No sabía que era una fiesta
"Salí al jardín para agradecer a los trabajadores su labor en aquellos duros meses y volví a mi despacho veinticinco minutos después", reconocía Johnson después de pedir calma hasta la resolución de la investigación sobre las fiestas ilegales realizadas durante el confinamiento de 2020. El Primer Ministro británico asegura también que entiende el rechazo de la gente a su presencia en aquella fiesta y a la gestión que hizo de la situación, por lo que se ha visto obligado a pedir disculpas.
"Ahora entiendo que debí ordenar a todos que volvieran a sus casas y buscar otra forma de darles las gracias sin ponernos en peligro", aseguraba. La justificación de Boris Johnson para asistir a aquella reunión es que siempre pensó que se trataba de un tema de trabajo, un supuesto que sí estaba permitido por las severas restricciones de aquel momento, algo que la oposición no cree: "La excusa de que no sabía que era una fiesta es tan ridícula que resulta ofensiva para los ciudadanos. ¿Cuándo va a hacer algo realmente decente como dimitir?", respondía el líder de la oposición laboralista, Keir Starmer.
Antes de estas declaraciones, el Primer Ministro británico aseguró en varias ocasiones que aquella reunión cumplía con las normas y restricciones impuestas por el Gobierno del Reino Unido para hacer frente a la pandemia, pero la declaración de varios testigos que aseguran haber visto a Johnson y su actual esposa en la fiesta han precipitado esta comparecencia. Una encuesta realizada recientemente por YouGov revela que el 56% de los británicos querría la dimisión de Johnson, que cada vez tiene menos apoyos dentro de su propio partido.