asturianos, que emigraron a Cuba, vienen a la imagen los indianos, esos que hicieron fortuna en la isla y regresaron a su tierra, donde construyeron esas imponentes casas coloridas con palmeras en el jardín. Pero no siempre era así: "En nuestra novela hablamos de gallegos, asturianos que eran de aldea, que vivían en la miseria y la única posibilidad de futuro que se les ocurría era montarse en un barco e irse a Cuba a trabajar en lo que fuera. Llegaban a Cuba, que era un sitio ideal en su cabeza, y se descubrían convertidos en esclavos, porque aparte de este dinero que tenían que pagar, ellos seguían la rutina de los esclavos. Vivían en barracones, en los momentos de mayor trabajo en la caña de azúcar estamos hablando de 18-20 horas de trabajo al día. Dormían 4 horas. Era la realidad que vivían", comentó Agustín Martínez.
Al leer la novela y escuchar a Carmen Mola resulta inevitable establecer una comparación entre aquellos que emigraban huyendo de la miseria y esperaban un paraíso que no era tal, o ni siquiera llegaban a tierra, y los emigrantes del siglo XXI que se suben a una patera en las costas de África, cayendo en las garras de las mafias y arriesgando su vida. Además, al llegar a Europa, ese paraíso prometido no es tal: "En el presente algo así sucede, las redes de inmigración ilegal que llevan a gente a países occidentales, que en su cabeza son países maravillosos en los que van a prosperar y a tener todo lo que no tienen en su país de origen, y se encuentran trabajando no en ese extremo de condiciones de esclavitud, pero sí en condiciones muy duras".
No podía terminar un encuentro con Carmen Mola sin preguntar por cómo escriben entre los tres, o mejor dicho... ¿de quién fue la idea? Ellos, tan diplomáticos, y simpáticos, eso también, señalaron que las ideas son de los tres. Teniendo en cuenta que Antonio Mercero es el romántico, Agustín Martínez el cruel y Jorge Díaz el histórico, leyendo la novela es evidente que han formado el equipo perfecto.